_
_
_
_
_
Reportaje:EN PORTADA / ARCO 2011

Rusia se retrata

Pilar Bonet

Atado a un palo por una cuerda, Andréi Kuzkin dio vueltas durante horas sobre una superficie de cemento fresco que se secaba amenazadoramente en torno a su trayectoria circular. Cuando por fin se dio por vencido, tenía el cuerpo ensangrentado y su madre, alterada, pedía que le viera un médico. Sucedía esto en 2008 en un antiguo campamento infantil de la época soviética, en el marco de la Bienal Internacional de Arte Joven de Moscú. Kuzkin, que recibió un premio por su performance, estará en la feria Arco de Madrid, donde Rusia es este año el país invitado. Integrado en la representación de la galería Anna Nova de San Petersburgo, el artista presentará una escultura y un dibujo y, si planea algo más, de momento se lo calla, según Daria Pírkina, la comisaria de la muestra rusa.

"Ahora las obras de los artistas rusos son más materiales y hay más intentos de crear colecciones", dice Pírkina
El arte en Rusia está hoy al servicio del capitalismo como antes lo estaba al servicio de la ideología socialista

El mercado ruso del arte es joven. A diferencia de los saturados mercados occidentales, el ruso es embrionario y su infraestructura e instituciones están todavía poco desarrolladas. Exceptuando Moscú y San Petersburgo, en el país más vasto del mundo casi todo está por hacer. Sin embargo, las ciudades de provincias, como Perm, Kazán, Nizhni Nóvgorod o Samara, comienzan ya a despertar de su letargo y aspiran a incorporarse a los circuitos globalizados del arte.

En su selección para Arco, Pírkina ha intentado en el marco de un planteamiento austero ofrecer una visión amplia, tanto en territorio como en tendencias creativas. La comisaria ha evitado las instituciones centradas en las relaciones públicas y la ostentación, ya sea en nombre del Estado o de los oligarcas, ha evitado el kitsch y el "glamour cínico", según un colega que valora el criterio profesional de la comisaria. La representación rusa se apoya en tres pilares: las galerías, las fundaciones y las instituciones. Este abanico, complementado con foros y debates, debe permitir, según Pírkina, una visión global del arte ruso surgido después de la desintegración de la URSS.

De las ocho galerías seleccionadas, cinco son de Moscú (Aidán, XL, Marat y Julia Guelman, GMG y Paperworks); dos, de San Petersburgo (Marina Gisish y Anna Nova), y una, de Vladivostok (Arka). El conjunto abarca dos décadas y dos generaciones artísticas diferentes. Aidán y Marat y Julia Guelman son las pioneras. Aidán surgió en 1992, como refundación de la Primera Galería, que fue fundada en 1989 por Aidán Salájova. Por su parte, Marat y Julia Guelman se remonta a 1990 y por ella han pasado los grandes nombres del arte ruso contemporáneo, como Avdéi y David Ter-Oganian, Dmitri Vrúbel y el polémico grupo Narices Azules. Tres de las galerías moscovitas se albergan en Vinzavod, que es una antigua fábrica de vinos y licores del siglo XIX, recuperada como espacio cultural urbano. Vinzavod es un proyecto privado e inspirado en la metamorfosis de otras instalaciones industriales europeas.

Explica Pírkina que el arte ruso de los noventa se caracterizaba por la acción. Los creadores de entonces trataban de fijar las fronteras del arte y de determinar hasta dónde este podía desarrollarse y mezclarse con la sociedad. Ejemplos de aquella época son Anatoli Osmolovsky, Oleg Kulik y Avdéi Ter-Oganian. Este último se exilió tras ser amenazado con un proceso en 1998 después de su performance Desacralización de Objetos Sagrados, en la que destrozó iconos ortodoxos a hachazos.

En la primera década de este siglo, existían ya "las fronteras, los tabúes y los mercados". "A diferencia de la época anterior, en la que había muchas performances y obra efímera, ahora las obras son más materiales y hay más intentos de crear colecciones", dice Pírkina. "Los artistas de los noventa vivían al día y hacían experimentos. Ahora, están interesados en perpetuarse y en que su obra física se quede en alguna colección". De los dos mil es el grupo Rádek, formado por discípulos de Avdéi Ter-Oganian.

El segundo pilar de la representación rusa son las fundaciones, como Stella, Victoria y Yekaterina y Vladímir Seminijin, que forman sus propias colecciones. Stella es una criatura de Stella Kesáev, la esposa de un magnate del tabaco, amante del arte. Su falta de formación académica en este campo no ha sido obstáculo para que el Ministerio de Cultura de Rusia la haya nombrado a dedo comisaria de la representación rusa en la Bienal de Venecia para 2011, 2012 y 2013, lo que en opinión de algunos equivale a vender la participación rusa en Venecia. Victoria apoya a artistas jóvenes y Yekaterina y Vladímir Seminijin se orientan hacia el conceptualismo y las vanguardias de la época soviética.

Las instituciones rusas tendrán una representación informativa en Arco. Estarán el Museo de Arte Moderno de Moscú (MMOMA), el Centro Estatal de Artes Contemporáneas (NCCA), el Museo de Arte Contemporáneo de Perm (PERMM), así como Ermitage 20-21, que desarrolla la colección de arte contemporáneo del museo del mismo nombre de San Petersburgo. Vinzavod presentará el proyecto Start, una iniciativa propia para apoyar a artistas jóvenes.

Para Víktor Misiano, una de las diferencias entre el arte ruso poscomunista y el arte contemporáneo occidental está en la comercialización. Según este veterano especialista, el arte en Rusia está hoy al servicio del capitalismo como antes lo estaba al servicio de la ideología socialista, es decir, se ha producido una inversión de papeles, que prima el papel de la galería de arte por encima de otras instituciones. "El arte sirve al dinero y al poder, que ahora son prácticamente la misma cosa. En época de la URSS eran dos cosas diferentes. En el modelo europeo, el arte se integra en un sistema de instituciones que surge de la socialdemocracia. En Rusia, faltan las instituciones, los museos y las ferias, pequeñas y provincianas, no están concebidas como lugares de encuentro y debate como en Occidente", señala. "En Europa hay un equilibrio entre lo comercial y lo no comercial. Lo no comercial crea valores y lo comercial crea valor y precio. En Rusia falta esa división. Del bolchevismo hemos pasado a un liberalismo autoritario y no existe una reflexión sobre la necesidad de otro modelo", afirma. "El modelo imperante es que el arte sea parte de la propaganda del Estado o de las relaciones públicas y ocio de la élite económica", dice Misiano. En el capítulo de las personalidades del arte ruso actual, Misiano destaca a Olga Chernichova, en su opinión, una figura muy grande y muy sutil. En el capítulo de las redes integradas en una subcultura transnacional, destaca Chto delat (¿qué hay que hacer?), una plataforma de artistas, filósofos, críticos literarios y escritores de San Petersburgo, Moscú y Nizhni Nóvgorod, entre los que se cuentan Nikolái Oleinikov y Dmitri Vilenskii y el grupo La Fábrica de Prendas Encontradas.

Misiano opina que el arte oficial ruso aspira a convencer a Occidente de que Rusia es un país occidental y está obsesionado por los proyectos grandiosos que facilitan los gastos incontrolados. En esta categoría están los mecenas que "en vez de dar becas a jóvenes comisarios o estimular una situación local, piensan en cómo salir a la escena internacional. Son gentes que no invierten en la dinámica de la cultura sino en representación".

Para Pírkina, las pautas de comportamiento en la gestión del arte en Rusia son las mismas que en Occidente, pero en Rusia faltan estructuras de apoyo, orientación, educación, becas y espacios. El mercado local, además, tiene sus peculiaridades, señala, como por ejemplo las relaciones poco formalizadas y la falta de contratos entre galerista y artista, aunque los artistas sienten cada vez más necesidad de formalizarlas, puesto que se trata de su dinero.

La creación de un museo nacional de arte contemporáneo sigue siendo una asignatura pendiente, pese a los museos que se han fundado. Misiano considera muy interesantes tanto el MMOMA, cuyo director ejecutivo es Vasili Tsereteli, nieto del escultor Zurab Tsereteli, como el PERMM, dirigido por Guelman. Ambas instituciones han surgido y actúan en un entorno ruso, y en ese sentido se diferencian de Garage, el museo de arte contemporáneo creado por Daria Zhúkova, la compañera sentimental del magnate Román Abramóvich. Garage trata de dar a conocer a artistas occidentales y piensa en categorías de relaciones públicas. Sin embargo, en opinión de Misiano, tanto el MMOMA como el de PERMM son un producto de esquemas patriarcales y surgen de relaciones personales entre políticos y personajes de la cultura, sin responder aún a un modelo de museo democrático, moderno e institucionalizado. "La misión civilizadora, cultural e innovadora del arte no existe para nuestra burocracia cultural", dice Misiano. "La tarea de crear un museo estatal de arte contemporáneo", dice, "se plantea desde 1996. Han pasado 14 años y no lo han hecho, y no sé cuánto tardarán. La gente que dirige la cultura hoy en Rusia no quiere nada, no puede nada y no comprende nada", afirma Guelman. ¿Y el Centro Nacional de Artes Contemporáneas del Ministerio de Cultura, que además del centro de Moscú tiene otras cuatro filiales? Estaría bien, si en vez de cuatro, tuviera cuarenta", afirma Guelman.

"Pink Circle" (2010). Foto de Bosco Sodi (obra en la galería Kai Hilgemann, en Arco)
"Pink Circle" (2010). Foto de Bosco Sodi (obra en la galería Kai Hilgemann, en Arco)
Vista exterior del Garage Center for Contemporary Culture, en Moscú.
Vista exterior del Garage Center for Contemporary Culture, en Moscú.
"Ksusha", obra de Irina Davis.
"Ksusha", obra de Irina Davis.

Arco 2011

-Fechas:

del 16 al 20 de febrero

Visita profesional: días 16 y 17

Abierto al público: días 18, 19 y 20

Lugar: pabellones 8 y 10 de la Feria de Madrid / IFEMA

Precio general de la entrada: 32 euros

Entrada estudiantes: 21 euros

Número de galerías: 197

Programas especiales:

- - Focus Rusia

- Solo Projects: Focus Latinoamérica

- Opening: Jóvenes galerías europeas

- 30º Aniversario de Arco

www.arco.ifema.es

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_