PSOE y PP se conforman con los suyos

La dureza de las campañas del PP y del PSOE para las elecciones europeas de mañana, domingo, ha ido creciendo en la misma proporción que su temor a una participación bajísima que les perjudicaría a ambos por igual. Y para la movilización, según reconocen los responsables de las dos campañas, se han dirigido al cuerpo electoral más fiel, al que está más convencido de la necesidad de ir a votar, para apuntalar su fidelidad.

Los candidatos acentuaron ayer, última jornada de campaña, su perfil más radical. El PSOE aventó los fantasmas de la llegada de la derecha y la ultraderecha. "Para que no haya una Europa de pesadilla, donde ya hay una derecha energúmena, hay que votar al PSOE". El mensaje matinal del candidato socialista, Juan Fernando López Aguilar fue rematado por la noche por José Luis Rodríguez Zapatero que aseguró con los votos al PP servirán para que "saquen pecho" los que defienden "ideas reaccionarias".

Zapatero admite que se "juega algo" y se responsabiliza de los resultados

El PP recurrió a la gran defenestrada del sector más duro, María San Gil. Su participación en el vídeo de apoyo a Jaime Mayor Oreja fue saludada desde la página web del partido: "María San Gil reaparece...", titulaba el enlace que daba paso a las imágenes. El candidato del PP, Jaime Mayor Oreja, optó por tocar el tema más sensible para aleccionar a su electorado más extremo, el terrorismo: "Cuantos más españoles decentes vayan a votar, menos posibilidades van a tener los terroristas", dijo en referencia a la candidatura de Iniciativa Internacionalista, avalada por la izquierda abertzale.

Al cierre de campaña, ninguno de los dos partidos se atrevía a echar las campanas al vuelo, aunque en las filas del PP se mantiene con más firmeza la previsión de una ligera ventaja sobre el PSOE. Zapatero, se hizo ayer responsable de los resultados de su partido el domingo. "Soy el secretario general del PSOE y claro que me juego algo", admitió ayer en TVE. "Me siento responsable y sé que los factores de la política interna cuentan".

La campaña ha sido un tanto destartalada por cuanto las líneas establecidas por los comités electorales se han visto arrolladas en muchos momentos por asuntos no previstos. La utilización como arma electoral, hasta ayer mismo, por parte de Rajoy del uso del avión oficial por Zapatero para todos sus desplazamientos, incluidos los mítines electorales, descolocó al PSOE. En el PP también tuvieron que hacer frente al caso Gürtel y al alineamiento de Mayor Oreja con las tesis del arzobispo Antonio Cañizares, que confieren más gravedad al aborto que al abuso de menores. Estos elementos han supuesto munición para las respectivas campañas en el afán casi desesperado de que, al menos, los más fieles vayan a votar.

Los ataques a los candidatos y a los dirigentes respectivos se han utilizado quizá como nunca. El perfil de Mayor Oreja, más conservador que la media de su partido, y sus apelaciones a los valores morales, religiosos y de familia en un sentido muy tradicional, ha sido "una bendición", según arguyen en el comité de campaña socialista, dirigido por Leire Pajín.

Pero si al PSOE le venía bien este discurso, para el PP era imprescindible para buscar el afianzamiento de los más fieles. El líder del PP, Mariano Rajoy, no ha llegado al extremo de hablar de la "crisis de valores", la idea dominante de Mayor Oreja, pero sí ha insistido en los mítines en su oposición a la nueva Ley del Aborto, algo novedoso, porque en los últimos no se lo mencionaba en el PP.

Desde el PSOE, por su afán de transmitir temor con el clásico que viene la derecha, les ha venido bien las incursiones del ex presidente José María Aznar. De nuevo, el recordatorio de la guerra de Irak y el alineamiento del PP de entonces con las tesis de George Bush. De hecho, la campaña del PP arrancó con una foto inédita, el reencuentro de prácticamente todos los ministros del primer Gobierno de Aznar, entre ellos Rajoy, reunidos por el ex presidente pero a solicitud de Jaime Mayor, que había pedido y logrado el apoyo del aún presidente de honor del PP, que entre esa recuperación, su reaparición comercial para vender su nuevo libro sobre la crisis y las preguntas sobre sus 51 escoltas que ha lanzado José Blanco ha tenido una presencia en esta campaña muy superior a la de las generales de 2008 -donde Rajoy ofreció un mitin conjunto con él- y muy por encima de lo que les gustaría a los marianistas más moderados, que sin embargo admiten que éstas no eran unas elecciones para ampliar el espacio por el centro, sino para sacar algún escaño más que el PSOE.

En la carrera, el tono despectivo ha ganado muchos puntos. Ayer Zapatero replicó a la mención de Rajoy "a las pajines, blancos y aídos" como parte del equipo presidencial que esas personas le han ganado varias elecciones. Pero en medio de una campaña confusa, el PSOE sí cree que ha calado que el PP no contribuye a la solución de la crisis y "utiliza en vano el nombre de los parados".

Rajoy ha sido consciente del perfil del candidato, pero lo ha mantenido para evitar más conflictos internos y, según coinciden varios marianistas, para utilizar su buena imagen en el mundo más conservador para movilizar ese voto. También, para contrarrestar el efecto Rosa Díez. Estas razones le han servido al PSOE para decir que es la "derecha más derecha de Europa".