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Reportaje:MÚSICA

Alicia A TRAVÉS DEL PIANO

Diego A. Manrique

Alicia Keys (Nueva York, 1980) se siente desconcertada. Esta noche, debe ofrecer una mínima actuación -exclusivamente, voz y piano- ante medios e invitados de Los 40 Principales, una aparición para promocionar su tercer disco de estudio, "As I am". Lo extraordinario es que actúa en el solemne anfiteatro del Colegio de Médicos, en Madrid. Nadie ha debido explicarla la naturaleza profesional del edificio. Aguarda la hora de actuar rodeada de muebles sombríos y retratos de ilustres galenos del siglo XIX. Y se siente intimidada: "nunca había estado en un hospital tan antiguo."

Intento sacarla del error. Le tranquiliza saber que esa sala es favorita de los artistas flamencos, que agradecen su acústica y su recogimiento. Se ilumina su cara: "hmmm, espero sentir esas vibraciones." Ocurre que, en una de sus primeras visitas a Madrid, Alicia terminó en el sótano del Candela, el famoso bar flamenco, donde se montó una juerga en su honor. "Fue una experiencia…fabulosa. Yo no entendía nada de lo que cantaban pero me fue emocionando. Me pareció que improvisaban igual que los raperos, cuando hacen esas sesiones de "freestyle". Desde entonces, me siento feliz cuando me explican que voy a tocar en Madrid."

Hubo luego un celebrado baile de Alicia con Joaquín Cortés en una ceremonia de los Grammy. Se habló entonces del deseo de la cantante y pianista por trabajar con flamencos. De hecho, en 2003, invitó al escenario del Pachá madrileño a Diego El Cigala, Bebo Valdés y sus músicos. La cosa no fue a más. ¿Se atrevería a grabar con esos artistas o similares. "Desde luego, aunque no sé lo que diría Clive". Clive es Clive Davis, disquero legendario para cuyo sello, J Records, graba desde 2001. Y las ideas de Clive sobre las fusiones musicales son bastante ortopédicas, si hemos de fiarnos de los horrores que firma últimamente otro de sus protegidos, Carlos Santana.

Alicia no quiere opinar sobre la música más reciente de Santana y da a entender que ella tiene más control sobre sus discos que el guitarrista chicano. Asegura que quiere llevar a Clive Davis algo ya grabado, "quizás lo concrete cuando venga a España para rodar escenas del "biopic" sobre Philippa". Se refiere a Philippa Schuylar, la hija de un periodista negro y una millonaria blanca tejana. En los años treinta, Philippa se reveló como una niña prodigio del piano pero su carrera se truncó por los prejuicios raciales, obligándola a trasladarse a Europa. "Por razones obvias, me identifico con ella. [La actriz] Hale Berry compró su biografía y lleva años intentando llevarla a la pantalla grande. Desde que me contó el proyecto, me apunté. Entiendo su rabia, su frustración".

Iba a ser el estreno de Alicia Keys en el cine pero, entre medio, han surgido otras oportunidades. Está en "The nanny diaries", la comedia que Scarlett Johnson presentó en el último Festival de Venecia; en los cines españoles ya se ha visto "Ases calientes", una película de acción que protagonizaron Ben Affleck y Andy García, donde interpreta a una atractiva asesina a sueldo. "Precisamente, lo divertido era ponerme bajo la piel de alguien que es totalmente diferente a mi. Si en el cine me conformara con hacer de chica cantante, no me estaría exigiendo mucho. Ahí sí que me sirvieron los comentarios de mi madre…"

La madre, a la que el periodista ha tratado en otras visitas de la diva, es mujer de armas tomar. Terri Augello iba para actriz pero se quedó embarazada de Alicia y debió ganarse la vida trabajando en un despacho de abogados. No tenía otra salida: el padre, un jamaicano llamado Craig Cook, abandonó su familia a los dos años de nacer Alicia y reapareció cuando llegó el éxito. Este es un asunto sobre el que, comprensiblemente, Alicia prefiere no explayarse: "¿Qué sí me he reconciliado con mi padre? Eso forma parte de mi intimidad. La relación entre mis padres tiene muchos matices…no quiero contribuir al tópico de los hombres negros que huyen de sus responsabilidades. Para la América conservadora, todos los males vienen de las familias monoparentales; en ningún momento se plantean los condicionantes económicos de vivir en el gueto."

De repente, Alicia ha roto el blando discurrir de una entrevista de promoción, sugiriendo que se esconde una persona diferente bajo la imagen de la cantante guapa y talentosa, que participa en ONGs y graba discos benéficos con Bono. En realidad, ya sabía que Keys tiene un discurso político sólido y estructurado. Cuando empezaba a destacar, ocurrieron los atentados del 11-S y ella fue de las pocas personalidades públicas que se saltaron las frases rituales, para evocar otros episodios -algunos, no muy distantes en el tiempo- donde los atacantes eran estadounidenses y las victimas eran civiles de otra nacionalidad.

Fue rápidamente llamada al orden y, desde entonces, suele evitar los temas conflictivos. De vez en cuando, todavía sale a la superficie la Alicia disidente, como cuando se la pidió un mensaje de ánimo para los soldados del US Army en Irak: respondió con una invitación a que los uniformados buscaran la verdad. Ella insiste en que se reserva el derecho de guardarse sus opiniones políticas, "no me siento cómoda señalando con el dedo. Y tampoco creo que las canciones de denuncia tengan larga vida."

Bien, se lo podía preguntar al más famoso de sus admiradores: Bob Dylan. El último disco largo de Dylan, "Modern times", se abre con "Thunder on the mountain", un tema que incluye estos versos: "Estaba pensando sobre Alicia Keys, no pude evitar llorar/ cuando ella nació en la Cocina del Infierno, yo vivía más abajo/ me pregunto donde podría estar Alicia Keys/ he estado buscándola a través de todo Tennessee". La estrofa provocó oleadas de especulaciones en los foros de "dylanianos", que discutían incluso si era una mención positiva o negativa. Otros invocaban la reconocida atracción de Dylan por mujeres de piel tostada -incluyendo un matrimonio y un hijo secretos- para reconocer allí el inicio de un cortejo.

Nada de eso, asegura la implicada: "nunca he tratado con Bob. Ni siquiera puedo presumir de que conozco su obra en profundidad, aunque sé que es uno de los autores más importantes de nuestro tiempo. Lo que sí he notado es que mucha gente me trata ahora con más respeto. Hasta mi amigo John Mayer [guitarrista y cantante que participa en "As I am"] estaba impresionado: 'Alicia, Dylan nunca menciona a nadie del negocio en sus canciones'".

Aprovecha para desdramatizar el hecho de crecer en la llamada Cocina del Infierno: "hubo un tiempo en que aquel barrio era realmente miserable, allí terminaban los últimos inmigrantes que habían llegado a Nueva York. Pero en los ochenta ya estaba en proceso de renovación urbana, ¡ahora es carísimo! En realidad, había más putas y yonquis en Harlem. Y yo estaba encantada yendo a Harlem." En Estados Unidos, muchos mestizos claros optan por integrarse en la sociedad blanca pero Alicia giró hacia el otro lado: se identifica, cultural y políticamente, como negra. "La música de los afroamericanos es más viva, más rica. Y nunca se ha reconocido realmente su aportación a lo que ahora llamamos América. Tal vez hubiera podido pasar por blanca pero me hubiera considerado…una desertora."

No fue fácil, suspira. Está en preparación una película televisiva sobre su vida. ¿No es un tanto prematura? "No me importa presentarme como un modelo positivo. Cuando lancé mi primer disco, me invitaron a cantar y hablar en una sala del Parlamento británico, ante niños de diversas razas. Fue un encuentro maravilloso: les expliqué que debían seguir sus sueños y que podían aprender piano clásico para luego hacer soul, pop o hip-hop. Y que no debían dejarse manipular. Yo tenía dieciséis años cuando entré en tratos con una multinacional. Pero rompí el contrato cuando quisieron convertirme en una marioneta y hacerme cantar cosas que yo no sentía. Mi música estaba en mi cabeza, no en la de unos productores que ni me conocían. Yo escuchaba entonces a Nirvana y pensé: 'no quiero terminar como Kurt (Cobain), suicidándome por no tener control sobre mi carrera'".

Entonces fue rescatada por el citado Clive Davis, que -insiste- le otorgó autonomía creativa, "algo que nunca tuvo Whitney Houston." Explica Alicia que no ha usado sus ganancias en comprar mansiones y las extravagancias habituales: "He comprado un estudio de grabación y lo han reconstruido y equipado según mis especificaciones. Se llama The Oven (El Horno) y lo considero una extensión de mi casa, un sitio tranquilo para crear."

Un momento, un momento. Vamos a rebobinar: esa mención a Nirvana no encaja con su música, generalmente tan aterciopelada. "Soy una chica de mi tiempo y en los noventa no podías ignorar a Nirvana. Como ocurría con el rap. La gente no se da cuenta pero los raperos tienen grandes canciones de amor; las puedes disfrutar si no te echa atrás el lenguaje agresivo."

"As I am" está publicado porJ Records/SonyBmg

Alicia Keys.
Alicia Keys.

Alma suave

• "Songs in A minor" (2001)

La redefinición del "soul" suave a principios del siglo XXI, en línea con lo anticipado por D'Angelo o Erica Badu. Contiene una canción de otra gran influencia, Prince.

• "The diary of Alicia Keys" (2003)

Un trabajo donde integra pasiones como la música romántica para piano y el "hip-hop". No obstante, se nota la precaución por no alienar a su base de seguidores.

• "Unplugged" (2005)

Ante las cámaras de MTV, redefine su repertorio de éxito. Se hace acompañar por raperos intelectuales (Mos Def, C0ommon), un cantante de reggae (Damian Marley) y un vocalista de rock (Adam Levine, de Maroon 5).

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