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Elecciones en el país de los ayatolás

Ventaja de Ahmadineyad en las urnas

El reformista Musaví se atribuye la victoria y sus seguidores denuncian un fraude

Ángeles Espinosa

Los dos principales candidatos en las elecciones presidenciales iraníes, el conservador Mahmud Ahmadineyad y el moderado reformista Hosein Musaví, se proclamaron ayer vencedores de unos comicios trascendentales para Irán y la región. Musaví declaró en la televisión poco después del cierre de las urnas que había obtenido el 65% de los votos. El Ministerio de Interior empezó a facilitar de inmediato datos que favorecían a Ahmadineyad. Su ventaja, según los datos oficiales, se mantuvo durante la noche. Con el 61% escrutado, Ahmadineyad obtenía 14.011.662 votos (63,13%) frente a los 6.575.844 (31%) de su rival. De confirmarse estos datos, no sería necesaria una segunda vuelta.

Durante la madrugada se produjeron algunos choques en la plaza de Fatimi de Teherán entre centenares de seguidores de Musaví que protestaban contra lo que consideraban un fraude electoral y la policía. Los partidarios de Ahmadineyad celebraron sin problemas su aparente victoria en otras zonas de la ciudad.

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"La participación no tiene precedentes", declaró el jefe de la Comisión Electoral, Kamran Daneshjoo, quien pasada la hora inicial de cierre, a las seis de la tarde, hablaba del 70%. Daneshjoo estimó que al concluir la jornada electoral se habría batido el récord de cerca del 80% que se registró en 1997, durante la primera elección de Mohamed Jatamí. Estas cifras favorecían en teoría a Musaví. Unos 46,2 millones de iraníes mayores de 18 años tenían derecho a votar.

Ahmadineyad, de 52 años, controla el voto de campesinos, pensionistas y funcionarios, a quienes ha prometido más ayudas y resistir las presiones occidentales sobre el programa nuclear. El ex primer ministro Musaví, de 67, que ha ofrecido mayores libertades sociales y mejores relaciones con Occidente, espera capitalizar el rechazo que suscita la política del presidente entre las clases medias urbanas, en especial, jóvenes y mujeres.

Desde la apertura de las urnas a las ocho de la mañana, hubo largas colas ante la mayoría de los colegios electorales. A media tarde, la nutrida afluencia de votantes había dejado sin papeletas numerosos colegios tanto en el noroeste del país como en el norte de Teherán. Aunque se trata de una papeleta única en la que el elector debe escribir el nombre de su elegido, ambas zonas suelen votar reformista, lo que motivó las quejas de los responsables de la campaña de Musaví. "En la mezquita de Shahrak-e-Qods llevan dos horas esperando papeletas", denunció a este diario Yahanbaahs Janyaní, portavoz de la sede electoral reformista, cuando faltaba media hora para que a las nueve de la noche concluyera la segunda extensión del voto.

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La mayoría de los analistas estima que ese frenesí prueba la participación de muchos prorreformistas que boicotearon las elecciones anteriores, en 2005, cuando Ahmadineyad sorprendió a todos con su victoria. Cuatro años más tarde, su estilo agresivo en política exterior y la mala gestión económica han alentado un movimiento en su contra que podía obligarle a ir a una segunda vuelta.

Con las urnas aún abiertas, los aliados de Musaví ya le daban como ganador en la primera, algo para lo que se requiere una mayoría absoluta. "Basándonos en nuestros sondeos, Musaví obtiene entre el 58% y el 60% del voto y ha ganado", declaró Sadeg Jarrazí a la agencia Reuters. Casi de inmediato, Alí Akbar Javanfekr, el asesor de prensa de Ahmadineyad, tachaba esa afirmación de "guerra psicológica" y otro de sus portavoces, Alí Asgar Zarei, aseguraba a la semioficial Mehr que era el actual presidente el que obtenía ese porcentaje de votos.

Aunque en Irán encuestas y sondeos a pie de urna están prohibidos, todos realizan sus propias estadísticas. No obstante, sin conocer los datos técnicos y la amplitud de sus muestreos, resulta difícil concederles credibilidad. "Quiero dar un gran no al actual Gobierno", declara Alí, un profesor universitario de 34 años, en un colegio electoral de Teherán.

Mujeres iraníes esperan su turno para votar en Teherán.
Mujeres iraníes esperan su turno para votar en Teherán.REUTERS

El régimen 'apaga' todos los SMS

Una y otra vez los intentos de L. Z. para avisar a M. L. de que iba a votar se vieron frustrados por un persistente message failed (en inglés porque el software de la telefonía móvil iraní usa ese idioma). Al final recurrió a la llamada convencional. Aunque el teléfono no es caro en Irán, los jóvenes prefieren los mensajes de texto. Ese servicio dejó de estar disponible en los móviles iraníes desde el jueves, lo que ha molestado sobre todo a Mir Hosein Musaví, cuyos simpatizantes se quedaron ayer sin uno de sus instrumentos favoritos de comunicación y movilización.

Al principio se creyó que la medida pretendía evitar que los candidatos siguieran haciendo campaña una vez cerrado el plazo. Fuentes oficiales dieron a entender que se trataba de una avería. "Estamos investigando", declaró el portavoz del Ministerio de Telecomunicaciones, David Zareian, tras reconocer que el sistema no funcionaba desde la noche del miércoles. No convenció.

"Han suspendido los SMS. Eso va contra la ley. No deberíamos tener miedo de la libre circulación de información", afirma Musaví en su web. Los mensajes de móvil han sido en la campaña una importante vía de comunicación de los candidatos con los jóvenes. Para el equipo de Musaví, constituía también una herramienta de gestión de datos. "Contábamos con ese sistema para recoger la información de nuestros representantes en el país y tener noticias inmediatas en caso de denuncias de fraude", dice Alí Tajernia, del Comité de Protección de Votos de Musaví.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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