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GENERAL MOTORS

Un largo y duro camino

Los contribuyentes estadounidenses todavía tendrán que esperar un poco para recuperar el dinero invertido para impedir que General Motors acabara en la chatarrería. El fabricante de coches de Detroit va mucho mejor gracias a la breve temporada que pasó en quiebra el año pasado: ganó hasta 2.100 millones de dólares en el trimestre que concluía en septiembre, lo cual supone su tercer trimestre consecutivo con beneficios, según resultados preliminares. Pero las condiciones de la futura salida a Bolsa de GM demuestran que, una vez se hagan públicas, las acciones tendrán que duplicar su cotización antes de que su principal accionista, el Gobierno de EE UU, empiece a cubrir gastos.

Supongamos que la oferta pública inicial de GM empieza en 26 dólares, el precio mínimo de la horquilla prevista en el acuerdo. Eso significaría que la Hacienda estadounidense, que en la actualidad posee un 61% de GM, sufriría unas pérdidas del 42% por cada acción que vendiera en la oferta. Prevé vender 263 millones de acciones, o cerca del 28% de sus participaciones. Si lo hace, para recuperar su inversión las acciones de GM deberían cotizarse a más del doble de su valor y superar los 52 dólares cada una, según un análisis de Reuters Breakingviews.

Naturalmente, el obstáculo para el rendimiento de GM en el mercado secundario se reduce si los banqueros de GM pueden sacar las acciones a su precio máximo de 29 dólares. Pero si los titulares venden más cantidad de acciones del Tesoro en la oferta pública inicial, digamos, a través de la cláusula de garantía de emisión futura, la barrera para cubrir gastos se eleva. El cálculo es similar para las acciones de GM en manos de los Gobiernos de Canadá y Ontario.

En general, parece que esto es mucho pedir. Si todo sigue igual, se deduce que GM tendrá que duplicar sus beneficios actuales. Pero podría haber sido peor. Si el Tesoro hubiera insistido en deshacerse de más acciones en el mercado, como parecía ser el caso durante el verano, el precio de la oferta pública inicial podría haber sido más bajo, y la necesidad de un incremento enorme del valor posterior de GM, mucho mayor.

El Tesoro de EE UU, cuyas iniciativas para GM están dirigidas por Ron Bloom, asesor del secretario Tim Geithner, cambió de parecer y no se centró tanto en salir pronto como en hacerlo con el mínimo perjuicio para los contribuyentes. Esa es una vuelta de tuerca prudente, pero todavía queda bastante para dejar atrás los números rojos.

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