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Crítica:LIBROS | CLÁSICOS INFANTILES Y JUVENILES
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¿Qué fue de Celia y Guillermo Brown?

Elisa Silió

Un buen libro para adultos puede cavarse su propia tumba si su salida a la venta no es en la fecha propicia pues pronto desaparecerá de la mesa de novedades. Los títulos infantiles, en cambio, no tienen mucho respaldo promocional, pero con el boca a boca a veces gozan de varias vidas y se convierten en longsellers durante décadas. No importa si son clásicos de calidad incuestionable o divertimentos sin pretensiones, el caso es que engancharon a los bisabuelos, abuelos y padres de los pequeños lectores de hoy día. ¿Y a ellos? ¿Qué ha sido de Guillermo Brown, Celia o Los Cinco? "Antes generaciones enteras leían lo mismo porque los cambios eran más lentos y no había producción. Ahora tienen que competir con muchos otros títulos y es complicado", sostiene Teresa Colomer, especialista en literatura infantil de la Universidad Autónoma de Barcelona. "Tintín sigue vendiéndose bien, pero no en las cantidades de los años ochenta o noventa. Llegaron a venderse 25.000 de cada uno de los 23 libros y hoy 5.000", ejemplifica Luis Zendrera, director de Juventud. Hay personajes que se han mudado a coleccionable de quiosco (Celia o Antoñita la Fantástica), quienes desaparecieron con el cierre de la editorial (Los Hollister), incomprendidos pese a su valía como Guillermo Brown o quien se ha sometido a un exitoso lifting estético y textual como Enid Blyton.

"Los niños de hoy viven en un mundo visual de teléfonos y ordenadores, sus madres trabajan... Es imposible que se identifiquen con esas historias antiguas. La primera edición de un clásico puede ser de 5.000 ejemplares. De Dora exploradora, que se emite en la tele: 40.000", opina Teresa Petit, editora de Montena. "Es verdad que tienen otras cosas, pero siguen andando en bici y merendando con sus amigos en el campo como en Los Cinco", defiende, por el contrario, Mar Peris, de Molino. Raúl González, de Alfaguara Infantil y Juvenil, se suma a esta visión: "Los padres compran estos libros porque les agrada pensar que comparten gustos con sus hijos". Desde los ochenta, en la lista de ventas de Alfaguara aparecen siempre detrás de los superventas del momento -Stephenie Meyer porta la corona en la actualidad- los clásicos del sello: La ley de la calle, La historia interminable, Momo, El pequeño Nicolás, Cuando Hitler robó el conejo rosa, Matilda... "Se venden entre 15.000 y 25.000 de cada título. Puede que se disparen las ventas por un motivo -por ejemplo, el estreno de la película Charlie y la fábrica de chocolate-, pero luego vuelven a las cifras de antes".

"Yo reivindico una recuperación de Celia con un formato atractivo para los niños, no en bolsillo: con dibujos más grandes, en una edición que no se descuajeringue, como ocurre con la colección Biblioteca Juvenil de Alianza", propone María Jesús Fraga, autora de la tesis Elena Fortún, periodista. "Son muy divertidos y es difícil encontrar una mezcla de realidad y fantasía como la que ella consigue, y menos en literatura española. Toda una generación de escritores -Carmen Martín Gaite, Jaime Gil de Biedma o Juan García Hortelano- la comparaban con los más preclaros". Su mayor auge se vivió a principios de los ochenta, con su reedición completa, y la emisión de la serie de TVE Celia -con siete millones de espectadores- rejuveneció en 1993 algo el personaje. Las Lecturas de Cuando Éramos Niñas, la colección de Altaya, reedita de forma intermitente, y para venta en quiosco o telefónica, Celia y otras obras de antaño como Antoñita la Fantástica (Borita Casas), Matilde, Perico y Periquín (Eduardo Vázquez) o Cuchifritín (Fortún).

El brillo de Guillermo Brown, "el único anarquista triunfante que los tiempos han consentido" -en palabras de Fernando Savater- , se ha ido apagando y, tras malvivir como coleccionable de RBA, pasó a manos de Alfaguara con igual mala suerte. En los años cincuenta en ningún país la serie de Richmal Crompton (1890-1969) alcanzó tanto éxito como en España, pero en 2007 Ocho aventuras de Guillermo el Travieso -una adaptación para que escolares de ocho años trabajasen en clase de educación para la convivencia- no tuvo una buena acogida. González, su editor, reconoce una deuda con el jefe de los proscritos. "No entiendo que sobreviva Enid Blyton y no Guillermo, que tenía una ironía y una hondura maravillosas", lamenta Colomer.

La británica Enid Blyton (1897-1968) ha recibido críticas por racismo y sexismo, incluso se apunta su simpatía por Hitler, pero nada parece desplazarla de la cima donde se pavonea con sus 700 títulos. "Es difícil saber por qué tiene tanto tirón. Supongo que está tan arraigada, sobre todo con Los Cinco, por la gran cantidad de adultos que se iniciaron en la lectura con esta serie y que siguen comprando los libros para sus hijos", apunta Zendrera, de Juventud, la editorial que publica la mayor parte de su obra desde los años cincuenta. "No nos planteamos hacer cambios pues afectaría a la esencia de la serie. De hecho, los herederos autorizaron una nueva versión más moderna (teléfonos móviles, etcétera) que a mí entender no ha tenido el éxito esperado". Zendrera se refiere a los libritos en tapa blanda de Montena, editados en 2009 y 2010 coincidiendo con la emisión de la versión televisiva de Disney Channel. Su estética desconcierta a los antiguos lectores: la pandilla luce zapatillas de deporte, vaqueros y camisetas a la última.

Hay tarta para todos de Blyton y la editorial Molino explota los derechos de sus andanzas en

los exclusivos internados para señoritas de Santa Clara y Torres de Malory con aroma a galletas de jengibre, paseos por la campiña y partidas de críquet. "Sacamos en 2009 ediciones, digamos de lujo, que recopilaban todos los cursos y ha funcionado muy bien. La nostalgia gusta. Nos estamos planteando tener dos versiones: una más oldie para nostálgicos y otra adaptada a los tiempos con otra imagen y quizá modernizando algunos detalles del texto, aunque los colegios británicos de las élites siguen siendo muy tradicionales", adelanta Peris, editora también de las series Misterios y Aventuras, de Blyton.

"No pasa nada por adaptar clásicos populares que son simples, siempre tienen la misma estructura y enganche. Pero otra cosa es tocar un gran clásico de la literatura infantil. La isla del tesoro no puede transcurrir en el siglo XXI y con piratas somalíes", ironiza Colomer. El 2011 es el año de Mujercitas, de Louisa May Alcott (1832-1888). Hay versiones para todos los gustos: la original, en Molino; con Geronimo Stilton como invitado, en Destino, o ilustrada para los más pequeños de Lumen.

La desaparecida revista Lily, de Bruguera, publicó entre 1970 y 1985

Cristina y sus amigas, de Manuel Cuyàs y Antonio Turnes, y ahora Ediciones B recupera las andanzas en un internado con un nuevo coloreado y rotulado, pues el anterior nunca convenció a su dibujante. Esther y su mundo, de Purita Campos, visitaba también las páginas de Lily, y Glénat se animó en 2007 a recopilar en volúmenes las peripecias de esta pecosa de 13 años que encandilaba a las colegialas de los setenta y ochenta. Bingo. Este junio salió a la venta el tomo 16. Su propósito es editar también lo escrito en los ochenta y a cuentagotas publican Las nuevas aventuras de Esther. Purita se ha asociado con

el guionista Carlos Portela para la conversión de Esther en "una mujer hecha y derecha, pero con más de un misterio en su pasado y una hija dispuesta a resolver los enigmas que envuelven el pasado de esta".

En 2010 se vendieron casi 40 millones de libros infantiles y juveniles en España. La cifra es buena pero no los tiempos, así que extraño sería que los sellos se atreviesen a experimentar con los clásicos. Así que habrá que esperar para ver a las mellizas O'Sullivan con iPad o, quién sabe, quizá la resurrección de Guillermo Brown con sus cobertizos, pérgolas y té a las cinco.

Esther y su mundo 16. Purita Campos y Phillip Douglas. Glénat. Barcelona, 2011. 96 páginas. 17,95 euros. Las nuevas aventuras de Esther 03. Purita Campos y Carlos Portela. Glénat. Barcelona, 2010. 56 páginas. 17,95 euros. Mujercitas. Aquellas mujercitas. Louisa May Alcott. Molino. Barcelona, 2001. 496 páginas. 20 euros. Mujercitas. Grandes historias de Geronimo Stilton. Traducción de Manuel Manzano. Destino Infantil. Barcelona, 2011. 224 páginas. 13,95 euros. Cristina y sus amigas 2. Manuel Cuyàs y Antonio Turnes. Ediciones B. Barcelona, 2011. 96 páginas. 17 euros. Santa Clara. Todos los cursos / Torres de Malory. Todos los cursos. Enid Blyton. Traducción de VV. AA. Molino. Barcelona, 2009. 656 / 680 páginas. 25 euros. Los Cinco. El rey del disfraz. Enid Blyton. Traducción de Daniel Cortés Coronas. Montena. Barcelona, 2010. 64 páginas. 6,95 euros.

Iilustración de L. de Ben para <i>Celia</i> <i>en el colegio,</i> de Elena Fortún.
Iilustración de L. de Ben para Celia en el colegio, de Elena Fortún.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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