Desbordante Mahler

Un día después del atentado contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York, el 12 de septiembre de 2001, un centenar de músicos aún conmocionados por la tragedia entraban en el Davies Symphony Hall de San Francisco para tocar la Sexta sinfonía de Gustav Mahler bajo las órdenes del director y compositor estadounidense Michael Tilson Thomas (Los Ángeles, 1944), al que muchos consideran el gran heredero de Leonard Bernstein. No era un simple compromiso profesional en la vida de la Orquesta Sinfónica de San Francisco: ese centenar de instrumentistas que no podían borrar de su mente las estremecedoras imágenes del 11-S iniciaban un gran reto en la vida de cualquier orquesta, la grabación del ciclo sinfónico del compositor bohemio, y lo asumieron con entereza, rindiendo homenaje a las víctimas desde la emoción y la fuerza dramática que anida en el universo mahleriano. La tensión se palpa en la versión, una lectura que avanza de forma implacable hacia el combate final, galardonada al año siguiente con el Premio Grammy a la mejor grabación orquestal. Ocho años después concluyen el ciclo mahleriano con el lanzamiento de la Octava sinfonía y el Adagio de la inacabada Novena, editadas por el propio sello de la orquesta, San Francisco Symphony.

Todo en Mahler es desbordante, incluso su discografía, que supera ya las dos mil referencias -para explorarla, nada mejor que la exhaustiva guía que José Luis Pérez de Arteaga incluye en su libro sobre Mahler (Machado Libros / Fundación Scherzo)-. Sin obsesionarse por los detalles, Tilson Thomas busca ante todo la fluidez narrativa. Descendiente de una familia de emigrantes judíos rusos, Tilson Thomas lleva la vena artística en la sangre. Su padre, amigo íntimo de George Gershwin, fue guionista de cine, productor y director; su madre ocupaba un alto cargo directivo en la Columbia Pictures. Sus raíces, pues, también están en Broadway y Hollywood, lo que explica el poder comunicativo de este músico, capaz de conectar sin problemas con el gran público, como demuestra su exitosa serie de programas televisivos Keeping Score, editada en DVD.

La calidad de la Sinfónica de San Francisco, la más liberal y progresista de Estados Unidos, y su absoluta comunión con Tilson Thomas, su director titular desde 1995, proporciona flexibilidad, calor y energía al ciclo que ahora culmina con la obra más extraña y ambiciosa del ciclo, la monumental Octava, un híbrido entre sinfonía y oratorio que requiere una descomunal plantilla orquestal y coral que le valió el comercial sobrenombre de Sinfonía de los mil. En la versión cuenta con tres formaciones corales y un equipo de ocho voces solistas integrado por las sopranos Laura Claycomb, Erin Wall y Elza van dern Heever, las mezzosopranos Katarina Karnéus e Yvonne Naef, el bajo James Morris, el tenor Anthony Dean Griffey y el barítono Quin Kelsey.

Otro maduro intérprete mahleriano, Zubin Mehta, firma una lectura de arrebatadora belleza sonora de la Quinta sinfonía, célebre por el hermoso Adagietto que Visconti utilizó en la banda sonora de Muerte en Venecia. La versión, grabada en directo en Múnich el pasado diciembre, deslumbra por la precisión, el refinamiento y la potencia de la Bayerisches Staatsorchester, una de las mejores centurias alemanas del momento. La grabación, editada por el sello Farao Classics, posee también una gran calidad técnica (SACD). -

Mahler. Sinfonía Nº 8 y Adagio de la Sinfonía Nº 9. Michael Tilson Thomas. San Francisco Symphony. Sinfonía Nº 5. Zubin Mehta. Farao Classics.