La señorita Else
"Es más fácil escribir de Sócrates que de una señorita o de una cocinera", escribió Anton Chéjov y sabía bien lo que se decía. Por eso admiro tanto libros como Brooklyn, de Colm Tóibín y, por supuesto, Un corazón simple, de Flaubert.
Por algún extraño motivo, quizás por su excesiva inteligencia, Arthur Schnitzler, como narrador, no ocupó nunca en el siglo pasado el lugar preferente que merecía. Quién sabe si no le perjudicó que Sigmund Freud se fijara en él y le considerara su "doble literario". Es posible que no pudiera levantar cabeza desde entonces. Lo cierto es que Schnitzler es un narrador imprescindible para cualquier historia de la narrativa del siglo pasado. Fue uno de los primeros autores de lengua alemana en hacer uso de la técnica del monólogo interior, lo que podemos apreciar en La señorita Else (1924), libro que reproduce cada instante de la crisis de la joven que lo da todo por su padre.
La señorita Else
Arthur Schnitzler / Manuele Fior
Traducción de Lucía Bermúdez
Sins Entido. Madrid, 2011
88 páginas. 17 euros
En las ilustraciones el italiano Manuele Fior -ganador en Angoulême del premio al mejor cómic por Cinco mil kilómetros por segundo- logra dibujar el interior del interior de los monólogos interiores. Una proeza, seguramente.