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Tentaciones
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Reportaje:MÚSICA

'Folk' con sabor a chicle

Su sonido es diferente. O al menos eso pretenden. Ellos lo saben y el público también. En el escenario de la madrileña sala Sol, el 5 de marzo, seis chavales españoles de entre 20 y 32 años telonean a la veterana banda sueca Club 8. Teclados, bodhran, batería, guitarra acústica, el inevitable violín o un banyo. Aires a la banda canadiense Arcade Fire, una pizca del francés Yann Tiersen y el toque naïf de los escoceses Camera Obscura. Una celebración torrencial no lejos de la actitud de bandas independientes españolas de finales de los noventa, como Nosoträsh o Meteosat. Un "tocamos gracioso, sonamos divertido, pero sabemos bien lo que nos traemos entre manos". No son más de sesenta las personas que se contonean y sonríen con sus canciones. ¿Cómo llamar a aquello? ¿Folk?, ¿pop?…, ¿tontifolk? La banda en cuestión se hace llamar Hola

"Vivimos tiempos de incertidumbre, de crisis económica; es normal que se canonice a los héroes del 'posmayo 68" (Carles Feixa, antropólogo)

Son españoles, aunque cantan en perfecto inglés, casi decimonónico. "Los conocimos por MySpace y por el boca a boca. Enseguida nos alucinaron", explica Roberto Berlanga, de 33 años, el miembro de la promotora madrileña Fikasound, responsable de aquel directo. El sexteto madrileño no es el único: ahí fuera, en salas de ensayo, de concierto, en sellos y revistas underground y por toda la Red se agita el universo neofolk, freak folk, chiclefolk o tontifolk; o como quiera que se termine llamando este resucitar de ritmos sureños con inequívoco sabor ibérico. Es la versión local del movimiento que en el mundo anglosajón ha consagrado en los últimos dos años a Devendra Banhart, Arcade Fire, Iron & Wine, Cat Power o Wilco. Elementos para que les cuelguen el sambenito de nueva tribu no les faltan: tienen una misma estética, un look vintage inspirado en los setenta, muy folk urbano y algo endeudado con la modelo rumana Irina Lazareanu. Camisas de cuadros, chalecos, cancanes, bordados y estampados floreados. También tienen las mismas aptitudes tecnológicas. "Han asimilado las herramientas de la Red y exprimen al máximo programas de grabación como Cubase o Protools", aduce Javier Garcés, presidente de la Asociación Nacional de Estudios Psicológicos y Sociales. "Grabo mis canciones con el Garage Band, el programa del Mac, y las cuelgo en MySpace", explica el músico cántabro de 26 años Javier Carrasco. Un cantante, guitarrista y compositor folk que firma como Javier Betacam. Además, son parte de una misma franja de último, comparten referencias musicales. Son jóvenes criados por programas de Radio 3 como Disco grande y el Diario pop, unidos por la comunidad virtual MySpace, crecidos (muchos) sin religión, exageradamente preparados, pero amenazados por el paro. Un futuro incierto que les ha llevado a bucear en el pasado. "Me gusta mirar atrás en el tiempo: me inspiro en bandas como Family o en discos como On the beach, de Neil Young", confirma Javi Betacam. Además, después de décadas en las que el folk fue ridiculizado, se tiende a canonizar a sus mitos, sobre todo por parte de aquellos que no vivieron la década de los setenta. "Vivimos tiempos de incertidumbre, de crisis económica; es normal que se canonice a los héroes del posmayo 68", teoriza el antropólogo de la Universidad de Lleida Carles Feixa. Y en su podio se sientan Bob Dylan o Pete Seeger, aunque a veces sus devotos practicantes ni lo sepan. Sin embargo, estamos ante un saber tecnológico más humano. "Los veinteañeros de hoy nacieron en los ochenta y crecieron en los noventa, en la época de la cultura digital. Es la primera generación que se ha educado bañada en bytes", reflexiona el antropólogo Feixa. "Pero llega un momento en que ese hipertecnologismo debe completarse con una vuelta a lo manual, a la carne. Algo que en el campo musical puede estar representado por los instrumentos tradicionales y la simpleza del folk". El mismo espíritu de solidaridad y hermandad del festival Woodstock también les acompaña. Desde ayer y hasta mañana, una treintena de grupos británicos y españoles tocarán gratis en un festival organizado con cuatro perras. Un evento cien por cien hazlo tú mismo con un título de lo más literario, Abril no tan Cruel. "Procede del verso de T. S. Elliot 'April is the cruelest month' ['Abril es el mes más cruel'], y su ambientación se inspira en La divina comedia, de Dante Alighieri", detalla la organizadora Clara Regueiro. Y como en toda escena, muchos ensayan juntos, se apoyan diseñando los carteles y los flyers. Los grupos británicos que vienen al festival no cobran un duro y se hospedan en casa de los organizadores. Hasta se prestan la ropa que tejen sus madres o que compran, sobre todo, en H & M, que luego les queda tan bien con sus correctos bigotes setenteros o con sus gafas de pasta noventeras. Todo muy folk.

El Mundo en el madrileño parque del Retiro practicando el flying dance, un baile tradicional alemán que aprendieron en YouTube antes de la sesión de fotos.
El Mundo en el madrileño parque del Retiro practicando el flying dance, un baile tradicional alemán que aprendieron en YouTube antes de la sesión de fotos.

En el verde prado 'folk'

Hola a todo el mundo

Bocadillos de tortilla de patatas o de calamares y un ejército de jarras de cerveza competían con el café con leche de la periodista. Era Viernes Santo, pero qué más daba. Hacía sol y en media hora arrancaba su primera sesión de fotos para un medio. "Núcleo primigenio somos ana (acordeón), Álvaro (guitarra y bajo) y yo", detalla el espigado Juan Manuel (ari) con la guitarra a cuestas y de cami¬no al retiro. Y en el último año se han ido sumando el ukelele de Clara —la más joven, con apenas 20 años—, el violín de Loreto y la percusión de Antón (hace poco más de un mes). En la foto, en el sentido de las agujas del reloj. De modales exquisitos y muy leídos, son la promesa de un día mejor. Su nombre es la traducción libre de un poema de Walt Whitman, Salut au monde (Saludos al mundo). Ofrecen una reconfortante imagen de pandilla, a medio camino entre la serie estadounidense La tribu de los Brady y la película Los goonies. Sus alocados temas en inglés beben de los estadounidenses the Decemberists y del folk monumental y épico de Arcade Fire. Pero su actitud es tan cercana como la del vecino del quinto.www.myspace.com/holaatodoel¬mundo.

Russian Red.

No podían faltar los folletines en un movimiento neocountry marcado por la emotividad. Brian Hunt (abajo, a la izquierda) y Lourdes Hernández, madrileña de 22 años, fueron pareja durante más de un año. "Me enamoré nada más verle en la sala Siroco", describe sentada en un banco de la sala madrileña La Escalera de Jacob, donde debutó en enero de 2007, gracias a las sesiones de directos Tres Tristes Trastes. Brian colaboró en la grabación de I love your glasses (Me gustan tus gafas), la ópera prima de russian red editada el 1 de abril. Doce cortes aterciopelados dominados por un color: el rojo. "El título gafas… en brian. Él me sacó la foto de la portada del disco", relata esta chica menuda mientras clava sus enormes ojos negros en el suelo. el alias de esta estudiante de traducción e interpretación tampoco es casual. Russian red es el tono de una barra de labios de Mac. "Tuve una banda sin nombre hace tiempo. Desde entonces me perseguía una obsesión: encontrar el nombre artístico ideal. Un día me enamoré de ese color, lo llevaba una chica. Pronuncié su nombre, ahora es mi seudónimo". I love your glasses está editadoen Eureka.www.myspace.com/russianready

Brian Hunt.

No, no es el seudónimo altisonante de un instrumentista con pretensiones. "mi padre es de Exeter, Inglaterra. Él también se llama Brian Hunt, y yo estudié diseño industrial en Londres", precisa por teléfono este cántabro de 27 años. a los 17 cogió su primera guitarra. Pero no se atrevió a subirse a un escenario como Brian Hunt hasta hace un año. la oportunidad se la dio Tres Tristes Trastes, un proyecto de dos chicas británicas, una mexicana y un vasco. "Organizan sesiones gratuitas de seis conciertos una vez al mes en la 'Escalera de Jacob' (Lavapiés). Nuevos músicos folk nos hemos conocido allí". Cálidas palabras en inglés, susurradas con ojos entornados, y desgarradoras guitarras desnudas. Este hombre orquesta —se atreve con la batería y el contrabajo en su álbum de debut, grabado por su cuenta hace un mes- toca también en Half Foot outside, Templeton y Kidsgofree. "Hasta hace dos meses también acompañaba a Lourdes, alias Russian red". Pero es una historia de amor que ya te hemos contado. Brian Hunt actúa el 10 de abril en Heliogábal (Barcelona). www.myspace.com/brianbrianhunt.

The Polite Wolves.

"Nacimos una noche mientras jugábamos a no dormir, algo que aprendimos de nuestra serie favorita, Las aventuras de Pete & Pete. Nos dijimos, '¿por qué no grabamos algún tema con el mac?", recuerda Andrés, barcelonés, como su compañero. Representan la alternativa surrealista y guasona del movimiento tontifolk. Un chiste que ya ha expirado. "nos hemos separado. ahora Pau toca en un grupo de noise. Pero no descartamos volver. Tocamos en el Astoria (la sesión de los jueves en la sala nasti de madrid) el pasado 14 de febrero. Fue un exitazo. Hicimos una performance con caretas de dinosaurios de cartón en la cabeza", detalla andrés. "nuestro sonido hace soñar con una mamá pingüino alimentando a un bebé koala albino. nuestras influencias van desde Vincent Gallo a Final fantasy pasando por the Whitest boy alive", añade Pau. la experiencia fue corta, pero intensa. con un escuálido cancionero (dos solitarias canciones colgadas en myspace) cargado de humor electrofolk amenazan con seguir haciendo trastadas. Pau a la guitarra, y andrés al violín. nwww.myspace.com/thepolitewolves

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