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PRIMERA PARTE

Cazadores de tormentas

Tornados en Castelldefels, 'tormentas verdes' en Cantabria o una insólita nevada en las playas de Almería. La meteorología en España va más allá del sol y las sequías. Cada vez más aficionados a la caza de tormentas se dedican a perseguir momentos extraños de tiempo severo

Quino Petit
El cielo se 'desplomó' sobre las cabezas de los habitantes de Mahón el 12 de septiembre de 2005.
El cielo se 'desplomó' sobre las cabezas de los habitantes de Mahón el 12 de septiembre de 2005.MIGUEL GARCÍA SÁNCHEZ

Aquella mañana, Manuel sospechaba que habría jaleo. Eran poco más de las doce del mediodía del 21 de febrero de 2006 cuando las imágenes tomadas por satélite que llevaba un par de horas consultando en Internet confirmaron sus presagios. La cosa empezaba a ponerse fea cerca de su despacho en una pequeña inmobiliaria de Castelldefels (Barcelona). Dos frentes tormentosos que viajaban en direcciones opuestas estaban a punto de encontrarse. Uno evolucionaba desde el noreste hacia el suroeste. El otro, en formación sobre el mar, avanzaba desde el sur hacia el norte. La línea de convergencia coincidía con la de la costa, y la colisión no podía traer nada bueno. La caza había comenzado.

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Ya podían olvidarse de Manuel en la inmobiliaria durante aquel día. Una hora y media más tarde andaba en busca de un amigo y su cámara digital. A las 14.30, llegando a Hospitalet, había tirado más de 200 fotos a diferentes cúmulos de nubes con rotación ciclónica y pequeñas tubas tornádicas. El coche zumbaba por carreteras secundarias y caminos imposibles, alternando paradas intermitentes cuando el objetivo se ponía a tiro. Apenas unos segundos para bajar del vehículo, hacer una nueva foto y continuar persiguiendo a las tormentas.

En busca de la senda borrascosa alcanzaron las playas de Gavà, a unos 15 kilómetros de Barcelona. Quedaba poco para que dieran las cinco en punto de la tarde cuando los dos frentes tormentosos se encontraron junto a la costa. Sobre la arena, los ojos y la cámara de Manuel se erigían como testigos del espectáculo. "El vello se eriza. Las nubes adquieren un tono verdoso con colores eléctricos y la tierra huele a rancio, como si abrieras el armario de una casa antigua que ha estado cerrada durante años. Una pequeña embarcación de recreo intenta escapar de la tempestad en alta mar. Desde la playa observo las primeras tubas. Puedo ver hasta seis. Una de ellas acaba convirtiéndose en una inmensa tromba marina de más de 500 metros de altura. Junto a ella, media hora más tarde, aparece el arco iris. Toda la fuerza de la naturaleza se presenta ante mí. La escena culmina con una monumental granizada".

Manuel Massagué Conde, barcelonés de 42 años, es un cazador de tormentas. Forjó su afición desde muy pequeño. "Me pasaba las horas escuchando a los pescadores que cosían las redes en tierra y contaban historias de sirenas y avistamientos de trombas marinas en el Mediterráneo, entre Cataluña y Baleares". Aprendió a mirar el cielo con los pastores de las montañas y devorando libros para encontrar alguna explicación a la rabia de la naturaleza. Desde el verano de 2003 empezó a obsesionarse por perseguir los tornados que divisaba por las inmediaciones de su masía en el macizo de El Garraf. "Para mí, esta zona es algo así como el triángulo tornádico de la Península. Abarca la ladera montañosa paralela a la costa que se extiende desde el delta del Llobregat hasta El Garraf", explica Manuel desde su retiro catalán. Allí vive con su pareja, quien, al parecer, nunca le ha reprochado las interminables horas que pasa buceando entre mapas de isobaras. La pasión tormentosa ha llegado a tanto que Manuel ha tomado hace un par de meses la decisión de abandonar definitivamente la inmobiliaria.

Y ahora es allí, en su masía de El Garraf, donde pasa la mayor parte de su tiempo. Dedicado a fotografiar la naturaleza por encargo. Y a analizar los datos proporcionados por cuatro estaciones meteorológicas que ha instalado en un perímetro de cinco hectáreas. De este modo sigue cultivando su afición desmedida por la meteorología. "Siempre me he guiado por el instinto. Pero la tecnología me ayuda ahora a anticiparme a la evolución de fenómenos como las trombas marinas del 21 de febrero de 2006". Convertidas, gracias a su buen olfato, en presas de caza mayor.

Mientras Manuel se afanaba en aquella captura, el equipo de la página web www.tiemposevero.es (SSW, en sus siglas inglesas: Spain Severe Weather) empezaba a frotarse las manos. Desde la sede en Madrid, esperaban ansiosos la llegada de sus fotografías para publicarlas apenas un par de meses más tarde, acompañadas de un exhaustivo reportaje cargado de innumerables datos técnicos y explicaciones meteorológicas sobre aquellos acontecimientos. Es así como los integrantes de este espacio dedicado a los aficionados al tiempo severo en España llevan dos años y medio canalizando los trofeos de una tribu que cuenta cada vez con más cazadores repartidos por toda la Península.

El fruto de esa dedicación se refleja en las imágenes que ilustran este reportaje. Así han quedado documentados desde los efectos devastadores de la tormenta tropical Delta, que asoló las islas Canarias a finales de 2005, hasta una insólita nevada en las playas de El Ejido (Almería), pasando por la estremecedora aparición que Manuel Massagué vislumbró en las playas de Gavà en forma de imponentes tornados sobre el mar.

"Internet tuvo la culpa. En Meteored, otro foro de aficionados nacido a principios de los noventa, recalamos muchas personas que compartíamos las mismas inquietudes ante los fenómenos climáticos casi desde la cuna", explica Emilio Rey, alma máter de SSW. Madrileño de 41 años, hoy trabaja en una tienda para aficionados y profesionales de la meteorología. Entre anemómetros, pluviómetros y termómetros. Evoca su infancia como la de un renacuajo que se escapaba de la casa familiar al norte de la capital para ver las tormentas en la calle. "En el foro empecé a descubrir que no era el único bicho raro. Que muchos otros también hacían zapping durante los telediarios de las diferentes cadenas para tragarse todos los partes meteorológicos. Y se emocionaban como yo cuando presenciaban que el ambiente empezaba a cargarse en la atmósfera, la temperatura bajaba 15 grados y el cielo se desplomaba".

Con el tiempo, los miembros del foro Meteored empezaron a enviar con más frecuencia fotografías capturadas como testigos de inclemencias climatológicas acaecidas en el territorio nacional. Emilio decidió entonces fundar con varios de sus compañeros el 15 de junio de 2004 una página web dedicada exclusivamente al tiempo severo. Al estilo americano. Como el de los llamados chasers o spotters, retratados con mayor o menor fortuna en la película Twister (1996). Esos perseguidores de tornados que azotan las grandes llanuras de Estados Unidos, desde Tejas hasta Dakota del Norte, con un promedio de entre 700 y 900 avistamientos al año y una media de 100 muertes anuales.

"En Estados Unidos llevan más de medio siglo investigando las causas que provocan los tornados y huracanes. Y la ayuda de los spotters es muy valiosa. Todos los centros de meteorología se valen de los datos que recopilan in situ y ellos han conseguido profesionalizar su actividad". Francisco Martín León, de 52 años, es actualmente el jefe de servicio de Técnicas de Análisis de Previsión del Instituto Nacional de Meteorología (INM). "En España estamos tratando de integrar la información que proporcionan nuestros aficionados a la caza de tormentas. Pero todavía falta mucho. Primero necesitamos desarrollar una infraestructura potente para la recepción de datos. Como primer paso, el INM se ha asociado a la base de datos de Tiempo Severo en Europa (ESWD)".

En sus más de 20 años trabajando para el INM, Martín León ha documentado científicamente desde la tragedia de Biescas del 7 de agosto de 1996 hasta la reciente tormenta tropical Delta. También ha sacado tiempo para fundar la internauta Revista del Aficionado a la Meteorología (RAM), que pronto se publicará en papel. Y coincide con la mayoría de expertos en desvincular el auge de avistamientos de fenómenos de tiempo severo en España del cambio climático. "Todavía no disponemos de pruebas científicas que puedan confirmar este aspecto. Lo que sí ha crecido es el número de oteadores del tiempo, impulsados por las nuevas tecnologías y las cámaras digitales". Desde luego que cada vez son más. Junto al equipo de SSW, la red acoge a otros grupos como el de www.cazatormentas.net o el foro de Meteoibérica.

Algunos, como Emilio Rey y Pedro Serrano, de 26 años y coordinador de los reportajes en SSW, llegan a recorrer hasta 1.000 kilómetros en busca de una tormenta. De Madrid a Bilbao, ida y vuelta en un solo día. "Queremos dejar constancia de que el clima en España no es sólo una cuestión de sol y moscas. Debemos analizar estos fenómenos de una forma seria y con precaución. Todavía hay muchas personas que mueren en España fulminadas por un rayo", apunta Emilio.

Él ya está esperando, como el resto de sus compañeros, la llegada de las primeras tormentas primaverales. Queda poco para que vuelva a abrirse la veda.

Más información, en www.tiemposevero.es, www.meteored.com/ram, www.inm.es.

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Sobre la firma

Quino Petit
Es redactor jefe de Nacional en EL PAÍS. Antes fue redactor jefe de 'El País Semanal', donde ejerció como reportero durante 15 años en los que ha publicado crónicas y reportajes sobre realidades de distintas partes del planeta, así como perfiles y entrevistas a grandes personajes de la política, las finanzas, las artes y el deporte.

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