Knockemstiff
NARRATIVA. Para hablar de Knockemstiff, el magistral libro de cuentos de Donald Ray Pollock, se han mencionado nombres muy diversos: Sherwood Anderson, Denis Johnson, Chris Offut. A esos nombres hay que agregar el de Daniel Woodrell, el autor de Winter's Bone, aunque para narrar sus cuentos de perdedores Donald Ray Pollock tiene más humor. En el pueblo de Knockemstiff, en una desolada zona rural de Ohio, sus habitantes white trash no tienen más vías de escape que el alcohol, el sexo y las drogas, sobre todo las drogas: meth, speed, crack, crank, anfetaminas, todo sirve para soñar con escaparse a California y dejar atrás una vida miserable. Pero no: el lugar pesa más, como si se tratara de una maldición, y nadie puede salir de él por mucho tiempo. Pollock es un maestro para agarrar al lector desde la primera línea del cuento: "Mi padre me enseñó a hacer daño a la gente una noche de agosto en el autocine Torch cuando yo tenía siete años" ('La vida real'); también lo es para terminar el cuento con una imagen que abre el texto en múltiples direcciones. Los personajes de un cuento reaparecen en otro, con lo que queda la sensación de que se nos ha contado la historia de una familia, de todo el pueblo. Y por ahí desfilan un vagabundo retardado que ve a un chiquillo llamado Truman teniendo sexo con su hermana de 12 años en Dynamite Hole, y Bobby y Frankie, dos adolescentes que se roban anfetaminas para venderlas para terminar colocados con ellas, y Jimmy y su amigo, que aspiran Bactine en una bolsa de plástico para, con los ojos rojos mientras cae la nieve, poder ver algo que no han visto antes. Pero ya todo ha sido visto, y no queda más que repetir de manera determinista los errores de los padres y de los tíos. La magia de Pollock consiste en lograr que, pese a que en ningún cuento hay redención posible, no sintamos nunca que el autor está siendo repetitivo. Sabemos lo que nos espera, y aun así nos sorprendemos. La traducción de Javier Calvo es impecable.
Knockemstiff
Donald Ray Pollock
Prólogo de Kiko Amat
Traducción de Javier Calvo
Libros del Silencio. Barcelona, 2011
304 páginas. 20 euros
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