Sospechosos
Minucioso historiador y crítico emancipado, David Thomson destiló su dominio enciclopédico del género noir en Sospechosos, texto monumental que atraviesa el siglo XX de Estados Unidos. Incomprendido cuando salió, en 1985, se transformó en genuino libro de culto: Martin Scorsese y Bertrand Tavernier hasta intentaron filmarlo. Partiendo de Jack Gittes, el detective encarnado por Jack Nicholson en Chinatown, se despliegan los perfiles de noventa hombres y mujeres inmortalizados a través del cine negro. Thomson, londinense de nacimiento, entiende la excepcionalidad de esas biografías estadounidenses; las enriquece inventando su vida previa a materializarse sobre la pantalla, y sus andanzas posteriores al The End... si sobreviven. Las secuelas y prequels de Thomson nunca son menos que ingeniosas. Así, el Rick Blaine de Bogart adquiere aquí un razonable pasado a lo John Reed, pero, cuando el avión de Ilsa Lund abandona Casablanca, decide cambiar de acera sexual: "Louis, creo que esto es el comienzo de una maravillosa amistad". Si se resiste la tentación de leer Sospechosos a saltos, algunos personajes reaparecen como pesadillas. Ninguno más fétido que Noah Cross (John Huston en Chinatown), cruce de los clásicos robber barons con Howard Hughes: totalmente amoral, libidinoso incluso a los cien años, la maldad indestructible. Según avanza Sospechoso, se espesa la red de relaciones. Entra en cámara un narrador que conecta los hilos de Laura, Anatomía de un asesinato, La noche se mueve o Taxi driver. Thomson remata la historia con la revelación de que se trata del héroe de una película superficialmente tan blanca que ahora está clasificada como entretenimiento navideño para toda la familia. El lector puede encontrarlo dudoso, pero Thomson pretende ampliar los parámetros del noir: "Es la posibilidad de que el sueño americano, así como su imperio y su estilo de vida, se derrumben". A su manera, se trata de un final más desolador que el de El cartero siempre llama dos veces.
Sospechosos
David Thomson
Traducción de Victoria Alonso Blanco Prólogo de Rodrigo Fresán
Mondadori. Barcelona, 2010
429 páginas. 19,90 euros
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