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Crítica:MÚSICA / Discos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Clasicismo sin etiquetas

Sonido bello y transparente, equilibrio entre refinamiento orquestal e inspiración popular y una vitalidad contagiosa. La flamante integral de las 12 sinfonías londinenses de Franz Joseph Haydn que Marc Minkowski (París, 1962) firma al frente de Les Musiciens du Louvre-Grenoble (editadas por Naïve) es una fuente de sorpresas, un nuevo ejemplo del estilo vital, fresco e imaginativo que caracteriza las interpretaciones del infatigable director francés. La curiosidad musical de Minkowski no conoce límites. Cuando no dirige su propio conjunto, Les Musiciens du Louvre-Grenoble, uno de los conjuntos de referencia en la interpretación del barroco y el clasicismo con instrumentos de época y criterios históricos, explora repertorios más modernos como director invitado. Actualmente mantiene una estrecha relación con la Sinfonía Varsovia y actúa cada vez más a menudo con orquestas sinfónicas. Sin ir más lejos, ha dirigido este mes en Valladolid la Sinfónica de Castilla y León -con obras de Paul Dukas, Ernest Bloch y la popular Scheherazade de Nicolai Rimski-Korsakov en los atriles- y el próximo 14 de mayo se pone al frente de la Sinfónica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) con otro seductor programa integrado por la célebre Sinfonía número 3, Escocesa, de Felix Mendelssohn y la Sinfonía número 0, Nullte, de Anton Bruckner. Lo dicho, un músico imaginativo e inquieto que huye de las etiquetas y planifica su carrera con saludable amplitud de miras.

¿Qué aporta Minkowski a las sinfonías de madurez de Haydn? Pues, a pesar de la fuerte competencia discográfica, con versiones para todos los gustos a cargo de las más célebres batutas, aporta un soplo de aire fresco. Lejos de fiarlo todo a la tradición, destaca siempre los rasgos más originales y novedosos de su escritura. Haydn y Mozart son los cimientos más sólidos para construir un sonido orquestal de máxima calidad y su música es la mejor medicina para curar los excesos románticos: nada mejor que una saludable inmersión en el clasicismo vienés y sus probadas virtudes -equilibrio, elegancia y transparencia sonora- para obtener un sonido orquestal de gran pureza. Lo sabe bien Minkowski, que sigue el ejemplo de músicos también formados en el barroco, como Christopher Hogwood o Frans Brüggen, a la hora de rescatar las esencias de Haydn.

No inventó la sinfonía, pero su aportación al desarrollo y primer esplendor del género es de tal calibre que se le considera, con justicia, el padre de la sinfonía: a lo largo de su apacible vida escribió 104 sinfonías, en un itinerario que abarca desde 1759 hasta sus últimos años. De hecho, el legado del familiarmente llamado Papá Haydn es la mejor enciclopedia del clasicismo vienés que pueda consultarse.

A diferencia de Mozart, apenas viajó -pasó su vida entre la corte de Esterházy y Viena-, pero ejerció una influencia decisiva en la transformación de la música centroeuropea de la segunda mitad del XVIII y acabó sus días siendo el compositor más respetado de Europa. Y en su inmenso legado, la serie de sus últimas doce sinfonías (números 93-104), creadas por encargo del violinista y empresario Johann Peter Salomon para ser estrenadas en Londres, donde cosechó grandes éxitos al final de su vida, son probablemente la cumbre de su arte sinfónico y en ellas se palpa la voluntad, plenamente conseguida, de seducir a los músicos y conquistar al público con un lenguaje lleno de innovaciones y sorpresas. Minkowski consigue una fluidez extrema y un sentido narrativo fuera de serie. Cada nueva sinfonía supone un avance y Minkowski disfruta otorgando su justo relieve a cada detalle instrumental, sorprendiendo al oyente con explosivos contrastes. Sabe dar el aire natural que requieren las danzas de inspiración popular que Haydn incorpora como nadie al lenguaje sinfónico y disfruta recreando las virtudes de una orquestación de milagrosa transparencia. Nunca baja la guardia y los músicos de su orquesta traducen sus lecturas con precisión, flexibilidad y belleza sonora.

Las 12 Sinfonías 'de Londres' (números 93-104). Joseph Haydn. Les Musiciens du Louvre. Marc Minkowski, director. Naïve.

Franz Joseph Haydn retratado por Thomas Hardy en 1791.
Franz Joseph Haydn retratado por Thomas Hardy en 1791.

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