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Reportaje:VERANO 10

El ocio electrónico, fuente de ingresos para las ONG

Mastuura ha creado 'La guerra no es la respuesta' para iPhone - Zynga, la empresa de 'Farm Ville', recaudó para los damnificados de Haití 1,5 millones de dólares

El ocio electrónico, los videojuegos, la matanza de marcianitos ha pasado del menosprecio a reclamo para todo, también para las causas solidarias.

El más solidario del sector es Martin de Ronde. Su proyecto One Big Game une a desarrolladores y jugadores en una iniciativa única: recaudar fondos para las ONG Save the Children y Star Light Children.

"Donamos el 80% de los beneficios generados por nuestros videojuegos a estas ONG", cuenta De Ronde.

Antes de su primer lanzamiento en 2010 (Chime, del estudio Zoë Mode para Xbox y PC) tuvieron que convencer a los desarrolladores para que trabajaran gratis. Una tarea complicada. Algo que demuestra el tiempo que tardaron en lanzarse al mercado: One Big Game nace en 2006, pero se materializa cuatro años más tarde: "En un principio pensamos en juegos Flash. Cualquiera puede desarrollar uno en un fin de semana, con cuatro duros y dos becarios, pero se hicieron demasiado famosos y tuvimos que pensar en otra alternativa".

De Ronde ideó un modelo de negocio rentable para los desarrolladores. La estrategia de One Big Game consiste en ceder los derechos de los títulos a sus autores seis meses después de su lanzamiento. Es decir, durante seis meses los juegos pertenecen a One Big Game y sus beneficios se dedican a las dos ONG. Luego pasan a manos de sus creadores. Este sistema permite a los estudios distribuir sus títulos cuando ya son conocidos o comercializar ediciones especiales. "Somos una compañía solidaria. La imagen de una empresa que nos cede un videojuego se ve reforzada. Los estudios nos pueden usar como trampolín y plataforma para familiarizar al público con su juego".

También tuvieron que descartar su idea inicial: realizar un juego grande. "Cuesta reunir a 20 profesionales de compañías diferentes para que trabajen juntos. En términos legales es complicado", afirma De Ronde. El elevado coste supuso otro obstáculo. "Un título de esas dimensiones nos hubiera costado más de siete millones de euros". Decidieron pensar en pequeño y lanzar juegos modestos.

'Second life' para hospitales

Aun así tardaron en consolidar el proyecto: "Los estudios aparcaban nuestras colaboraciones cuando surgía algo comercial. Y el videojuego tardaba en gestarse". Hasta que a principios de 2009 enseñaron Chime a los estudios. "Fue una bola de nieve. Pensaron: 'Bueno, parece que tengo que ponerme las pilas. Mi competencia ha creado un juego divertido, interesante y jugable".

De Ronde ya había trabajado en el campo de la solidaridad antes: "Me embarqué en Star child, una especie de Second life para hospitales. Los niños podían crear un avatar e interactuar con chicos de otros hospitales o con sus padres".

El germen de One Big Game surgió de un impedimento: Sony compró Guerrilla Games, donde trabajaba en 2005. Una de las condiciones era que no compitiera con ellos en tres años. Preguntó si podía trabajar en el videojuego gratuito y Sony accedió.

De Ronde no da cifras sobre las cantidades donadas a través de One Big Game, pero asegura que lo hará tras algunos lanzamientos. "Si te lo comunicara, el estudio pensaría: 'Bueno, en vez de hacer el juego, voy a donar ese dinero directamente'. El dinero es importante, pero también lo es el mensaje. Con iniciativas como esta podemos remover consciencias. Lo que sí puedo revelar es que el primer juego ha generado más de lo que se invirtió".

El próximo juego de One Big Game lo firma una estrella. El japonés Masaya Mastuura, considerado el padre de los videojuegos musicales y autor del célebre Pa Rappa the Rapper (Play Station). WINTA (War is not the answer, La guerra no es la respuesta) estará disponible dentro de poco para el iPhone y el iPod Touch. "Es como Dance dance revolution, pero con los dedos. Se trata de seguir el ritmo de una canción, prestando atención a la letra. Es muy intuitivo", describe De Ronde. Otros proyectos incluyen un juego con David Perry, otro para PC y un tercero para redes sociales.

El gancho del juego electrónico es evidente. Zynga, la empresa de juegos sociales como Farm Ville y Mafia wars, recaudó cerca de 1,5 millones de dólares para los afectados del terremoto de Haití. Pero aparte de las ONG, los videojuegos se extienden a áreas impensables hace años, como las entrevistas de trabajo y los cursillos de seguridad. Es el caso de Siqur, un sistema de aprendizaje profesional basado en simulaciones 3D. La tecnología permite crear situaciones extremas para formar y evaluar a los empleados.

ONEBIGGAME: www.onebiggame.org/

Martin de Ronde.
Martin de Ronde.

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