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Debate en el Congreso sobre la crisis

El presidente anuncia medidas financieras para dar oxígeno a las inmobiliarias

El Gobierno alega que hay riesgo de suspensiones de pagos - Zapatero minimiza el pronóstico de recesión de la UE y argumenta que todas las predicciones fallan

José Luis Rodríguez Zapatero no había subido siquiera a la tribuna del Congreso cuando el Partido Popular preparaba copias del discurso de Mariano Rajoy, que se iniciaba así: "Tras escuchar con atención sus palabras, la primera cuestión que se me plantea es: ¿A qué ha venido usted aquí? La mía es una perplejidad sincera, porque no he visto nada nuevo verdaderamente relevante".

Tan sincera era su perplejidad como que, dijera lo que dijera el presidente del Gobierno, el líder del PP tenía escrita la respuesta y así la leyó, tal cual, al llegar su turno. Por eso no dijo nada de que Zapatero anunciara la aprobación de "mecanismos de liquidez a las empresas que han acumulado importantes stocks inmobiliarios". Hace sólo cinco meses, el vicepresidente Pedro Solbes se pronunció en contra de ir al rescate de las inmobiliarias. "Que no me pidan dinero para salvar empresas que han tenido grandes beneficios", dijo Zapatero en Rodiezmo (León) hace sólo tres días.

La ayuda tiene como contrapartida que se pongan en alquiler pisos no vendidos
El líder socialista rechazó el pasado domingo "salvar" a las constructoras
"El empeoramiento ha sido más rápido de lo previsto", admitió Zapatero
"Si no da soluciones, deje de ser parte del problema", le replicó Rajoy
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Ayer, el presidente rectificó y anunció en el Congreso una línea de crédito de 3.000 millones de euros, ampliables, para las constructoras. Pese a que no se trata de salir al salvamento de empresas privadas, el objetivo es "facilitar la transformación de sus préstamos para la construcción de viviendas en préstamos a más largo plazo y, en contrapartida, se comprometerán a incorporar las viviendas al mercado de alquiler durante un periodo determinado de tiempo". Anunció que se autorizarán las "sociedades cotizadas de inversión en el mercado inmobiliario", con un régimen fiscal favorable, para inyectarles liquidez.

Para justificarlo, La Moncloa asegura que se busca potenciar el mercado de alquiler, evitar que los promotores lleguen a suspensiones de pagos y limitar "el riesgo de que las entidades financieras se enfrenten a un conjunto de suspensiones de pagos con el consiguiente impacto negativo sobre sus balances".

El presidente del Gobierno compareció a petición propia en el Congreso y en respuesta a la pregunta "¿a qué ha venido usted aquí?", reiterada por Rajoy, respondió que "a dar la cara y a dar confianza a los ciudadanos".

Advirtió de inicio que a lo que no iba era a detallar nuevas medidas contra la crisis: "No esperen una nueva batería de propuestas". Anunció las que ya se han aprobado que, según dijo, tendrán efectos a medio plazo. Hizo un canto al diálogo social, explicó que su objetivo es el empleo y deslizó que los ayuntamientos contratarán a 100.000 parados para "obras o servicios de utilidad social y acciones formativas".

El presidente fue también al Parlamento a escuchar, una vez más, los duros reproches de todos los grupos, salvo el PSOE. Fue a reiterar que mantendrá sus compromisos sociales y a insinuar que para ello está dispuesto a forzar el déficit público de forma coyuntural. "Es valioso tener capacidad de endeudamiento en momentos adversos", dijo.

Zapatero fue a recuperar la iniciativa política y a conjurar las acusaciones de inacción. Arrancó la sesión con un discurso realista, prolijo y técnico, sin adornos ni concesiones a la retórica y con reconocimiento de la adversa situación. "La situación es de estancamiento"; "el empeoramiento ha sido más rápido e intenso de lo previsto", y "se ha acentuado el rápido e intenso empeoramiento de la economía internacional que vivimos hace unos meses. También la española. Y todo apunta a que va a continuar en los próximos trimestres, que van a ser duros y complicados", dijo.

El presidente fue al Congreso con un discurso escrito en el que no estaba la palabra recesión, utilizada un día antes por Solbes, y pronosticada ayer mismo mientras se desarrollaba el debate por el comisario europeo de Asuntos Económicos y militante socialista, Joaquín Almunia.

Pero en la réplica, a Zapatero le salió de dentro el político de siempre y el optimismo desbordó al realismo. Se lanzó al debate político y minimizó los negros augurios europeos que hablan de caída del PIB en el último trimestre. "Son previsiones y voy a luchar para ganar a las previsiones. Todas han fallado", aseguró, al tiempo que pronosticaba la próxima bajada de la inflación.

Zapatero escuchó frases duras de partidos con los que quiere pactar los Presupuestos. "El Gobierno es frívolo, voluntarista y optimista patológico ante la crisis", le dijo Josu Erkoreta (PNV). Para el próximo martes, Solbes ha citado a CiU para abrir la negociación de los Presupuestos y su portavoz, Josep Antoni Duran Lleida, acusó a Zapatero de "haber situado la economía en posición de riesgo". Duran lanzó una catarata de propuestas y escuchó a Zapatero acusarle de retórica y decirle que sólo "merecen atención" las que suponen inyectar más liquidez. El presidente fue al Congreso, sobre todo, a debatir con crudeza con Rajoy. A imputarle al líder de la oposición falta de "seriedad y rigor" para "eludir sus derrotas electorales".

El líder de la oposición fue a minar la credibilidad de Zapatero y a dar una vuelca de tuerca a sus críticas, hasta quedarse ya al borde de la petición de dimisión: "No siga por ese camino. Si no está capacitado o dispuesto a dar soluciones o a contribuir a ellas, al menos deje de ser parte del problema". Y eso que no leyó esta frase que llevaba escrita: "Es usted parte del problema y si no rectifica conseguirá que la crisis sea más larga y más severa".

El vicepresidente económico, Pedro Solbes, susurra algo al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el debate.
El vicepresidente económico, Pedro Solbes, susurra algo al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el debate.REUTERS

Las principales propuestas

- 3.000 millones para empresas en apuros. Nueva línea de financiación del Instituto de Crédito Oficial con 3.000 millones para que los promotores con dificultades para vender casas puedan ampliar el plazo de sus créditos y evitar suspensiones de pagos. A cambio, los empresarios se comprometen a poner esos pisos en alquiler. El objetivo es sacar 25.000 viviendas.

- Potenciar el alquiler. Se autorizará la creación de empresas que coticen en Bolsa dedicadas a la inversión en activos inmobiliarios para alquiler. Tendrán ventajas fiscales.

- 100.000 parados a trabajar. Los ayuntamientos que contraten a desempleados para realizar obras o servicios de utilidad social recibirán una subvención de los servicios de empleo. Ese programa existe desde hace años, pero será ampliado. El objetivo es que 100.000 parados, sobre todo del sector de la construcción, participen en acciones formativas y sean contratados por las corporaciones locales. También se pretende "racionalizar" e introducir criterios de unidad en los más de 20 programas de empleo existentes.

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