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Crítica:ARTE | Exposiciones
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Huellas del asombro

Tras una dilatada trayectoria artística, que inició en Nueva York, donde se decantó por una senda pictórica afín a la abstracción lírica americana, Gloria García Lorca (Nueva York, 1954) ha ido madurando con una cada vez mayor ambición. En este sentido, instalada en España, su carrera profesional durante la década de 1970 no sólo fue actualizando y enriqueciendo su lenguaje pictórico, sino progresivamente dando pábulo a otras inquietudes técnicas y conceptuales. Aunque no abandonó su talante pictórico, su mundo se hizo más reflexivo y complejo, y empezó a experimentar con otros materiales y, sobre todo, a adentrarse de diversas maneras en obras tridimensionales. Fue entonces cuando apuntó también de forma más clara su querencia por la naturaleza orgánica, tratada siempre con un refinamiento lírico. Un ejemplo brillante fue su incursión por el universo de los tejidos y tapices que, pienso, constituyó para ella un peldaño en sus búsquedas de un tratamiento más libre e imaginativo de su obra.

Gloria García Lorca

Galería Travesía 4

San Mateo, 16. Madrid

Hasta el 10 de enero

En cualquier caso, durante los últimos años, Gloria García Lorca ha arribado a lo mejor de su madurez con instalaciones que recrean con originalidad su sintonía con la naturaleza. Es el caso de la presente exposición, significativamente titulada Historia natural, en la que con chapa pigmentada en rojos y blancos evoca los elementos de un paisaje de litoral; su perfil, sus seres, sus formas. En absoluto se trata de una evocación de corte realista, pero no por eso pierde su fuerza y efecto en el espectador, que se siente inmerso en una atmósfera y un ritmo marinos. El oleaje metalizado, pero de coloración hirviente, recuerda esos acerados torbellinos de agua y fuego de William Blake, aunque la intención de nuestra artista no tenga esa pasión devoradora, conminatoria y apocalíptica de las imágenes y poesías del británico. En realidad, mirando las obras y el conjunto de la instalación que ahora exhibe comprendemos más y mejor el sentido de toda su trayectoria y el trasfondo de su propia sensibilidad. Y es que ahora se revela cómo Gloria García Lorca tiene alma de paisajista, pero no sólo porque refleje o represente la naturaleza, sino sus luces, que alumbran hacia fuera y hacia dentro. Es lo que ella ha escrito al respecto con precisión poética: "Hay algo extrañamente indeleble en aquello que nos ha asombrado y su rastro está en el semillero de la memoria donde todo es desorden". La instalación que nos ofrece es pues el fruto de estos encuentros donde se miden las vivencias de alguien que se funde con lo que contempla y lo refunda. Una entrega. La de, como ella misma dice, "huella del primer asombro".

Imagen de la instalación de Gloria García Lorca, <i>Historia natural.</i>
Imagen de la instalación de Gloria García Lorca, Historia natural.

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