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Crítica:MÚSICA | Discos
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El sonido del Sunset Strip

La evolución del rock de Los Ángeles en la segunda mitad de los años sesenta, en una ambiciosa caja

Diego A. Manrique

Se trata de una historia que merece ser recordada: la ascensión de Los Ángeles a foco central del rock. Where the action is! Los Angeles nuggets, 1965-1968 lo hace con un minucioso libro y cuatro CD (101 canciones) que nos sitúan en la urbe californiana en plena metamorfosis, desde el eclipse del movimiento autóctono del surf hasta justo antes de que surgieran los cantautores del Laurel Canyon y las bandas de country-rock, sonidos que dominarían la escena estadounidense durante buena parte de los setenta. Estamos hablando de unos años trepidantes en que el cine dejó de ser "el único juego en la ciudad". Entre los protagonistas, encontramos "niños de Hollywood": Dino, Desi & Billy (con los retoños de Dean Martin y Lucille Ball), Pasternak Progress (con un hijo de Joe Pasternak, el productor de la MGM) o Peter Fonda (aquí interpretando una pieza de Gram Parsons, ¡con el respaldo del surafricano Hugh Masekela!). Los Ángeles era una de las capitales de la industria discográfica pero su rock no marcaba tendencias. Hasta que aparecieron, en deslumbrante catarata, los Byrds, los Beach Boys evolucionados y los Doors.

Como ocurrió en todas las latitudes, los conjuntos angelinos fueron dinamizados por la santísima trinidad: Beatles, Stones y Dylan. Creadores que subían constantemente el listón a músicos que se desenvolvían en clubes donde sólo se les exigía hacer bailar: casi todos se formaron en locales del Sunset Strip, zona antaño reservada para el esparcimiento de las estrellas de cine, luego invadida por chavales que se contorsionaban animados por go-go girls.

Primer aviso: Where the action is! no es una caja-para-todos-los-públicos. Su recopilador, Andrew Sandoval, prima las rarezas y la segunda división. No esperen encontrar los grandes éxitos: Sandoval cree que el posible comprador ya tiene Mr. Tambourine Man, Good vibrations, Light my fire o California dreamin. Así que los decisivos disturbios de 1966, que enfrentaron a la policía con adolescentes ansiosos de diversión, no están evocados por su canción más memorable (For what's it's worth, de Buffalo Springfield) sino por el rutinario tema principal (Riot on Sunset Strip, de los Standells) de una película de serie B.

Tiene sentido, aunque el resultado final sean discos chatos, sin las cumbres que representaron temas que definieron la época, genuinos himnos con resonancia intergeneracional. Estéticamente, Sandoval favorece el rock de garaje, el glorioso folk-rock, la psicodelia moderada, lo que ahora denominamos sunshine pop.

Una sugerencia de uso: Where the action is! complementa Waiting for the sun, el libro clásico de Barney Hoskyns que sigue las andanzas de las grandes de Los Ángeles. Y segundo aviso: en el futuro, quizás no veamos muchas más antologías panorámicas como Where the action is! Durante su presentación, Andrew Sandoval sugería el posible fin de la era de las bellas cajas, costosas y difíciles de comercializar. Pocos días después, su sello -Rhino Records, división de reediciones de Warner Music- anunciaba el despido de 40 empleados. Entre ellos, el propio Sandoval.

Where the action is! Los Angeles nuggets, 1965-1968. Rhino (Warner).

Los Doors al completo. A la izquierda, John Densmore, Robbie Krieger, Ray Manzarek y Jim Morrison.
Los Doors al completo. A la izquierda, John Densmore, Robbie Krieger, Ray Manzarek y Jim Morrison.AP

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