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Tentaciones
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Reportaje:TELEVISIÓN

MEDICINA CONTRA LA ARROGANCIA

AL regresar de Vietnam, se convirtió en policía de Baltimore. Eran las décadas de 1970 y 1980, cuando nadie se preocupaba por los crímenes en los barrios más deprimidos de esta ciudad de la costa este de Estados Unidos. Las gentes de esos suburbios eran la última prioridad para los mandos policiales. "¡Porque eran negros! No tenían dinero, no votaban, no tenían poder", explica a EP3 el que fuera ese policía, Edward Burns. En conversación telefónica desde su casa en las montañas de West Virginia, Burns relata cómo priorizó el trabajo en una zona de la ciudad conocida como The Corner (La Esquina), donde el trapicheo de droga era corriente. Y cuenta cómo un buen día cambió su vida sin saberlo, hasta terminar convertido en coguionista de una de las más aclamadas series de los últimos tiempos, The wire (La escucha).

El destino de Burns cambió el día en que conoció a David Simons, un periodista del periódico Baltimore Sun. El informador y su fuente acabaron siendo amigos. De su estrecha colaboración a lo largo de los años nació en 1997 un libro llamado The corner: a year in the life of an inner-city neighborhood. El New York Times lo reconoció como uno de los mejores de aquel año. Bajo el mismo título, Simons adaptó el texto a una miniserie para la HBO, que se alzó con diversos Emmy en 2000.

Tras un periodo en el que Burns se convirtió en profesor (así pensaba que podía ayudar más a la comunidad), la pareja de amigos se convirtió en guionista de The wire (La escucha), también para HBO e igualmente aclamada por la crítica. Una serie de 60 capítulos divididos en cinco temporadas (en España la ofrece TNT, y van por la cuarta) que narra magistralmente el trabajo policial y también el de los delincuentes y vendedores de drogas. Por supuesto, en Baltimore.

Con ese bagaje, HBO volvió a confiar en estos dos hombres para otro proyecto, la adaptación televisiva (en siete capítulos) de un libro de un periodista de Rolling Stone que viajó empotrado con los marines durante la invasión norteamericana de Irak. Sobre todo ello hablamos con Edward Burns, un tipo amable y muy crítico con su propio país, que se ríe irónico y sin tapujos del imperialismo yanqui.

EP3. ¿Por qué te hiciste policía?

Edward Burns. No quería estar en una oficina al volver de Vietnam. Era una época con mucho crimen, cuando los tiburones nadaban en el agua. Y eso es lo que hice, cazarlos durante 20 años.

EP3. ¿No era peligroso?

E. B. Lo es más ahora. Antes había más policías tiroteados, pero ahora los chavales de ese ambiente son aún más peligrosos: viven en un mundo fantasioso.

EP3. Fuiste de los primeros en pinchar teléfonos en Baltimore...

E. B. La tasa de criminalidad era tan alta que me dejaron hacer lo que quisiera. Era la época en la que apareció el busca, luego el móvil... Me metí a fondo en las comunicaciones. Nadie lo hacía.

EP3. Dices que el interés policial que había en los barrios de mayoría negra era bajísimo. ¿Es EE UU un país racista?

E. B. ¡Absolutamente! Aunque cada generación lo es menos. La distancia con 1960 es increíble. Tenemos un candidato negro a la presidencia. Eso dice bastante. Gente como Barack Obama es lo mejor que nunca le ha pasado a este país. Es alguien con el coraje para ponerse en pie. Nunca le dieron nada hecho. Es duro e inteligente.

EP3. ¿Por qué dejó la policía?

E. B. El departamento se convirtió en un juego de números. Decidieron encerrar a todo el mundo. Baltimore tiene 630.000 habitantes. Hace tres años, 115.000 personas fueron arrestadas. Si restas los blancos, los mayores, los niños...

EP3. Quedan los negros.

E. B. Es un país racista. Encerraron a muchos. En eso se ha convertido la policía. La tasa de criminalidad es muy alta, mientras que la tasa de soluciones es muy baja.

EP3. ¿Su perspectiva varió al convertirse en guionista televisivo?

E. B. Me ayudó para entender a los delincuentes. Si queremos resolver la pobreza, hay que empezar desde cero, crear un ambiente favorable para los niños. Si su alrededor está lleno de estrés, si viven rodeados de adicciones, pobreza, gritos..., será complicado redirigirles.

EP3. En The wire hay un personaje, Wallace, que parece querer estudiar, pero el ambiente le arrastra a lo contrario.

E. B. Wallace es buen chico. Pero no tuvo elección. Críos como él acaban apaleados, muertos, detenidos o adictos.

EP3. Su nueva serie, Generation Kill, nace de un libro del periodista de Rolling Stone Evan Wright, que viajó empotrado con los primeros marines que pisaron Irak. ¿Cómo es Wright?

E. B. Tiene una gran memoria y es muy diligente. Tomó muchas notas y grabaciones. Fue una fuente fenomenal.

EP3. Usted, en cambio, estuvo en Vietnam. ¿Le ayudó esa experiencia?

E. B. Mucho. Sabes?, Vietnam no mereció la pena, igual que Irak (ríe irónico). No deberíamos participar en ninguna de esas guerras morales. Bush no lo entendió, del mismo modo que Nixon y Johnson no lo entendieron.

EP3. ¿Demasiada arrogancia?

E. B. Sí. Así de simple.

EP3. En la serie, los marines no paran de soltar tacos, comentarios racistas, pederastas y homofóbicos. ¿Son así?

E. B. Absolutamente. Creo que cualquier ejército utiliza ese lenguaje. Son gente que busca tu debilidad. Pero no son realmente racistas o pederastas...

EP3. ¿Pero habéis tenido algún problema por usar ese lenguaje?

E. B. No. Porque lo verdaderamente importante en la historia de esos marines es la hermandad que tienen entre ellos.

EP3. Durante la invasión, los marines grababan todo en vídeo, saludaban efusivos a los iraquíes... ¿Eran conscientes de estar en una guerra?

E. B. Sí. Cuando cruzaron por primera vez la frontera de Kuwait a Irak, en el desierto, se relajaron porque estaban en un espacio abierto, con visibilidad. Pero a medida que atravesaban las ciudades, aumentaba el miedo. Especialmente cuando llegaron a Nasiriyah [donde se libró una gran batalla en la que murieron 18 marines y 11 miembros del ejército].

EP3. En la serie hay muchos momentos de espera, sin disparos ni acción. ¿Perdían la concentración los marines?

E. B. No. Son profesionales. En la serie verás cómo se echan tabasco en los ojos para sufrir y mantenerse despiertos. Son casi superhombres. Es la élite.

EP3. Serán superhombres, pero no tenían pilas, ni repuestos, ni aceite para lubricar las armas... ¡Con toda la pasta que EE UU se ha dejado en la guerra!

E. B. Siempre ha sido así. Los marines son los últimos en coger dinero del presupuesto. Así, están rabiosos para luchar. Como dice un marine en el primer episodio: "Somos el pitbull de EE UU".

EP3. En un capítulo se ve cómo se saltan a la torera la Convención de Ginebra al no aceptar a los soldados iraquíes que se rendían. ¿Se miró para otro lado?

E. B. Pensaron que la guerra iba a ser tan rápida que no los necesitarían. También creyeron que serían recibidos como libertadores. Somos estúpidos.

EP3. ¿Algunos más que otros?

E. B. Somos imperialistas. Hemos creado esa idea de que somos el regalo de Dios al mundo. Con esa idea, Bush y Cheney llegaron al poder. Y mintieron para atacar Irak, que no tenía que ver con el 11-S.

EP3. ¿Ha sido desastroso Bush?

E. B. La palabra desastre se queda corta.

EP3. ¿Qué espera del futuro presidente?

E. B. No demasiado. Tenemos un déficit de un trillón de dólares. No podrá hacer mucho. Pero espero que sea un presidente transparente, que empiece a contar a la gente lo que realmente pasa. Debería incluirse la reconciliación, un periodo en el que revisar los ocho años de Bush.

EP3. ¿Obama o McCain son capaces?

E. B. Mmmm... no. Pero espero que cuando Obama entre —¡que Dios nos ayude si gana McCain!— se dé cuenta de que se necesita un cambio radical. Y que se vuelva a poner atención en las personas normales. Ahora sólo habla de la clase media. ¡Pero hay como cien millones de americanos pobres! ¿Sabes? Obama tiene el potencial si no se entierra a sí mismo en el centro. Empezó la campaña en la izquierda y se ha movido hacia el centro. Ahora viaja un poco hacia la derecha. Hace lo que hizo Clinton, intentar lograr los votos de la gente que nunca votaría por él. No tiene sentido.

EP3. ¿Tiene esperanza?

E. B. No si nos empeñamos en hacer lo mismo. Como te he dicho, EE UU se ha convertido en un imperio. Y así, la democracia sufre. Tenemos que elegir como hicieron los romanos o los británicos. ¿Queremos un imperio? ¿O preferimos la democracia? Si tomamos la decisión adecuada, quizá las cosas cambien. Si no... todo podría empeorar. Esto parece Berlín en 1945.

EP3. ¿Y EE UU qué prefiere realmente: imperio o democracia?

E. B. Estamos muy divididos en cuestiones como derechos de los homosexuales o el aborto. Deberíamos volver a la democracia. Pero eso es difícil siendo un país que navega en el imperialismo.

EP3. ¿Generation Kill ayudará a concienciar a la gente sobre la guerra?

E. B. No lo sé. Mira... el libro de Evan lo puedes leer como contrario a la guerra. Y, sin embargo, los marines le dieron una medalla porque lo vieron como proguerra. Es como Sarah Palin (la candidata a la vicepresidencia de EE UU con John McCain). ¡O la adoras o no!

EP3. Usted la ama, claro...

E. B. Ehhh... no. 

The wire se emite los domingos, a las 22.00 horas, en TNT. Generation Kill, los martes, a las 21.30 horas, en Canal+.

Una escena de la serie <i>Generation Kill</i>.
Una escena de la serie Generation Kill.

UN TÁNDEM DE ÉXITO

Simons y Burns, periodista y policía, triunfan reconvertidos en guionistas.

David Simons, periodista del Baltimore Sun, sabía por sus contactos en la policía que había un agente que se había metido a fondo en los barrios más complicados de la ciudad. En una época en que nadie utilizaba los pinchazos telefónicos, un tal Edward Burns (3) era un experto. Simons tiró de sus amistades en el cuerpo policial y logró un permiso para seguir las investigaciones de Burns. Aunque a éste no le hizo mucha gracia: "No es que no confiara en él... sino que el secreto de cualquier investigación es muy importante. No quería que nadie mirara por encima de mi hombro ni que él supiera demasiado".

Pero Burns ni se imaginaba que ese tipo acabaría cambiando su vida. Con el tiempo terminarían siendo amigos, escribiendo un libro sobre los bajos fondos de Baltimore y, más tarde, una serie maravillosa como The wire (1) sobre idéntico tema. Un éxito para la cadena HBO, que volvió a confiar en ellos para adaptar un libro de un periodista de Rolling Stone, Evan Wright, sobre la invasión de Irak. Así nació Generation Kill (2).

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