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Tentaciones
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Reportaje:INTERNET

Dr. Jekyll y @Hyde

"Que pedazo de giles los cronistas, periodistas reporteros.editores, redactores... etc. etc.. que solo anuncian o informan segun quien les este pagando...(este es su proposito) deberian castigar con carcel a quienes hacen este tipo de reportajes que los llena a ellos de dinero y a los demas de desinformacion. pero desinformacion critica". [sic] "SR.O LO QUE SEA GONZALEZ PONS, SUS ÚLTIMAS DECLARACIONES NO TIENEN PERDÓN, HE CONOCIDO EN MI VIDA BASTANTES IMPRESENTABLES, PERO COMO VD. NINGUNO.DE VERDAD DUERME CADA NOCHE DESPUES DE LOS INSULTOS Y FALSAS ACUSACIONES?" [sic]. Estas dos afirmaciones -con esta ortografía literal- se encuentran en sitios muy distintos: la primera, en una noticia que se publicó la semana pasada en una web de información internacional; la segunda, en un blog en el que el ahora responsable de comunicación del PP, Esteban González Pons, escribía hace cinco años. Eran los primeros comentarios (había otros peores) que aparecían en sus respectivas webs. No comparten temática, ni público objetivo. Pero tienen una cosa en común: las dos fueron escritas en respuesta a artículos razonablemente constructivos. Encarnan la era de la ira que ha propiciado Internet.

"Los comentarios firmados de la web 2.0 ganan en calidad y civilización"

Basta con pasarse por las secciones de comentarios de cualquier blog, web o foro para comprobar que la inquina y el veneno son tan comunes en Internet como el código HTML. El usuario que dedique un rato a leer estas secciones estará expuesto a un nivel de ojeriza desconocido hasta la fecha: detalladas descripciones del tipo de tortura medieval que merece el autor, insultos al medio que reproduce sus textos, teorías conspiranoicas, descalificaciones personales... Según un estudio de agosto de la revista de publicidad Ad Age, solo el 37% de los lectores en EE UU comentan los artículos que leen (la mayoría son mayores de 50 años). Pero de ese porcentaje, el 40% lo hace para insultar. "Es como el caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde", explica Gaby Castellanos, consejera delegada de la agencia de social media SrBurns. "Gente normal en la vida real que, de repente, se ve rodeada de desconocidos, con la posibilidad de escribir algo de forma anónima, y saca a relucir su lado oscuro".

Es lo que los psicólogos llaman "desindividualización". Lo que motiva a un señor a gritarle obscenidades al árbitro en un estadio de fútbol y a un conductor a hacerle la peineta al de delante por ir demasiado

lento. Ya que el anonimato era lo más común en Internet antes de las redes sociales, cuando la interacción con desconocidos se reducía a foros y a comentarios, se ha creado una cultura de odio. "Pero en cuanto se acaba el anonimato, se acaba la bordería", explica Selva Orejón, que hasta hace unos días gestionaba la reputación online de Repsol lidiando con usuarios como aquel que amenazó con "hacerse una corbata" con sus intestinos porque no le regalaba unas entradas de cine que sacaron a concurso. "En cuanto contactas con ellos de forma privada para pedirles que paren, bajan los tonos y son hasta amables".

¿Es el anonimato el problema? "Absolutamente", zanja José Antonio Gallego, presidente de la Asociación Española de Responsables de Comunidades Online (AERCO). "La web 2.0 está dejando de ser anónima, y eso es bueno. Los comentarios firmados ganan en calidad y civilización". De hecho, las redes sociales están buscando penetrar en la web para que solo se pueda interactuar bajo una única identidad: es lo que hace Facebook Connect, que permite a sus usuarios registrarse en una web usando su perfil. Google+ ha prohibido el uso de alias. El caso más extremo es el de Corea del Sur, donde los comentarios que recibía la actriz Choi Jin-sil eran tan humillantes que terminó por suicidarse. Desde entonces, el Gobierno obliga a los internautas a registrarse con un código de 13 dígitos que hace las veces de DNI virtual.

"Pero el anonimato es una de las grandes ventajas de la Red", alerta Dan Giffords, autor del vademécum de la participación cibernética We, the media. "Las personas necesitan la libertad de ser invisibles. Imagínate que les persigue su Gobierno, o que tienen una enfermedad que no quieren reconocer en público. Hay que hacerles responsables de sus comentarios, pero no obligarles a dar su nombres. Imagínate que Elton John quisiera usar Google+. ¿Tendría que hacerlo con su nombre real?".

ILUSTRACIÓN DE JOAQUÍN SECALL

Netiquette: los modales de la red

¿Cúal es el código de conducta online? Una experta nos da las consignas para relacionarse en el mundo virtual con educación.

"Si vas a usar Internet, tienes que aprender a comportarte. No es tan difícil. Es básicamente lo mismo que me enseñó mi abuela de pequeña", dice Gaby Castellanos. Repasamos con ella la Netiquette, una lista de convenciones sociales que explican qué es aceptable y qué no en la Red.

HABLA BIEN. "No uses lenguaje de SMS. Los caracteres son gratis, y cuesta el mismo esfuerzo escribir una q que un que. El lector te lo agradecerá". De hecho, hace tiempo que YouTube puso en marcha una opción que elimina los comentarios de los vídeos que no alcanzaran un "nivel aceptable del uso de la lengua inglesa". Asimismo, Google ha empezado a penalizar las páginas que tienen faltas de ortografía. Twitter sí limita los caracteres, pero casi todos los expertos coinciden en que las cuentas más relevantes no utilizan este tipo de escritura.

NO GRITES. "No escribas en mayúsculas. Si lo que quieres es llamar la atención, escribe algo que valga la pena. No pongas un texto en mayúsculas porque es equivalente a gritar y daña la vista". Usar técnicas de lenguaje oral por escrito es algo muy común en Internet. Pero, como dicta la Netiquette, "usar las mayúsculas de vez en cuando es un efecto muy fuerte y así debe permanecer".

NO HABLES DE LOS DEMÁS A SUS ESPALDAS. "Si te refieres a alguien en una red social, lo mínimo que puedes hacer es etiquetarlo. No hay nada más desagradable que ver que hablan de ti sin incluirte en la conversación. Y no hay nada más fácil que encontrar esas conversaciones".

NO SEAS PESADO. La Netiquette recomienda no repetir el mismo contenido una y otra vez, por mucho que esa canción no se nos vaya de la cabeza o que ese vídeo de alguien nos enfade. Tampoco está bien visto meterse en una conversación (por ejemplo, en un foro o en un estado de Facebook) para cambiar de tema.

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