_
_
_
_
_
OPINIÓN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

No va más

Lo peor es la bronca que me va a caer de Antonio, de Forges. Ya ni le llamo para contárselo, porque me muele a palos. De manera que mejor lo voy explicando poco a poco, con indirectas, como hacía Gila, y citando a Berlanga: Queridos lectores, como columnista vuestro que soy, os debo una explicación. Y esa explicación que os debo, os la voy a pagar. Éste es el último artículo de esta serie. Me falta tiempo para hacerlo. Sé que peor no puede sonar: "No tengo tiempo para escribir en EL PAÍS, ¿saes? El domingo. Sí, cuando más lectores. Sí, junto a Elvira, que mola, pero supernó. O sea, es que estoy superocupado y tal, así que como que súper que no puedo". Suena horrible. Lo sé. Pero no es exactamente así. No es que no tenga tiempo. Es que no puedo dedicarle el tiempo que yo creo que debería dedicarle. Escribo los artículos en una hora exacta, los miércoles de diez a once de la mañana, sin poder pensarlos más, sin poder darles dos o tres vueltas, en línea recta, para poder seguir haciendo y...

"Pero tú estás tonto o qué", me dirá Forges. Vamos. Sin ninguna duda. Quiero decir que me lo dirá sin ninguna duda, no que esté tonto sin ninguna duda. Que también. Me van a caer unos cuantos perotonis, unidad de medida que utiliza Forges para regañarme (de buen rollo). "¡Pero Toni, hombre!". Cito a Forges porque suyo fue mi primer libro de humor, mucho más importante que mi primera colonia Chispas, y estoy en deuda con él. Era un tomo blanco que se llamaba Forges nº 4, y me quedó grabado un chiste de Concha, que va a despertar a Mariano. "Mariano, son las siete". "Que pasen", contesta Mariano desde la cama. Lo compré como regalo, me lo quedé y hasta aquí.

Ya sé que lo peor del columnismo es ponerse a disertar sobre uno mismo y su ombligo, pero como este artículo es el último, pues qué pasa, que me echen. Además, cuando me lo propuso, hace ocho años, José María Izquierdo me dijo: "Oye, chico, ¿te apetecería hacer lo que te salga de los cojones?". Claro, Izquierdo siempre hace propuestas que no se pueden rechazar. Otra cosa que no se debe hacer: citar a los amigos. Pero a mí qué. Más cosas pendientes, a ver qué más. Ahora me sabe mal, con lo que me gusta escribir tonterías, y lo bien que nos lo hemos pasado, con aquel Federico Trillo y la conquista de Perejil, con Josemari Cincinatto Aznar, seguro que me dejo cosas, soy tonto, a partir del domingo que viene me veo a las puertas de Miguel Yuste aporreando el cristal como Pedro Picapiedra. Muchas gracias y disculpen las molestias. -

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_