_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Picasso crea. A través de la cámara de David Douglas Duncan / Viñetas en el frente

Cuando una de las comisarias preguntó a David Douglas Duncan por qué hizo tantas fotos de Picasso y cómo este le permitió hacerlas, él contestó: "Nos caímos bien. Así de sencillo". Esto explica que pese a la barrera del lenguaje (Picasso no hablaba inglés y Duncan manejaba un castellano casi de jerga), el artista le abriera su casa y su estudio, bailara, se disfrazara o jugara ante su cámara y, sobre todo, le dejara seguir con sus fotos instantes de reflexión o de tanteo en su trabajo y la elaboración de ciertas obras. Duncan, por su parte, a lo largo de varias estancias en Mougins, Vauvenargues y La Californie, supo ver los estratos del estudio de Picasso, ahondar en su trabajo, calibrar su humor y dar a su mirada la intensidad del enigma: pese a conocerlo bien, solía decir, al mirar sus ojos nunca lograba imaginar qué estaba pensando.

Picasso crea. A través de la cámara de David Douglas Duncan

Hasta el 25 de septiembre

Museo Picasso Málaga

San Agustín, 8. Málaga

Viñetas en el frente

Hasta el 2 de octubre

Museo Picasso Málaga

San Agustín, 8. Málaga

Duncan se presentó en casa de Picasso cuando ya era un profesional hecho. Con 40 años, había sido fotógrafo en el Pacífico, durante la II Guerra Mundial y más tarde en Corea. Lejos quedaba la célebre imagen lograda con su primera cámara: a escondidas, el muchacho fotografió a alguien que salía de un hotel. Una travesura sin importancia de no ser porque el tal alguien era John Dillinger. Poco después de su estancia en Corea, su amigo Robert Capa le recomendó visitar a Picasso. Lo hizo en 1956, casi de paso, pero fue el comienzo de una gran amistad que se traduciría en miles de imágenes. La muestra actual (a cuya inauguración asistió Duncan, un nonagenario vitalista) presenta una importante selección de estas. La mirada atenta descubre varios niveles y se interesa de modo especial en las imágenes que hacen pensar en su proceso de trabajo: las piezas que conservaba (las cabezas en bronce de María Thérèse Walter y Dora Maar), el desordenado orden del estudio, la atención a las pruebas de autor, el inicio de procesos de ideación ("no busco, encuentro", recuérdese) o los pasos en la elaboración de Cabeza de mujer.

Se exponen también muchas obras fotografiadas. A destacar, por su prestancia, esculturas como Cabeza de guerrero, Cabeza de mujer o Mujer embarazada, y por su calidad, los retratos de Jacqueline: en la mecedora y el sugerente collage sobre grafito. No hay que olvidar piezas casi experimentales, como el Retrato de Françoise con traje estampado, sobre una cerámica curvada, o Mujer con llave (Madame), realizado con materiales metálicos casi de desecho. Atractivo muy especial tienen las obras en láminas de metal recortado y pintado. Son piezas que, además de recordar los trabajos hechos hacia 1912 con papel y cartón, o alambre y hojalata (como Guitarra), reúnen lo más difícil: el trazo que rasga y desvela, y el volumen que crea espacio.

La muestra, coproducida por el Museo Picasso de Málaga con el de Münster y La Piscine, en Roubaix, tiene rigor y supone un esfuerzo notable, lo que hace aún más inexplicable las quejas de algunos patronos contra la actual dirección artística del museo. La otra exposición, Viñetas en el frente, motivo de esas quejas, si en algo se diferencia de otras muestras relativas a la Guerra Civil, es por el detallado análisis iconográfico que relaciona la figura de Franco con la del Ubú Rey de Jarry, y a otras, rebeldes o dolientes, con imágenes de Goya o Fougeron, y con trabajos del propio Picasso incluido el Guernica.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_