Posar desnuda en La Habana
Narrativa. Anaïs Nin (Neuilly-sur-Seine, Francia, 1903-Los Ángeles, Estados Unidos, 1977) es una de esas escritoras de aura intensa; mitificada más que admirada. Cuando su padre -el compositor y pianista cubano Joaquín Nin- abandonó a la familia, ella contaba con 11 años y a partir de ese acontecimiento llevó un diario que terminó por convertirse en su obra más apreciada. Wendy Guerra (La Habana, 1970) cayó bajo el influjo de esta mujer, y se propuso rastrear todos los indicios de su estancia en la isla entre 1922 y 1923. Actuando como supuesta descendiente de Anaïs, se sumergió en todo tipo de registros y archivos, además de buscar a quienes pudieran haberla conocido. Posar desnuda en La Habana
Posar desnuda en La Habana
Wendy Guerra
Alfaguara. Madrid, 2011
204 páginas. 18,50 euros
es un diario apócrifo de la autora de Hijos del albatros durante esa visita a Cuba, uno de los episodios menos anotados en sus famosos diarios. El poder del documento suele ser peligroso para los autores de ficción, pero Wendy Guerra ha sabido digerir toda la información recopilada y transformarla en el relato en primera persona de una vivencia íntima, extraña, seductora. Y lo hace de forma convincente. Un lenguaje impregnado de emociones, pero sin caer en el sentimentalismo. Una inmersión en la Cuba de los años veinte y el retrato de una joven que ya se sabía fuera de lugar, para siempre.