Fernando de Castro. Un obrero de la Humanidad

Ensayo. Fernando de Castro fue un personaje de rara individualidad en el contexto de la sociedad española del siglo XIX, pero precisamente por esa rareza ejemplifica bien el renacer de su cultura, a partir de mediados de siglo, tras la destrucción de guerras y despotismos. De origen modesto y formación eclesiástica, llegará a ser confesor de Isabel II, catedrático del instituto de San Isidro, y después, en la universidad madrileña donde será rector. Acreditado orador e historiador, su presencia en la historiografía del periodo liberal es muy notable. Orientado hacia la filosofía contemporánea, sus visitas a Francia y Alemania le permitirán conocer de primera mano al grupo de inspiración krausista. Preocupado por mejorar la formación de profesores y la enseñanza, sintió la necesidad de abrir ésta a la sociedad como nunca había ocurrido antes en nuestro país. Clérigo liberal apartado por su obra y pensamiento de la ortodoxia, sería enterrado en el cementerio civil de Madrid junto a sus colegas y amigos krausistas, quienes pondrían en marcha la Institución Libre de Enseñanza. Su figura, en fin -como la de Francisco de Paula Montells, rector de Granada-, muestra toda la complejidad cultural del paso del antiguo régimen a las monarquías constitucionales, modernizadas. Rafael Serrano García, el autor de esta espléndida biografía editada por la Junta de Castilla y León -donde Agustín García Simón viene haciendo una tarea editorial encomiable-, nos ofrece un minucioso y muy inteligente estudio que apura con extremado escrúpulo la bibliografía existente, fuentes inéditas y manuscritos. Un libro bien escrito y claro, que permite comprender mejor a un escritor difícil y a un personaje proteico, situándolo en el marco de la institucionalización de la enseñanza de las ciencias y las letras en España, que alcanza al nivel universitario al mediar el ochocientos. Precisamente dando paso a la época que dibujó el filósofo Immanuel Kant como horizonte para la Universidad, en la que deberían alzarse triunfalmente los saberes humanísticos y científicos.