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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Material sensible para la ficción

Andrea Aguilar

E. B. White probablemente fue el primer autor que imaginó el 11-S. En su ensayo Esto es Nueva York (Minúscula), publicado en 1949, escribió: "Una escuadrilla de aviones poco mayor que una bandada de gansos podría poner fin rápidamente a esta isla de fantasía y quemar las torres, derribar los puentes, convertir los túneles del metro en recintos mortales e incinerar a millones. La intimidad con la muerte ahora forma parte de Nueva York: está en el sonido de los reactores en el cielo y en los negros titulares de la última edición". En el tiempo transcurrido desde los ataques, un considerable número de escritores estadounidenses se ha unido a esta nómina inaugurada por White, con desigual fortuna. Ken Kalfus, en Un trastorno propio de este país (Tusquets), elaboró una despiadada sátira para demostrar que seguía siendo posible escribir con humor después de la caída de las Torres. Claire Messud, en Los hijos del emperador (RBA), describe la vida de tres treintañeros en la Gran Manzana en el año en que los aviones se estrellaron contra el World Trade Center. Lorrie Moore también toma el otoño de 2001 como el punto de partida de Al pie de la escalera (Seix Barral), la primera novela de esta reverenciada cuentista. Pero probablemente el libro de ficción que ha tenido mejor acogida crítica ha sido Netherland: El club de críquet de Nueva York (El Aleph), con el que Joseph O'Neill obtuvo el PEN / Faulkner. Algunos históricos como John Updike también han atacado el tema. Aunque no incluyó el episodio real, en Terrorista (Tusquets) se metió en la cabeza de un adolescente de origen árabe que planea un atentado en Nueva York. Jonathan Safran Foer entró de lleno en la historia con Tan fuerte, tan cerca (Lumen), un libro que terminaba con una reproducción de la serie de fotografías de una persona tirándose desde las Torres, pero en sentido inverso, es decir, trepando al cielo. A esta misma figura aludía El hombre del salto (Seix Barral), de Don DeLillo, en cuyas páginas todos esperaban encontrar la novela definitiva sobre los ataques. El editor de la revista literaria N+1, Keith Gessen, ha dicho que la gran obra sobre el 11-S tardará al menos 50 años en llegar. Amy Waldman, la última en incorporarse a este grupo de escritores con The Submission (Farrar, Straus and Giroux) -una novela en la que imagina que el arquitecto ganador del concurso para el monumento en la Zona Cero fuese musulmán-, no considera chocante que el tema de los atentados haya entrado con tanta fuerza en la ficción. En un ensayo publicado por la revista McSweeneys, Juliet Litman sostiene que estas novelas tratan de reconquistar un sentimiento de seguridad que se perdió tras los ataques. "Intentan hacernos ver el 11-S con menos dolor", escribe. Quizá aquí resida una de las claves para acercarse a estos libros.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.
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