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AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA
Columna
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La cara oculta de Pinochet: ultraliberal

Pinochet combinó una férrea dictadura política con el ultraliberalismo económico, demostrando una vez más que la democracia y la economía de mercado no siempre van de la mano

Joaquín Estefanía

LA CASUALIDAD ha querido que murieran con escasas semanas de diferencia el gran economista Milton Friedman y el dictador Pinochet. Nada tienen que ver el uno con el otro. El primero, un gran científico social, padre del monetarismo, y el último, un miserable sin aportación alguna al mundo del pensamiento. Sin embargo, hay un momento en que sus biografías se unen, a partir del golpe de Estado en Chile. Ello será el gran punto ciego en la historia del primero.

El régimen pinochetista se caracterizó por una férrea dictadura en lo político y una línea ultraliberal en lo económico. Lo que los representantes de esta última -los llamados Chicago boys- no pudieron experimentar con todo vigor en los países democráticos (por la resistencia de los ciudadanos, a través de los partidos políticos y de los sindicatos) lo ensayaron con éxito con Pinochet. El golpe de Estado en Chile fue en 1973. Tras un primer año y medio en el que la economía también fue gobernada por los militares, a continuación entraron a administrarla los Chicago boys: los Büchi, Sergio de Castro, Sergio de la Cuadra, Piñera, Bardón, Lüders... La historia es la siguiente: a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, la Universidad Católica de Chile firmó un convenio con la Escuela de Chicago, cuyo padre intelectual ha sido Milton Friedman; un grupo de chilenos fue a estudiar allí. Fue la primera generación de Chi-cago boys chilenos; luego volvieron y enseñaron el monetarismo en la Católica, que devino en un reducto suyo. Con la Unidad Popular, algunos de los Chicago abandonaron el país y otros continuaron enseñando.

Estos últimos, convencidos de que Salvador Allende duraría poco, elaboraron un modelo económico para Chile, que Pinochet les compró después de bombardear el palacio de La Moneda. Unas versiones indican que los Chicago boys se ofrecieron a los militares; otras, que los golpistas los llamaron. Eso pertenece a la letra pequeña de la historia. Lo importante es que fueron el principal factor de legitimación del régimen y que demostraron, una vez más, que democracia y economía de mercado no son sinónimos.

Milton Friedman acudió dos veces a Chile y se entrevistó con el general. Las hemerotecas son testigo de la foto de los dos en la primera página de los periódicos. Su libro Libertad de elegir (firmado a medias con su esposa, Rose) fue un best-seller en ese país. Tras la primera visita declaró al semanario Newsweek: "A pesar de mi profundo desacuerdo con el sistema político autoritario de Chile, no veo que sea malo prestar asesoramiento técnico económico al Gobierno chileno". Unos años más tarde volvió a Santiago para reunir allí a la sociedad Mont Pelerin, en la que están buena parte de los economistas que representan el neoliberalismo en el mundo. La Mont Pelerin fue creada en 1947 por otro premio Nobel de Economía, Von Hayek. Mientras vivió Franco, Hayek se negó a que la sociedad viniese a España, para evitar legitimar a una dictadura fascista. Sólo cuando murió el anterior jefe de Estado, el viejo Hayek llegó a Madrid. Esa conducta no fue la misma en el caso de Chile y Pinochet.

La líder del neoliberalismo económico y madre de la revolución conversadora, lady Thatcher, sorprendió a los conservadores británicos en el año 1998, con motivo de su congreso anual, cuando defendió a Pinochet -preso en Londres por orden del juez Garzón- atribuyendo sus pesadillas judiciales de entonces a "una venganza de la izquierda internacional por la derrota del comunismo, por el hecho de que Pinochet salvara a Chile y salvara a Latinoamérica". Luego acudió a tomar té con él. Eso sí que fue fatal arrogancia. La hemeroteca del principal periódico chileno, El Mercurio, contiene la fantástica historia con la que Pinochet cuenta su conversión a la religión liberal... en economía: "Éste es un viaje sin retorno del modelo económico... agradezco al destino la oportunidad que me dio de entender con mayor claridad la economía libre o liberal".

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