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Tentaciones
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Reportaje:

Jack Black rebobinado

Jack Black parece haberse tomado un puñado de hongos alucinógenos de desayuno. Desorbita los ojos, alza las cejas, emite extrañas voces, entona cada frase como si fuera un chiste. Luce el pelo decolorado por exigencias del guión de Tropic thunder (el último delirio orquestado por Ben Stiller) y una camisa roja de cuadros que a duras penas se abrocha sobre su curva de la felicidad. Como bien dijo el crítico de cine estadounidense Roger Ebert, "tiene la sonrisa menos tranquilizadora de Hollywood desde Jack Nicholson".

Black se podría pasar la mañana haciendo de oso de peluche psicótico, pero está en Londres para promocionar Rebobine, por favor, la última película de Michel Gondry. Al fin parece centrarse conla inevitable primera pregunta: ¿cómo surgió trabajar con Gondry? "Me llamó porque le gustó Escuela de rock y tuvimos una de esas típicas reuniones hollywoodienses que no llevó a nada en particular. Más tarde vi ¡Olvídate de mí! , y me pareció la obra de un genio. Estaba desesperado por trabajar con él. Preservé nuestra relación, nuestra amistad, como quien guarda una perla dorada. Si existieran, ésta sería una pieza única... ¡La perla dorada de nuestra amistad!", dice imitando el acento francés de su amigo realizador, decantándose por provocar la carcajada en lugar de responder a la pregunta.

"A veces pienso que hago películas a las que no pertenezco. Me veo como el chico de la porqueriza en medio de una poderosa industria"

'Rebobine, por favor' es muy parecida a las actuaciones de Black: irregular, pero entrañable, disparatada y de apariencia improvisada. "Pues lo único que improvisé", explica malicioso, "fue mi diálogo, porque a Michel no le ayudaron a traducir el guión correctamente al inglés". El cómico estadounidense interpreta a Jerry, un mecánico de barrio que tras imantarse accidentalmente se carga el videoclub donde trabaja su mejor amigo, Mike (el rapero Mos Def). Su presencia radiactiva borra todas las cintas de VHS, y para solucionar la metedura de pata graban sus versiones caseras de algunos clásicos modernos, como Cazafantasmas, Hora punta 2, Robocop o El rey león. El protagonista se queja de no haber podido explotar todos los registros paródicos que él quisiera. "Yo hubiese hecho una versión de Mad Max 2, el guerrero de la carretera, pero Michel me contestó 'Non, mon ami", dice, tomándola de nuevo con Gondry y su acento francés. "Eligió los títulos que significaran algo para él. Menos Paseando a miss Daisy, que incluyó porque Dave Chappelle [el humorista junto al que Gondry concibió el falso documental Block party] considera que es una película horrible y racista". Otros favoritos de Gondry, como Regreso al futuro, se quedaron fuera por falta de autorización. "No nos lo permitieron sus productores porque están pensando hacer un musical, una serie de televisión o alguna ridiculez por el estilo. Una pena, porque los ensayos se nos habían dado muy bien".

La película cambia los habituales efectos digitales de Gondry por trucos manuales. Todo un alegato a favor de la inventiva que confirma su protagonista. "Lanza ideas contra las limitaciones impuestas por las grandes corporaciones", explica. "Es curioso, cuando viajas a los lugares más deprimidos y pobres del mundo jamás esperarías encontrar tanta creatividad. Y, sin embargo, es ahí donde la encuentras, porque suplen la carencia de medios con grandes dosis de imaginación". En este sentido, el suyo es un caso inusual. Es un actor que ha conseguido el éxito en taquilla sin que se resienta su autenticidad. Black gusta tanto a las ratas de ordenador como a los bocazas de la clase. Sus credenciales de héroe de culto permanecen intactas pese a títulos tan descaradamente comerciales como Amor ciego, de los hermanos Farrelly. Por esta película recibió dos millones de dólares y ha confesado sentirse no muy orgulloso de ella y un "vendido". Dice que procura no dejarse cegar por los cheques abultados y seguir trabajando en pequeñas producciones. "Busco una visión fresca y original siempre que puedo. Mi estilo de vida no es tan caro como para obligarme a aceptar siempre trabajos grandes.

No tengo, precisamente, un castillo que mantener. Además, las productoras pequeñitas también pagan", apunta. Black nació en Santa Mónica, California,hace 39 años. Es el único hijo de un matrimonio de ingenieros astronáuticos. Admite que fue un niño hiperactivo, siempre buscando ser el centro de atención: "Montaba un laberinto en el salón con sillas y almohadones y obligaba a mi perro a correr a través de él. También me ponía cereales en el culo. ¿Que por qué? Pues para hacer gracia. Para un niño es muy importante experimentar".

Más tarde se convirtió en un adolescente gamberro que siguió experimentando, esta vez con drogas, lo que le hizo pasar algunos cursos en una escuela para estudiantes conflictivos. Dejó la Universidad de California (UCLA) para enrolarse en el Actors' Gang, un grupo de teatro dirigido por Tim Robbins, donde se curtió con piezas de Ionesco y Brecht. Su carrera profesional arrancó con una larga retahíla de pequeños papeles. Hasta que, a finales de los noventa, se hizo con un puñado de fieles seguidores gracias a su participación en Tenacious D, un espectáculo televisivo que retrataba las absurdas andanzas de un cómico dúo de rock. Con el nuevo siglo vino su rol amuleto: el dependiente redicho y despectivo de una tienda de discos en Alta fidelidad. Con este tipo de personaje, el del "perdedor con demasiada confianza en sí mismo", es con el que Black declara sentirse más cómodo. Y aunque críticos y fans no parecen haber asimilado bien la faceta, también tiene un lado serio como actor. Stephen Frears, que le dirigió en Alta fidelidad, le describe como "inesperadamente delicado". Peter Jackson le eligió para su King Kong porque le recordaba a un joven Orson Welles. Todo un logro, considerando que el director de El señor de los anillos fue consciente de la existencia de Black porque sus hijos veían sin tregua Escuela de rock. Próximamente le veremos en otro papel dramático, en Margot y la boda, de Noah Maumbach. Según él, "una peliculita muy deprimente. Tendría que haber conseguido alguna nominación al Oscar".

Aunque conserve esa pinta de eterna alma de las fiestas, hoy lleva una vida más asentada. Está casado con una antigua compañera de clase, la cantante y violonchelista Tanya Haden (hija del prestigioso músico de jazz Charlie Haden). Ésta le dio calabazas cuando se conocieron en el instituto, pero cambió de opinión cuando se reencontraron hace tres años en una fiesta de amigos comunes. En 2006 nació su primer hijo, Sammy, y está esperando el segundo. "Ahora salgo muy rara vez y sin pasarme. Es extraño que la gente siempre quiera ir de fiesta conmigo. Me persiguen con porros gigantes, diciéndome '¿Dónde vas? Sabes que lo quieres'. Pero no es verdad. No lo quiero", dijo en una entrevista con la CNN. Puede que las apariencias engañen; sin embargo, su figura abruma. No sólo por la cantidad de gestos y momentos de humor absurdo que provoca por minuto. Su vida y su carrera lo sitúan como un personaje desconcertante e inclasificable. Puede ser rockero de culto, actor con talento, cómico para las masas, personaje tierno, histrión, desastroso fanfarrón…

Cuando se le pregunta si tiene mucho en común con el personaje que le ha dado Gondry, por arte de magia desaparecen las payasadas. "Yo no vivo en un desguace, pero llevo una vida igual de desordenada que la suya. A veces pienso que hago películas a las que no pertenezco. Me veo como el chico de la porqueriza en medio de una poderosa industria". De repente estamos ante el Black que ex compañeros de rodaje como Gwyneth Paltrow o el director de Escuela de rock, Mike White, han descrito como "dulce". "Siempre pienso que la próxima va a ser mi última película. Creo que lo voy a hacer rematadamente mal", declara bajando la voz y desviando la mirada. ¿Será éste reflexivo y autocrítico Jack Black el auténtico?

¡Tachán! El mago Michel Gondry sostiene la cabeza de Jack Black.
¡Tachán! El mago Michel Gondry sostiene la cabeza de Jack Black.FRANK MICELOTTA

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