Disney, pionero de un arte
La primera edición del libro The art of Walt Disney, de Christopher Finch, data de 1973, cuando ser cinéfilo significaba pasarse horas en salas incómodas cazando programas dobles y en el que la única forma de acercarse al mundo de la animación la ofrecía semanalmente ese programa televisivo llamado Disneylandia. Para un chaval de Madrid con deseos de ser Disney y hacer dibujos animados, esas imágenes desde la tierra de la fantasía eran la única forma de vislumbrar un arte que se apuntaba fascinante y que el mago de Burbank guardaba celosamente en el estudio que lleva su nombre. Las librerías de cine eran pocas y la animación no estaba entre los temas más populares así que cuando Finch publicó por primera vez el lujoso volumen dedicado al arte de Walt Disney el libro hizo historia por ser el primero que abrió las puertas de los estudios Disney mostrando diseños de personajes, dibujos originales, fondos y bocetos preliminares de sus películas animadas, el mítico parque de atracciones de Disneylandia e incluso proyectos entonces futuros como el Epcot y Disneyworld en Florida (Estados Unidos).
Finch desgranó el proceso creativo de un genio en un libro tan indispensable como prohibitivo para un estudiante. Un lujo que 38 años más tarde vuelve a repetir actualizando la antigua versión con la inclusión ya como realidad de una Disneylandia globalizada con parques temáticos alrededor del mundo desde Florida a París, de Tokio a China y pasando por Hong Kong, así como de un estudio de animación revitalizado por la nueva sangre de Pixar y su nuevo Walt Disney, el actual director creativo de los estudios, John Lasseter. The Art of Walt Disney, from Mickey Mouse to the Magic Kingdoms and beyond ofrece una nueva visión del proceso creativo y aunque hoy en día Internet y los making of de DVD y Blu-ray revelan mucha de la técnica asociada al viejo arte de la animación es un placer redescubrir en las páginas de Finch que, a pesar de la tecnología, los ordenadores y las gafas estereoscópicas, la magia de la animación comienza siempre con un papel, un lápiz y la imaginación de un visionario.
Finch ha reescrito el libro para reflejar los éxitos de los estudios Disney en todos los campos de la industria del espectáculo incluyendo parques temáticos, producciones teatrales, animación tradicional, CGI o incluso sus últimos avances en tecnología interactiva. Además el libro es un canto a Walt Disney, el pionero y el artista, un homenaje a su legado y a la transformación del Walt visionario incomprendido por la crítica y al borde de la bancarrota al Disney corporativo, pilar de la cultura popular y ejemplo de cómo controlar el imperio del ocio. El libro presenta más de doscientas nuevas ilustraciones sacadas de los archivos de Disney y que van desde los largometrajes clásicos hasta Enredados y los filmes de Pixar además de reflejar las incursiones de estos estudios en el campo de la imagen real, incluida la millonaria franquicia de Piratas del Caribe. Y de pronto, su lectura ha sido como volver a encontrar a un viejo amigo que hacía tiempo que no veía.
Raúl García fue el primer animador español que consiguió trabajar en los estudios Disney, desde La Bella y la Bestia hasta Fantasía 2000.
