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Crónica:LA CRÓNICA | OPINIÓN
Crónica
Texto informativo con interpretación

Aznar reclama protagonismo

Soledad Gallego-Díaz

La aparición del nuevo libro de José María Aznar Cartas a un joven español ha sido interpretada en el Partido Popular como una declaración pública e inequívoca de que si Mariano Rajoy pierde las elecciones del 9 de marzo próximo, el ex presidente del Gobierno exigirá dirigir la salida de la crisis. "Aznar no se quedará al margen. Cada vez está más claro que ejercerá su influencia y que ha reclamado nuevamente mando en plaza", asegura un importante dirigente popular del entorno de Rajoy.

No se trata, mantiene, de que Aznar quiera volver a la política activa, con funciones orgánicas. "El ex presidente está muy satisfecho con sus actividades privadas. Lo que pasa es que ha hecho saber que, llegado el momento, exigirá participar directamente en cualquier proceso de sucesión. Él no habla tanto de personas concretas como de las ideas que tendrán que defender y que deberán seguir formando parte de la esencia del PP", aclara. "Pase lo que pase, pero sobre todo si el resultado es malo, no consentirá un proceso de sucesión interna basado en un cambio de estrategia demasiado radical. Su idea parece ser que el eventual sucesor o sucesora de Rajoy pacte con él los elementos básicos de su política". ¿Desempeña algún papel en esta estrategia Ana Botella, concejal del Ayuntamiento de Madrid y próxima tanto al alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, como a la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, los dos eternos aspirantes al cargo? "Ana Botella se deja querer por unos y por otros, pero no se ha decantado públicamente por nadie", asegura el mismo dirigente popular.

Si Rajoy pierde las elecciones, el ex presidente del Gobierno puede intervenir en el proceso de sucesión
La negativa de Rajoy a adelantar o sugerir su equipo económico intriga a los responsables del PP

De momento, la principal preocupación de Mariano Rajoy no es ésa, sino cómo acallar el malestar interno que provoca, cada día más, su negativa a presentar públicamente un equipo de cuatro o cinco personas que aparezcan como su posible "núcleo de gobierno" y que, sobre todo, dé más solidez a su proyecto y a su propio liderazgo. Muchos dirigentes populares, regionales y nacionales, creen que ya ha pasado demasiado tiempo sin que Rajoy se decida a dar ese paso. "No hay nada de nada", admite un dirigente autonómico, para quien el presidente del PP se está superando en su "galleguismo". "Y ya no queda casi tiempo, ya estamos, por así decirlo, en enero".

Algunos de sus asesores creen que Rajoy debería "ampliar su capital humano" y tratar de incorporar a su equipo a algunas personas relevantes, procedentes del mundo jurídico y económico. Este fin de semana, el presidente del PP convocó a un amplio grupo de dirigentes populares en un hotel de Barcelona para hablar de aspectos concretos del programa electoral. "Una vez más, estamos los de siempre, portavoces, portavoces adjuntos, senadores, dirigentes locales... Ya nos conocemos todos. Hacen falta nuevas caras, gente que aporte claramente su propia experiencia profesional y una cierta imagen pública. Y hace falta rápidamente", comenta uno de los asistentes.

Como siempre, la mayor preocupación, admitida ya sin tapujos, es la debilidad del área económica. La negativa de Rajoy a adelantar o sugerir nombres intriga cada vez más a los dirigentes populares.

En el otro lado del mundo político, en el Gobierno y en el PSOE, la preocupación parece, hoy por hoy, muy distinta. La mayoría de sus dirigentes muestran una razonable confianza en ganar las próximas elecciones: nadie cree que los mensajes de empate virtual sean realmente ciertos, y muchos incluso creen que ese mensaje de igualdad electoral beneficia al PP, porque da esperanzas y moviliza a sus seguidores. Lo que parece inquietar más a los socialistas no es la victoria en sí, sino el alcance de esa victoria.

Pocos niegan que la próxima legislatura será muy complicada, con la puesta en marcha real de los nuevos estatutos de autonomía y con la obligación de revitalizar algunas de las instituciones más importantes del país, como el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial, actualmente paralizadas y desprestigiadas.

La idea de tener que formar un Gobierno en minoría, apoyado una vez más por los nacionalistas, se les hace a algunos bastante cuesta arriba. "Otra legislatura peleando todo el rato en el campo de los asuntos territoriales puede ser completamente agotadora", reconoce, con cierta resignación, un importante dirigente regional, que se reconoce poco partidario de plantearse nuevos "acelerones" de la vida autonómica. Para él, fuera del mejor escenario posible, es decir, 176 escaños o más, la mejor alternativa sería disminuir al menos la dependencia actual de ERC y de otros grupos nacionalistas (los socialistas obtuvieron en las pasadas elecciones generales 164 escaños, es decir, 12 menos de los necesarios para ser absolutamente independientes). Desde su punto de vista, el PSOE "sería feliz" sin depender para nada de ERC a partir de marzo de 2008. "Basta con ver la intervención de su portavoz Joan Tardá en el pleno del miércoles sobre los desastres del AVE en Barcelona. Fue tan duro que el presidente del Gobierno tuvo que recordarle con discreción, pero también con un cierto cansancio, que su partido forma coalición con el PSC en la Generalitat de Cataluña. Cuatro años más así, con un permanente tira y afloja nacionalista, serían una verdadera pena".

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