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El proceso para el fin del terrorismo de ETA

Zapatero y Rajoy mantienen intactas sus diferencias sobre el proceso para el fin de ETA

El Gobierno y el PP mantienen intactas sus diferencias sobre el proceso de fin dialogado del terrorismo tras la hora y media de reunión que ayer mantuvieron en La Moncloa el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el líder de la oposición, Mariano Rajoy. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, que actuó como portavoz de Zapatero, calificó de "innecesarias y ficticias" las condiciones que el líder del PP propuso al presidente del Gobierno para apoyar su gestión en el proceso de paz.

No obstante, el encuentro entre los dos principales líderes políticos del país, enfrentados sin cuartel en los nueve meses transcurridos desde la anterior reunión, fue "cordial". Tanto, que la vicepresidenta primera del Gobierno, que situó la cita dentro de la "normalidad institucional y la voluntad de diálogo del presidente", no descartó que una consecuencia de la misma sea una cierta distensión en las relaciones entre el Ejecutivo y el PP.

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Aunque admitió que Zapatero no pidió a Rajoy, en la reunión, ni el apoyo a su gestión del proceso para el fin del terrorismo ni tampoco que retire esta cuestión de las sesiones de debate y control del Gobierno, señaló que "se sobrentiende" que eso es lo que desea el presidente del Ejecutivo porque "lo hizo el PSOE cuando estuvo en la oposición" con el Ejecutivo de José María Aznar.

Rajoy dejó clara su distancia de Zapatero con las palabras, pero también en los gestos. Ni una sonrisa al saludarlo, para evitar fotos que pudieran malinterpretarse. Y además, convocó su conferencia de prensa en la sede del PP y no en La Moncloa, por primera vez en la larga historia de estas reuniones. Sin embargo, sus palabras sonaron menos agresivas que en otras ocasiones.

El líder de la oposición ofreció un resumen de la reunión muy negativo: el presidente, dijo, no le había dado "ninguna certeza" en las tres exigencias básicas: Batasuna no se presentará a las elecciones si ETA no anuncia su desaparición; no habrá mesa de partidos al margen de los Parlamentos vasco y navarro; y la Fiscalía no cambiará de criterio a favor de los terroristas. Mientras no obtenga esas certezas, Rajoy no apoyará el proceso.

Además, de la información "general" que le dio Zapatero, Rajoy no percibió "ningún acontecimiento nuevo para ser más optimista". "No creo que ETA haya renunciado a nada y el presidente no me ha confirmado, ni desmentido que se haya producido ninguna reunión con ETA", sentenció.

Zapatero replicó: "Los límites del proceso de paz los marca la ley, no es necesario que los ponga Rajoy y este Gobierno siempre cumple la ley". De la Vega precisó, en su comparecencia, las bases del proceso: legalidad, defensa del Estado de derecho, final dialogado de la violencia, ausencia de violencia y recuerdo de las víctimas. Terminó señalando que "Rajoy tiene todas certidumbres sobre la legalidad del proceso". Los puntos en los que se centra la discrepancia son éstos:

- Legalización de Batasuna. Rajoy insiste en que sería un "enorme error" que Batasuna lograra acudir a las elecciones sin que ETA haya anunciado su voluntad de abandonar la violencia, porque supondría que "la tregua le habría salido muy rentable a ETA, ya que le serviría para entrar en las instituciones". "Éste es el asunto que más importa a ETA-Batasuna en este momento", insistió Rajoy, por lo que hay que impedir que logre su objetivo.

Zapatero replicó que "no es necesario que Rajoy lo exija porque ya lo exige la ley", esto es, que para que Batasuna sea legal tendrá que cumplir la Ley de Partidos. De lo contrario, no podrá presentarse a las elecciones.

- Impedir la mesa de partidos. Es la base de la discrepancia de fondo. Rajoy dejó de apoyar al presidente en el proceso para el fin dialogado de la violencia terrorista cuando el PSE se reunió con Batasuna. El PP exige al Ejecutivo que garantice que nada que afecte al futuro político se decidirá fuera del Parlamento vasco y navarro, donde no está la ilegalizada Batasuna, y rechaza una mesa de partidos que aún no se ha constituido pero que el Ejecutivo no descarta. "La democracia tiene unas normas que no puede decidir una organización terrorista. La soberanía nacional no puede reemplazarse porque una organización terrorista mate o deje de matar. El mayor deseo que tengo es que ETA se acabe, pero no quiero que los españoles se sometan a ETA. No le debemos nada", señaló Rajoy. Zapatero respondió que "el diálogo político se puede producir en todas las democracias, entre las fuerzas políticas legales y en muchísimos foros", aunque precisó que "las decisiones políticas de alcance institucional sólo se adoptan en los Parlamentos porque así lo establece la democracia".

- El criterio de la Fiscalía General del Estado. La tercera condición que el líder de la oposición puso para apoyar al Gobierno es que el fiscal general, Cándido Conde-Pumpido, y todos los fiscales que actúan a sus órdenes, no cambien de criterio siempre a favor de los terroristas, como han hecho, en opinión del PP, en algunas ocasiones. Rajoy cita como ejemplos el caso De Juana Chaos o Egunkaria. Zapatero respondió, según explicó la vicepresidenta, que "el fiscal general del Estado, por supuesto, cumple siempre la ley y exige el cumplimiento de la ley".

- Hablar con ETA cuando pare la 'kale borroka'. "Le he dicho que se puede hablar con ETA, pero no de España, sino de cómo se va a disolver. Pero para hablar con ETA, en mi opinión, y es lo que dice la resolución del Congreso que promovió el Gobierno, tiene que haber clara voluntad de poner fin a la violencia. Eso no se ha producido. Hoy hay autobuses quemados en la portada de los periódicos. En estas condiciones creo que no debe haber ningún contacto con ETA. Se puede hablar con ETA, claro, pero no hasta que esta situación se arregle y pare la kale borroka", concluyó. La vicepresidenta coincidió: "Con violencia, no hay posibilidades de diálogo", aseguró Rajoy.

- Reformas constitucionales, postergadas. La reunión dejó claro que esta legislatura no habrá reforma de la Constitución porque ya no hay tiempo. Quedó abierta la posibilidad de diálogo para las modificaciones que ha propuesto Rajoy, para la reforma de la Ley de Tribunal Constitucional y para la renovación del Consejo General del Poder Judicial.

Zapatero y Rajoy, en la puerta del palacio de la Moncloa.
Zapatero y Rajoy, en la puerta del palacio de la Moncloa.ULY MARTÍN

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