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PROGRAMACIÓN

Cambridge denuncia la 'hostilidad' hacia las mujeres en el sector tecnológico

La participación femenina en la enseñanza y la industria tecnológicas disminuye en los últimos años en India, Europa y Estados Unidos - En España, el 60% de los licenciados son mujeres, pero son minoría en las carreras técnicas

Pocas y peor pagadas. Un estudio de la Universidad de Cambridge para la Comisión Europea denuncia la "hostilidad" contra la mujer en la enseñanza, la industria y las comunidades técnicas. Los investigadores destacan el sexismo latente y su relegación a tareas menores, que les impide conseguir reconocimiento, como causas de su poca presencia en estos ámbitos.

El estudio Políticas de apoyo al 'software' libre y abierto. Género: Informe de conclusiones, realizado por la Universidad de Cambridge en Europa, Estados Unidos e India, avisa que la participación de mujeres en la enseñanza y la industria tecnológicas está disminuyendo en los últimos años.

Lo corrobora un sondeo de la Universidad Politécnica de Madrid: sólo 3 de cada 10 nuevas matrículas en las carreras técnicas del próximo curso pertenecen a mujeres. La Escuela Técnica Superior de Arquitectura, con el 53,3%, y la de Ingeniería Técnica Agrícola, con el 51,3%, son las que reúnen a más mujeres, mientras que la proporción disminuye hasta el 19% en la Facultad de Informática.

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Otro informe realizado este año, del Instituto Nacional de Calidad y Evaluación, afirma que los hombres superan en 27 puntos a las mujeres en las matriculaciones en carreras técnicas, a pesar de que ellas representan el 60% de licenciados de la Universidad española.

Sueldos inferiores

En lo que respecta a la industria tecnológica, el estudio de la Universidad de Cambridge indica que los sueldos siguen la tendencia histórica de ser más bajos para las mujeres, a pesar de hacer el mismo trabajo que los hombres, así como su relegación a cargos inferiores.

Pero, aunque este aspecto tiene importancia, el principal factor que aleja a las mujeres del desarrollo tecnológico es, señala el estudio, "el entorno hostil que deben afrontar y no, como se suele decir, que los trabajos técnicos no les interesan". Lo confirma el hecho de que la participación femenina en las comunidades de software libre, alejadas de la industria y basadas en el voluntariado, donde no juega el factor salarial, sea del 1,5%, frente al 28% en el desarrollo de programas propietarios, que se lleva a cabo en empresas. "Esto nos sugiere" que en estas comunidades "se exacerba el entorno hostil", señala el estudio.Amaya Rodrigo es una leyenda en la comunidad hispana de software libre. Es madrileña, de 30 años, y administradora de sistemas en el Ministerio de Administraciones Públicas. Fue la primera mujer desarrolladora de Debian (una distribución del sistema operativo libre Linux) en Europa; también cofundó Debian Women y ha estado dos años en la junta de Hispalinux.

Amaya estudiaba Filología Inglesa cuando descubrió la informática: "Allá por 1998 recibí un spam por primera vez y empecé a mirar cabeceras de correo y preguntar cómo funcionaba la red. Todo lo aprendí sola, aunque bien arropada por una comunidad de usuarios de Linux. Hasta que me ofrecieron trabajo en una puntocom y dejé la carrera".

Los niños primero

Su desventaja es haber llegado tarde: "En mi casa veían el ordenador como una pérdida de tiempo bastante cara, aunque yo quería uno desde que tengo uso de razón. Tuve que esperar a trabajar y comprarlo con mis ahorros. Empezar tarde lo dificulta todo. Tengo amigos que programaban cuando eran pequeñitos, sobre todo porque tenían un rol en casa".

El retraso en el inicio es uno de los elementos más importantes para justificar esa diferencia entre sexos, según el estudio de la Universidad de Cambridge: "Las mujeres suelen entrar más tarde en este mundo", reconoce el estudio. "Ellos empiezan a usar ordenadores a una edad media de 12 años, y ellas a los 14,5. Ellos tienen su primer ordenador a los 15 años, y ellas a los 19. Por tanto, las mujeres tienen mucho más trabajo para ponerse al día y, además, deben llevarlo a cabo en un entorno que valora exclusivamente el autodidactismo".

Ese machismo social ha acompañado en el trabajo a Amaya Rodrigo: "En multitud de ocasiones me ha ocurrido que, al atender la llamada de un cliente con una emergencia técnica, me ha pedido que le pasara con un técnico porque, por supuesto, al ser mujer yo era la telefonista".

Otra anécdota: "Tenía que decidir qué cabina de discos externa debíamos adquirir en la empresa y fui a la feria SIMO. Iba con dos compañeros de trabajo y, cuando yo preguntaba algo al vendedor, me daba la espalda y contestaba a mis compañeros. Me disgustó también la cantidad de modelos semidesnudas, que dejaban los roles bien definidos: aquí la mujer viene a adornar".

Amaya Rodrigo se declara "completamente de acuerdo" con el estudio de la Universidad de Cambridge.

Sexismo en la vida real

"La mayoría de las chicas programadoras no destacan, se conforman con tareas menos reconocidas". En su caso, dice no haber tenido problemas. "Debian Women tuvo una acogida fenomenal en la comunidad. El sexismo peor ha sido en la vida real. Me he sentido desde sola hasta rara avis, y me he llegado a preguntar qué tendría de raro, para estar tan interesada en estas cosas 'de chicos".

Pese a todo, Rodrigo es optimista: "Somos muy pocas, aunque cada día más. Si con Debian Women hemos conseguido aumentar la visibilidad de las mujeres y crear algún rol con el que las chicas se puedan identificar, ya hemos hecho mucho, porque se normaliza que haya mujeres en estos ámbitos. Cosas tan tontas como que no te den una camiseta como un camisón denota que es cada vez más normal que haya chicas en la informática".

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