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Por casualidad

Joaquín Estefanía

Cuenta la mexicana Alma Guillermoprieto que ella es periodista y escritora por casualidad. Lo dice después de más de tres décadas de referencia en el periodismo mundial, cuando escribe de América Latina (AL). Éste es un libro de crónicas sobre AL, que aparece en una colección sobre periodismo cuyos primeros textos publicados engrandecen este oficio, lo que hay que agradecer a los editores que han apostado por ellos. Entendida la crónica como un género híbrido que extrae de la novela la condición subjetiva; del reportaje, los datos inmodificables; de la entrevista, los diálogos; del ensayo, la posibilidad de argumentar; de la autobiografía, el tono memorioso. La crónica como la rama narrativa de la no ficción.

Desde el país de nunca jamás

Alma Guillermoprieto

Traducción de Margarita Valencia

Debate. Barcelona, 2011

381 páginas. 23,90 euros

Alma Guillermoprieto nunca se había propuesto ser escritora y periodista, sino que estudiaba danza en Nueva York. Por azar ("por despecho") fue a Cuba a enseñar lo que había aprendido. Lo ha contado en un maravilloso libro, extraordinariamente escrito, que es urgente recuperar para la lectura: La Habana en un espejo. Ya nunca volvió a ser la misma. La evolución de su relación con Cuba, y con Fidel Castro, está suficientemente desarrollada a través de varios textos largos en Desde el país de nunca jamás. Luego conoció la revolución sandinista, más allá la terrible violencia en El Salvador. Un estremecedor reportaje suyo sobre la masacre de El Mozote, que forma parte del inventario de lo más glorioso del periodismo sobre la región (escrito, como la mayor parte de los textos de este libro, originariamente en inglés), puso el pequeño país centroamericano en el mapa de muchos gringos e irritó sobremanera a la Administración de Reagan, que amparaba a los que amparaban a los escuadrones de la muerte.

Cuando se acaba el tiempo de las dictaduras y de las grandes revoluciones en la zona, la periodista retrata la cotidianeidad, el paso de una sociedad básicamente campesina a una realidad urbana, muchas veces con su fealdad, grisura y falta de épica de los tiempos anteriores. En la que la violencia y la indiferencia ciudadana ante la misma son constantes. Siempre con dos elementos destacados en sus crónicas: la descripción de las situaciones y los retratos de los personajes, en ocasiones desconocidos, sin proyección pública.

Francis Bacon decía de sí mismo que era un optimista sin esperanza. Alma Guillermoprieto describe y contextualiza el "optimismo sombrío" en un continente que, para ella, siempre fue de esperanza. En un momento de su vida, cansada, viajó a Europa. Al año volvió al escenario de sus trabajos porque consideró que en el viejo continente está todo hecho y en América Latina todo por hacer. Muchos sentimos con frecuencia esa misma sensación. A través de sus trabajos en la mejor prensa norteamericana, la periodista que lo fue por casualidad ha reflejado como pocos tres décadas de evolución en Latinoamérica. No hay nada de extraño que García Márquez la considere una de las mejores.

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