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El 70% de las víctimas de la explotación sexual están legales en España

A pesar de que muchas son extranjeras, la mayoría de las mujeres víctimas de la trata con fines de explotación sexual, siete de cada diez, están en situación regular en España. Así lo confirmó ayer la asesora del secretario de Estado de Seguridad, María del Puy Zatón, durante unas jornadas organizadas ayer en Vitoria por la Dirección de Atención a las Víctimas de la Violencia de Género del Gobierno vasco.

A pesar de que la trata se vincula habitualmente a la inmigración ilegal, "este fenómeno puede ser interno", añadió ayer la responsable de esta dirección, Mariola Serrano. Este es uno de los estereotipos que se están resquebrajando con los pocos datos que se han recopilado en España de este fenómeno que hasta ahora ha estado oculto para la mayoría de los ciudadanos.

Las cifras son reducidas -en 2011 la Ertzaintza ha detenido a cinco personas y ha imputado a dos por delitos vinculados a la prostitución-, pero todos los expertos coincidieron en que la realidad es mayor, ya que muchas mujeres no denuncian a las mafias que las obligan a prostituirse por miedo a las represalias. Las mujeres sometidas a este abuso sufren de una gran dependencia hacia las redes que les obligan a ejercer la prostitución, explicó un representante de la Ertzaintza. Latinoamericanas, mujeres de países del Este como Rumanía o Bulgaria y africanas son las víctimas más habituales.

"Que la víctima se sienta víctima es lo más difícil", añadió un mando de la Policía Nacional, señalando que, una vez que son identificadas, muchas no denuncian porque creen que es justa la situación a la que están sometidas.

En el piso de al lado

Euskadi ha estrenado a principios de año un protocolo de actuación para atender a estas mujeres, que identifica el itinerario que deben seguir para ser protegidas adecuadamente. De hecho, el centro que se ha estrenado expresamente, a raíz de las actuaciones del Gobierno vasco en torno a esta realidad, acoge actualmente a tres mujeres que han sido obligadas a prostituirse. El fenómeno es "difícilmente cuantificable", aseguraba ayer Serrano, que pidió a la sociedad vasca que abra los ojos porque "es una situación que puede estar en el piso de al lado".

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