El chico de oro
"Estoy un poco asustado. En mis clases de castellano siempre teníamos que traducir reportajes de EL PAÍS". Al teléfono, Mika, posiblemente el solista masculino más popular de Inglaterra. Desechado de mala manera en un casting de la versión británica del programa de televisión Factor X, fue éste el último de los muchos reveses que declara haber sufrido en la vida. Todo cambió en 2007, cuando se convirtió en la apuesta más fuerte de la industria musical. Triunfó a lo grande con su primer disco, Life in cartoon motion, vendió cinco millones (según su compañía) y el patito feo se convirtió en cisne.
Acaba de publicar su segundo álbum, en el que ha apostado por continuar. Pop directo y luminoso, cegador por momentos, baladas azucaradas, subidones disco y un talento melódico fuera de toda duda. Todo envuelto en celofán y con un gusto naïf por los monigotes y la imaginería infantil casi tan siniestro como Winnie The Pooh. La conversación resulta tranquilizadora: a Mika no le gustan los niños, pero tampoco se los come.
"La mayoría de los compositores de pop no eran populares de jóvenes"
EP3. Dijo que esperar la salida de un disco es como estar embarazado. ¿Está más tranquilo con éste, el segundo?
Mika. No. Al revés. Más nervioso. Esa primera vez, esa excitación por lo nuevo, es un privilegio que nunca se vuelve a tener. Después, tienes que establecer la dirección en la que quieres que se dirija tu carrera e ir aprendiendo lecciones.
EP3. Este disco trata, de nuevo, sobre su adolescencia. ¿Cuándo va a madurar?
M. Me preguntan muchas veces si tengo el síndrome de Peter Pan, pero creo que lo que hago es intentar aparentar que lo tengo. Mis temas parecen canciones infantiles o cuentos de hadas a la primera escucha, y ésa es la razón por la que gustan inmediatamente. Pero si profundizas verás que a menudo son bastante oscuras y serias. La forma de presentarlas es un engaño para que la gente se acerque a ellas antes de saber de lo que tratan.
EP3. ¿Tiene, pues, un lado oscuro?
M. Sí, y es el más peligroso. No es nada obvio, y el engaño de parecer dulce y amigable permite que me dejen entrar por la puerta delantera. Por ejemplo, tengo una canción, Lady Jane, que trata sobre una mujer tan desesperada por un desengaño amoroso que empieza a amputarse partes de su cuerpo y pide morir antes que su amante. Así juego con ello. Mi oscuridad es poderosa porque no se revela fácilmente.
EP3. ¿Es la fama tan traumática?
M. Parte de ella, lo es. Ser juzgado. O que te hagan sentir que compites contra ti mismo. Pero es un trauma autoimpuesto y hay que darse cuenta de eso para que no resulte destructivo. Cuando eres famoso te hospedas en hoteles de lujo, viajas en primera y conoces a gente importante. Pero no puedes dejar que eso te afecte, porque la música proviene de las cosas banales, de levantarte por la mañana e ir a la compra, de hacer cola en la oficina de correos. Son esas pequeñas cosas las que te salvan. No avergonzarte de ser completamente normal en tu vida privada.
EP3. The boy who knew too much tiene melodías todavía más pegadizas que su primer disco. ¿Ha hecho un pacto con el diablo de las melodías pegajosas?
M. Tengo que ser honesto. La melodía es la razón por la que hago esto. No soy un músico muy bueno técnicamente. Cuando estaba en la escuela de música, sabía que había gente mejor de lo que yo nunca sería. Lo único que conozco verdaderamente es la melodía. Creo que tiene que ver con que, de pequeño, siempre me sentí apartado. Nunca sentí que se me diera una oportunidad. Me di cuenta muy joven de que lo único que podía hacer desaparecer todo eso era el poder de la melodía. Porque no importa quién seas ni de dónde vengas: una melodía pegadiza es una melodía pegadiza.
EP3. ¿Una niñez infeliz estimula el
talento?
M. No es una coincidencia que la mayoría de las personas que componen pop no fueran populares cuando eran jóvenes.
EP3. A veces, las melodías pegadizas, si son demasiado directas e inocuas, enganchan, pero a la quinta escucha se convierten en insoportables. ¿Te has aburrido de alguna canción que hayas escrito?
M. Sí, de algunas que no he llegado a publicar. Hay una, Erase, que se editó sólo en Estados Unidos. No permití que se publicara en ningún otro sitio. La odio. Es horrible. Es pegadiza, pero no hay nada detrás.
EP3. Su primer sencillo se titula We are golden. ¿Alguna vez ha ganado algo de oro que no fuese un disco?
M. Jamás. Era terrible en deportes. Gané la cuchara de madera -título que distingue al peor jugador en Inglaterra- dos veces en el colegio. Había un niño muy gordo en mi clase con el que siempre competía por ella.
EP3. ¿Cuál era su juguete favorito?
M. Un proyector de juguete. Pero cuando era realmente pequeño, mi favorito era mi muñeco de Snoopy.
EP3. ¿Tiene planeado tener niños?
M. No. Como mucho, un perro. Ya tengo una ahijada. Y me han ofrecido dos padrinazgos más. ¿Dos ahijados más, aparte de mi hermanastro? He dicho que no. Y se supone que tienes que decir que sí, pero no se me ocurre nada peor que aceptar un ahijado cuando no te gusta.
EP3. ¿Le resulta excitante la escena musical actual?
M. Está bien porque hay buenos artistas haciendo pop. Es mejor que en los años noventa, cuando las disqueras estaban obsesionadas con los grupos prefabricados. Desde hace dos años están interesados en artistas pop más personales.
EP3. ¿Alguna vez ha dejado crecer una mentira porque la verdad era demasiado embarazosa?
M. A veces no desmiento algunas falsedades a posta. Al final, hay tantas que se contradicen a sí mismas que ya ninguna importa. Da igual que la verdad sea más embarazosa o más aburrida.
EP3. ¿Cuál es la peor mentira que han dicho sobre usted?
M. Gente que ha trabajado conmigo en mis giras ha dicho cosas terribles que no eran ciertas. Porque yo estoy obsesionado con mis actuaciones, con que cada una sea única, que no sea sólo un bolo. Y como equipo, trabajamos tan duro que algunas personas no lo entienden, abandonan y se dedican a contar lo difícil y lo malo que soy. Y lo cierto es que no soy así, pero quiero que la actuación sea buena y presiono a mi banda, como mi banda me presiona a mí. Así que se ha dicho que maltrato a mi equipo, que despido a gente sin razón y cosas así. Esto puede ser peligroso, especialmente cuando tienes éxito comercial, así que ante esas declaraciones sí reacciono. Son mentiras.
EP3. Se dice que es amigo de Perez Hilton. Hace pocos días publicaba en su blog unas declaraciones a una revista alemana en las que usted se declaraba bisexual. ¿Ha decidido dar un paso adelante?
M. La gente dice cosas como dar un paso adelante o salir del armario. Y yo pienso... ¿qué quiere decir eso? En esa entrevista, me preguntaron si me llamaría a mí mismo bisexual. Y yo les dije, 'si quieres, llámame bisexual. O si quieres, llámame gay. Lo que sea'. No me importa la verdad que haya en ello y tampoco a mis fans. De hecho, casi nadie lo ha publicado, ni siquiera los tabloides. Porque no es para tanto.
EP3. ¿No era una declaración?
M. Es sólo un extracto de una conversación. Cuando se publicó, todo el mundo preguntaba si era una cita errónea, y la chica que lo escribió no corrigió nada hasta que se lo solicité personalmente. Yo no dije eso, por eso lo quise rectificar. Nunca me he sentido presionado a hacer ninguna declaración. Creo que mis fans y la gente que me conoce lo entienden, y la forma en la que ese comentario fue recibido lo prueba.
EP3. ¿Guarda rencor a alguien que haya conocido en su carrera musical?
M. Desde luego. Algunos artistas fueron muy maleducados conmigo al principio y les guardo un gran rencor. Pero, lo siento, nunca diré quiénes son.
EP3. Escoja: Robbie Williams, Freddie Mercury, George Michael o Elton John.
M. George y Freddie. O, mejor, al bebé de Elton John y Beyoncé.
EP3. ¿Qué es lo mejor que le ha ocurrido en esta década que termina?
M. Internet. Te diré por qué. Cuando era niño me sentía muy solo por la forma en la que veía el mundo. Hoy en día ya no tienes por qué sentirte así. Internet ha cambiado eso. Nadie está solo, siempre hay alguien a quien puedes gustar. Es maravilloso.
The boy who knew too much está publicado en Universal. Mika actúa el 18 de abril de 2010 en Barcelona, y el 19, en Madrid. Mika, la estrella acomplejada.
