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Tentaciones
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Reportaje:EN PORTADA

NUEVA YORK CAMBIA DE CHAQUETA

Los tres Yeah Yeah Yeahs están en una habitación de hotel sentados en círculo. Nick Zinner, 34 años, guitarrista pálido de peinado tieso, silencioso e inmóvil. El batería, Brian Chase, prepara una infusión. La cantante, Karen Orzolek, más conocida como Karen O, se acurruca en un sillón con atuendo de dama a la que se le ha ido la cabeza: labios rojo pasión, chaqueta de pata de gallo, camisa con estampado de paramecios y deportivas de colores. Acaba de entrar en la treintena el primer icono sexual del rock del siglo XXI, la chica que rechazó una oferta para posar en Playboy.

Se les ha preguntado por unos vídeos que publicaron como aperitivo de su nuevo disco, It's blitz. Tres breves clips en blanco y negro en los que aparecen caracterizados como el científico, el filósofo y la viuda negra. El científico Zinner quema barbies, el filósofo Chase practica yoga y Orzolek, la viuda negra, baila con una ametralladora en la mano. Como única respuesta, Zinner apunta con una cámara de fotos: "Enseña lo que tienes en el bolso", insta a Orzolek.

"Éramos muy inocentes. Lo hacíamos por diversión. De golpe, se nos tomaba en serio y teníamos repercusión mundial"

Ésta obedece y saca un enorme rallador de queso: "Soy peligrosa: tengo un arma". Sin más explicaciones, posa con el utensilio para el objetivo de Zinner. Terminado el espectáculo, contesta a la pregunta original: "Mi novio [el director Barney Clay] grabó los vídeos para divertirse mientras escribía un guión en Texas. Son ideas conceptuales sobre nuestros roles en el disco".

Unas bandas, simplemente, sacan discos. Otras, como Yeah Yeah Yeahs, sienten la necesidad de grabar video-

alegorías sobre su trabajo. Todavía hay clases.

Fever to tell, el primer álbum de Yeah Yeah Yeahs, publicado en 2003, llegó a vender casi un millón de copias. Entonces se les agrupaba con otras bandas guitarreras de Nueva York, surgidas al rebufo del éxito mundial de The Strokes. Pero mientras estos últimos están para el baúl de los recuerdos, Yeah Yeah Yeahs —sin prisas, pero sin pausas— ya van por su tercer álbum. It's blitz sigue la tendencia de volver a los sintetizadores. Y Zinner, al que Marilyn Manson coronó como el mejor guitarrista del mundo, se lanza a tocar los teclados. "Compré uno en eBay y lo llevé a nuestras sesiones, fue un proceso natural", replica el músico. "Sigo tocando la guitarra. Pero es agradable aprender cosas nuevas sobre ti mismo".

Su amigo y chico de oro indie David Sitek (TV On The Radio) es uno de los productores. Bajo el peso de la purpurina electro-pop y exhortaciones al baile como Zero o Heads will roll, hay baladas confesionales en la línea de su éxito Maps. "He utilizado concepciones dramáticas sobre el mal de amores y el deseo de escapar inspiradas en las películas de adolescentes de la década de los ochenta, como las de John Hughes", apunta Orzolek. "Son como culebrones cómicos".

La historia de la formación se remonta una década, cuando Orzolek y Zinner se conocen en un bar de Nueva York y deciden montar un dúo de folk deprimente. Más adelante, Orzolek propone transformarse en una banda de rock. Cuando les falla el batería, la cantante llama a Chase, un amigo de la facultad, que era músico de jazz. Ambos estudiaron en Obelin, una bohemia-pija universidad privada de Ohio que alienta la excentricidad y alquila obras de arte para colgar en el dormitorio de la residencia. "Nosotros teníamos picassos", asegura Chase, que actualiza frecuentemente la web del grupo con disertaciones sobre el vegetarianismo.

Resumiendo: tenemos una antigua hippy de orígenes polacos y coreanos, un músico de jazz y un fan del rock duro con pinta gótica que se juntan para hacer música. Lo bueno es que tienen gustos en común: el punk rock de los Ramones, el electro de ESG y el ruido controlado de Sonic Youth. Todo neoyorquino hasta la médula.

Cualquier duda sobre el origen del nombre de la banda queda claro tras unos minutos en su compañía. Es fácil perder la cuenta de los yeahs y demás interjecciones con los que la cantante de la banda adereza cada frase. Empezaron como cualquier otro grupo arty más en Nueva York. Tocando en el circuito alternativo y deambulando por Williamsburg, el barrio más guay de Brooklyn. Sin embargo, Yeah Yeah Yeahs tenían algo que les distinguía. Contaban con una sofisticada brutalidad y la presencia escénica de Karen O. Una cantante que, con el aspecto de aspirante a reina de la belleza en Mad Max, escupe cerveza, baila espasmódicamente y deja escapar chillidos orgásmicos. Su primer concierto fue de teloneros de White Stripes, cuando la carrera por ser la banda más grande del mundo se corría en Nueva York.

Llegó un momento en el que ya no sólo les llamaban de tugurios y las imitadoras de Karen O crecieron como setas. Les invitaban a las ceremonias de los Grammy y famosas tipo Paris Hilton corrían a ser fotografiadas al lado de aquella cantante tan cool y tan bien vestida.

El éxito les pilló desprevenidos. "No teníamos mayor objetivo que ser una banda de Nueva York", admite Orzolek. "Éramos muy inocentes. Lo hacíamos por diversión. De golpe, se nos tomaba en serio y contábamos con repercusión mundial. Tuvimos que cambiar porque ya no éramos la misma banda. Intentábamos agarrarnos mientras nos arrastraban".

Zinner resume la experiencia: "Fue como montarse en una montaña rusa sin cinturón". Se rumoreaban constantes tensiones. Orzolek empezó a salir con el director Spike Jonze. Como productor del segundo álbum, contrató al hermano del director, Sam Spiegel. La explosión catártica de su primer disco se disipó. Su segundo largo, Show your bones, les salió más recogido y cauteloso, las ventas fueron menores, pero entró en prestigiosas listas de lo mejor de aquel año. "Lleva un tiempo entender tus limitaciones y saber cuánto entregar. En el segundo disco, la energía estaba muy controlada. En éste nos hemos vuelto a soltar. Es más sabio", afirma Orzolek.

La cantante reconoce que para mantener la cordura separa a las dos Karens: la fiera del escenario de la chica dulce con voz rasposa. "Sólo se unen cuando estoy borracha", aclara. Orzolek vive en Los Ángeles y Zinner la visita desde Nueva York, algo que preocupa a la prensa anglosajona: "Están obsesionados. Supongo que porque somos una banda neoyorquina. Les intriga que me haya mudado a otro lugar. Para mí no es importante. Los Ángeles me gusta. Tengo menos obligaciones sociales".

Los miembros del grupo quieren explorar otras ramas artísticas. Zinner es el cronista visual de sus giras. Ha publicado el libro I hope you are all happy now, con fotografías que hace a fans, habitaciones de hotel vacías, las fiestas y sus resacas. "Soy demasiado tímido para mirar al frente durante los conciertos y prefiero sacar fotos", confiesa. Mientras, Orzolek (que colaborará en la banda sonora de la película de Jonze Donde viven los monstruos) quiere continuar explorando sus diferentes facetas artísticas, aunque no concreta una dirección: "Está llegando el momento de probar otros medios y aspiraciones. El rock es genial cuando tienes 20 años, pero no sé cuánto tiempo podré seguir".

It's blitz está editado en Universal

http://www.yeahyeahyeahs.com

Brian Chase, Karen O  y Nick Zinner. El rock es aún elegante.
Brian Chase, Karen O y Nick Zinner. El rock es aún elegante.JOSH WILDMAN

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