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Reportaje:Enric Sala | PIONEROS POR NATURALEZA

Vírgenes y tiburones

De pequeño, se quedaba pegado a la tele con los documentales de Cousteau: "Quería ser buzo en el Calypso". Y aunque había nacido tierra adentro (Girona, 1968), se puso manos a la obra. Se aplicó. Y ha conseguido un notable alto en su carrera y en sus sueños.

Hacemos una rápida inmersión en Enric Sala. Estudió biología en Barcelona; se especializó en ecología marina en Marsella, se marchó con una beca de investigación de la Generalitat a San Diego (EE UU), "y los dos años se convirtieron en diez, como profesor de ecología marina y oceanografía". Orientó su brújula personal hacia el impacto de la sobrepesca y el cambio climático en ecosistemas frágiles como los arrecifes de coral y el Mediterráneo. "Pero estaba frustrado. Me faltaba algo. Quería saber cómo era el mar hace 500 años. Era lo que realmente me interesaba". Cómo eran las aguas antes del determinante influjo depredador del ser humano. "Tenía identificadas las islas de la Línea con dos atolones coralinos vírgenes". Y en 2005 solicitó una beca a la National Geographic Society (NG) para viajar e investigar ese archipiélago del Pacífico, al sur de Hawai, que pertenece a Kiribati y EE UU. A los de NG les gustó su trabajo, le nombraron "explorador emergente" y tras un paréntesis de un año en el que volvió a España regresó a Washington, ya como explorador en plantilla de NG.

Enric Sala

Este biólogo marino, de 42 años, explorador en plantilla de la prestigiosa National Geographic Society, se ha hecho famoso con sus reportajes con tiburones. Ahora está inmerso en el ambicioso proyecto 'Pristine Seas' (mares vírgenes).

Su proyecto: 5 años, 5 expediciones,5 reservas marinas. De la isla del Coco a la de Sala y Gómez

El plan en el que está metido es tentador y ambicioso. Se llama Pristine Seas. Él, que sabe combinar bien investigación y divulgación -algo abundante en el mundo anglosajón, pero difícil de encontrar en España-, lo resume así: "Cinco años, cinco expediciones, cinco reservas marinas". O sea: cinco destinos marinos paradisíacos para realizar trabajos de investigación y documentales con el sello de la orla amarilla e intentar conseguir de las autoridades que sean protegidos como reservas marinas. Hace poco regresó de Sala y Gómez, isla deshabitada del Pacífico, 415 kilómetros al este de la isla de Pascua, que ya fue protegida en octubre por el Gobierno de Chile. "Ha creado un parque marino de nada menos que 150.000 kilómetros cuadrados, que es una superficie como Andalucía, Galicia y Cataluña juntas" (truco de divulgador).

¿Siguiente paso, siguiente documental? La isla del Coco, que pertenece a Costa Rica, también en el Pacífico, también deshabitada, también ya protegida como parque nacional, y en torno a la cual el Gobierno ha creado el área Montes Submarinos, de 10.000 kilómetros cuadrados. Escuchándole hablar de archipiélagos tan exóticos, cualquiera siente que el planeta afortunadamente está aún mucho menos transitado de lo que, en estos tiempos de globalización, se puede pensar, y quedan aún territorios que nos hacen imaginar aventuras y paraísos.

"Las reservas marinas son una fórmula cuya eficacia está demostrada para recuperar las especies. Son como cuentas ahorro; los intereses que producen en recursos son tan altos que las especies se recuperan en un área mucho más amplia". Países como EE UU, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Francia han sido pioneros en esta protección. En España las hay pequeñas, pero interesantes: Columbretes, Palos, Tabarca, Alborán, Graciosa... "El parque marino de las Islas Medes (declarado por la Generalitat de Cataluña) tiene un kilómetro cuadrado protegido para la pesca, pero proporciona seis millones de euros anuales de beneficios por turismo. El parque de la Gran Barrera Coralina de Australia supone más de 50.000 puestos de trabajo y 5.500 millones de dólares de beneficios al año". Nuevo truco, en cifras, de este divulgador que recientemente ha estado en las pantallas españolas con el documental de NG El edén del tiburón, pez con el que coincide a menudo y le resulta muy querido.

Enric Sala buceando en Kingman Reef, entre Hawai y Samoa, en el Pacífico.
Enric Sala buceando en Kingman Reef, entre Hawai y Samoa, en el Pacífico.NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY

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