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OLIGARCAS EN RUSIA | BREAKINGVIEWS. REUTERS

Un oponente leal

Mijaíl Prójorov se está pasando a la política. El multimillonario ruso, más conocido por haber vendido Norilsk Nickel antes de que estallara la crisis en 2008, ahora da a entender que quiere ser primer ministro. Antes que él, el último oligarca que albergó ambiciones políticas, Mijaíl Jodorkovski, acabó en una cárcel siberiana. Pero sus situaciones no tienen mucho en común. Parece que los líderes rusos respaldan el nuevo papel de Prójorov como una forma de hacer frente a unos desafíos más serios.

Es probable que Prójorov apoye sinceramente los valores democráticos y a favor del mercado que propugna Causa Justa, el minúsculo partido que dirige. Con unos bienes que incluyen una mansión en la Riviera francesa y el equipo de baloncesto de los Nets de Nueva Jersey, no es el único ruso adinerado enamorado de Occidente. Y al haberse convertido en la tercera persona más rica de Rusia, con una fortuna de 18.000 millones de dólares, puede que esté buscando nuevos retos.

Pero no es Jodorkovski. "Oposición" no forma parte del léxico de su partido, ha afirmado. Su decisión política contó sin duda alguna con el beneplácito tanto del presidente Dmitri Medvédev como del primer ministro Vladímir Putin. De hecho, habría resultado impensable sin él.

Su apoyo puede parecer sorprendente ya que Causa Justa competirá con Rusia Unida, el partido progubernamental. Pero el Kremlin entiende que la excesiva dependencia de un solo partido corre el riesgo de convertirse en un problema, ya que el desencanto público está aumentando. En vez de ello, es mucho mejor tener varios partidos leales, dirigidos a sectores diferentes del electorado.

La falta de un partido de centro-derecha importante constituye el mayor defecto de esta estrategia. La clase media rusa, aunque es pequeña, es una fuerza cada vez más importante que algún día podría volverse hostil y rebelarse. Los funcionarios del Kremlin, por tanto, han estado buscando un líder de peso para Causa Justa. Prójorov consiguió el puesto después de que Alexéi Kudrin, el ministro de Finanzas, lo rechazara.

Se puede discutir hasta qué punto conseguirá cambiar el oligarca de la jet set el destino de su partido, al que los sondeos atribuyen un escaso apoyo del 3%. Pero al menos es muy conocido, es fotogénico y se expresa bien. Además, su riqueza no le vendrá mal: ya ha prometido gastarse 100 millones de dólares en el partido.

Eso puede ayudar a Causa Justa a entrar a duras penas en el Parlamento, pero tendrán que pasar muchos años para que se convierta en una fuerza política seria, y ya no digamos una oposición creíble. Prójorov no va a convertirse ya mismo en primer ministro, ni tampoco irá a reunirse con Jodorkovski en Siberia. -

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