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Editorial:Editorial
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Latinoamérica, protegida

Esta es la primera crisis financiera internacional en la que ninguna de las economías de América Latina está entre las principales damnificadas o entre las que han causado la convulsión. Hasta el crash actual, la doctrina económica dominante del "consenso de Washington" atribuía como una de las causas determinantes de las crisis financieras modernas a la existencia de un capitalismo imperfecto, con instituciones débiles y propensas a la corrupción. Ese "capitalismo de amiguetes" (croony capitalism) volvió a ilustrarse durante la crisis del sureste asiático de 1997. Diez años después, las anomalías desveladas en el funcionamiento del sistema bancario estadounidense y en algunas de sus instituciones supervisoras no han confirmado aquella hipótesis vinculada a las economías en desarrollo. En América Latina, esas crisis, en particular la de gestión más dolorosa y duradera, la de la deuda externa de principios de 1982, derivó en las mayores pérdidas de bienestar de la historia y en una década perdida.

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La región no ha sufrido ni ha causado graves problemas económicos en los últimos años. La protección regional ha venido de la mano de políticas económicas rigurosas y un renovado atractivo para la inversión internacional. El comportamiento en general aceptable de los mercados de materias primas también ha sido cómplice de esta etapa de crecimiento y estabilidad. En este año, el PIB conjunto de la región crecerá a una tasa media del 4,5%, compatible con la ausencia de desequilibrios de otras épocas. Las finanzas públicas, con un déficit presupuestario agregado del 2,5% del PIB, son la envidia de las economías avanzadas. Como lo es el stock de deuda pública, algo menos de la mitad de las economías de la OCDE.

El peso que en esas cifras agregadas juega Brasil no puede pasarse por alto. Vuelve a ser relevante la desautorización de los prejuicios que las visiones más conservadoras promulgadoras de aquel consenso tenían respecto a la llegada de Lula al poder. La única objeción que cabe hacer es haber primado más la ortodoxia que el avance en la distribución o en la emblemática eliminación completa de la pobreza que asumió como objetivo fundamental. Con todo, más de 30 millones de brasileños han abandonado esa condición desde el inicio de su mandato. Las muy favorables perspectivas de crecimiento que se manejan para los próximos años permitirán esa continuidad en una mejor distribución. La verificación de ese contraste favorable a la región no significa en modo alguno que sus problemas estén resueltos. La distribución, la cohesión social, la extensión de las clases medias, sigue siendo la asignatura pendiente, derivada de una estructura fiscal débil e injusta. La condición sobre la que asentar esos comportamientos más democráticos no es otra que la educación. Y eso requiere un papel económicamente más activo de las instituciones públicas.

Algunas de las empresas españolas son importantes inversores en la región, en sectores considerados centrales para la continuidad del desarrollo. Esa diversificación constituye de hecho un mecanismo de compensación de la atonía evidente de las economías española y europeas. Está ampliamente justificado, por tanto, que la acción política siga considerando aquella región como un centro diferenciado de atención para los españoles. -

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