Decencia
Narrativa. "Tanta Revolución para que al final sigamos siendo mexicanos", dice el padre del protagonista a su hijo cuando todo parece volver a los antiguos cauces del caciquismo, la corrupción y el juego impenitente del poder; es que el dueño del cine Azul, que narraba él mismo las películas mudas y las recomponía al servicio de su denuncia social, había aparecido ahorcado y con la lengua clavada en la frente. Parece imponerse la moraleja: todo ímpetu revolucionario es avasallado finalmente por otros rasgos del carácter nacional, lo que también explica, por ejemplo, que los Brumell (Adán, el padre, y Longinos, el hijo), antiguos hacendados, vuelvan a ocupar lugares de privilegio en el nuevo orden trazado por la rebelión. Pero Decencia, de Álvaro Enrigue (México, 1959) es mucho más que un inventario de tragedias o una lectura sociológica de un proceso que aún hoy funciona como un catalizador de la identidad mexicana. El relato corre por una doble vía; de una parte, la odisea de Longinos ya anciano y secuestrado (y revivido: por fin le pasa de nuevo algo interesante) por nuevos revolucionarios que han lanzado una granada sobre el consulado estadounidense en Guadalajara; de otra, la peripecia biográfica del mismo Longinos desde que el tequila y el desconcierto llevaron a su padre a cederle el puesto de autoridad familiar, a los 12 años, en los días más broncos de la Revolución. Esa doble pinza, con aires de comedia, humor inclaudicable y refrescante escepticismo, recorre el siglo sin aspavientos ni afanes didácticos, guiada por la mano segura de un novelista nada convencional y sí convincente que matiza muy bien el tenso relato del secuestro y la fuga desesperada con el recuento de hazañas amatorias, alcohólicas, cinéfilas y políticas de Longinos. Muchos personajes están en las dos puntas de la historia: son los mismos, con los años encima, con las espaldas quebradizas y las encías destruidas por el tabaco; y los nuevos, tarde o temprano, serán los mismos de siempre. Si sobreviven.
Decencia
Álvaro Enrigue
Anagrama. Barcelona, 2011
228 páginas. 17,50 euros