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Reportaje:PRIMER PLANO

Sin respiro hasta junio de 2013

El Barómetro de Empresas de EL PAÍS constata las perspectivas negativas que mantienen las principales compañías españolas sobre la evolución de la economía

Los empresarios españoles están sufriendo con fuerza el deterioro de la situación económica en sus propias compañías, y, lo que es aún peor, en su gran mayoría -un 70%- no esperan una mejora de la situación hasta el segundo semestre de 2013. Un horizonte que podría interpretarse, a su vez, como el margen que le dan al nuevo Gobierno para que sus políticas empiecen a dar resultados. Estas son las principales conclusiones de la última edición del Barómetro de Empresas de EL PAÍS, correspondiente al segundo semestre de 2011. Una encuesta que elabora Deloitte sobre una muestra de 279 empresas, entre ellas las principales sociedades del Ibex 35, con representación de todos los sectores y cuya facturación conjunta supera el billón de euros, que emplean a más de un millón de personas.

El pesimismo se acentúa ante el incumplimiento de las expectativas
El 21,3% de los encuestados creen que la recuperación no llegará hasta 2015
Un 40% de las empresas creen que volverán a recortar empleo en 2012
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Aunque en julio del año pasado apenas un 22% esperaba una caída en sus datos de facturación en la segunda mitad de 2011, lo cierto es que dos de cada cinco panelistas han sufrido una merma de sus resultados y la mitad de los integrantes del panel han reducido su número de empleados y la rentabilidad de sus negocios. No se han cumplido, por tanto, las expectativas de moderada recuperación previstas hace ahora seis meses, lo que explica que el 89% valore que la economía española se ha deteriorado en este tiempo, el porcentaje más negativo de los últimos tres años. Nada les hace augurar alguna mejora en este primer semestre del año: la mayoría cree que la situación económica irá a peor (66,5%) o que se mantendrá igual (31,1%).

El incumplimiento de esas expectativas de una cierta mejora agudiza el pesimismo empresarial. De hecho, solo un 35% de los empresarios esperaban en julio una evolución a peor de su área de negocio en la segunda mitad del año, y al final las cosas han empeorado para el 75% de ellos, unos niveles comparables a los registrados en el segundo semestre de 2007, cuando estalló la crisis de las hipotecas subprime. Los más optimistas son los empresarios relacionados con la hostelería y el turismo, un 25% de los cuales ha experimentado una mejora de su negocio en los últimos seis meses, aunque ninguno de ellos confía en repetir semejantes resultados en este primer semestre.

De los resultados de la encuesta resulta especialmente preocupante el hecho de que, por primera vez desde lo más agudo de la crisis, el año 2008, el porcentaje de panelistas que han visto reducirse la rentabilidad de sus negocios (50,5%) es muy superior al de aquellos que han registrado un aumento de los beneficios antes de impuestos (38,1%). Y cuando la rentabilidad del negocio se ve afectada es la propia existencia de la empresa la que, de mantenerse esa tendencia, se ve amenazada. Esa pérdida de rentabilidad es consecuencia directa de una disminución de la facturación (83,3%) y por el negativo entorno económico (66,2%), mientras que han perdido peso el aumento de costes, la competencia dentro del propio sector o la pérdida de productividad. Afortunadamente los empresarios confían en que la situación se dé la vuelta en este primer semestre y un 49% de los encuestados confían en un aumento de los beneficios. El optimismo tiene más adeptos entre las empresas que facturan entre 600 y 3.000 millones de euros, que suelen ser también las que menos dependen de la coyuntura nacional y cuentan con importante presencia en los mercados internacionales.

Con semejantes mimbres no es de extrañar que el sentimiento mayoritario entre los empresarios sea que el ejercicio de 2012 ya está descontado y que no será hasta la segunda mitad de 2013 cuando el 70% de ellos confían en que las medidas adoptadas por el Gobierno empiecen a dar sus frutos y que la situación internacional ayude a que la economía española empiece a remontar la situación. Pero no todos la tienen consigo y un 21,3% de los encuestados no creen que la recuperación se vaya a producir hasta el año 2015, ya en una nueva legislatura y con un nuevo Gobierno.

En todo caso, los resultados del barómetro concuerdan con un escenario de crisis donde no se percibe un deterioro de la situación de forma generalizada, sino un mantenimiento de la misma sin un horizonte de final claro. Eso explica que un 40% de las empresas auguren que tendrán que reducir puestos de trabajo frente a apenas un 13% que entrevé que pueda crear empleo en este primer semestre. Dado que las empresas justifican los recortes de empleo por el deterioro de la coyuntura económica (56%) y el descenso en la cartera de pedidos (42,2%), no parece que las compañías vayan a volver a contratar empleados de forma generalizada hasta que esas circunstancias cambien, independientemente de las reformas en la ley que ha prometido el actual Gobierno. De hecho, solo el 9,6% de los encuestados apelan a los cambios legislativos como una razón para aumentar el empleo, que se convierte así en la última de las razones aducidas. Como dato destacado, en las empresas encuestadas, más del 90% de sus trabajadores cuentan con contrato fijo, un porcentaje abultado que se explica porque los despidos se siguen centrando mayoritariamente en los trabajadores con un tipo de contrato distinto del indefinido. De hecho, un 24,1% de los empresarios prevén prescindir de trabajadores con contrato fijo frente al 31,5% que considera que disminuirá los trabajadores con otro tipo de contrato.

Entre las notas positivas de la encuesta se percibe cierta mejora en las exportaciones, que ante la disminución de la demanda interna han ido ganando peso en las cuentas de resultados de las empresas -no olvidemos que los encuestados representan a las grandes compañías del país, con mayor capacidad exportadora que las pequeñas y medianas empresas-. De hecho, para dos de cada cinco empresarios las exportaciones representan más del 30% del total de sus ventas cuando hace cuatro años solo uno de cada cinco panelistas disponía de este volumen de exportaciones.

También se observa una mejora en los planes de inversión, en buena medida porque estos se deciden con mucho tiempo de antelación. En el segundo semestre de 2011, un 44,2% de las empresas han aumentado el capítulo destinado a inversión, frente al 31,5% que lo ha reducido o el 24,3% que ha mantenido sus inversiones. Para la primera mitad del año, y dadas las pesimistas perspectivas de los encuestados sobre la evolución de la economía y de sus propios negocios, sorprende que el 39,1% piense en aumentar la inversión, un 34,6% en mantenerla y solo un 26,3% en disminuirla.

Por sectores, los mejores resultados los obtienen las empresas dedicadas a bienes de consumo y a la distribución, donde más de un 52% de los encuestados han registrado mejoras en su facturación en el segundo semestre de 2011. En el lado opuesto se sitúan sanidad y farmacéuticas y seguros, para los que el negocio se ha reducido en un 80% y un 66,7%, respectivamente. Para este arranque de 2012, tecnología es el sector más pesimista, con un 80% de expectativas negativas, seguido de transportes y logística, con un 78,6%. El sector que presenta cierto optimismo es agricultura, ganadería, minería y pesca, con un 9,1%, seguido del sector de seguros, con un 7,1%.

En cuanto a la previsión de los distintos indicadores económicos, para esta primera mitad del año es el turismo el que concentra el mayor porcentaje de valoraciones favorables, con un 81%. Los problemas persistirán, como cabía esperar, en el sector de la construcción, especialmente en el ámbito de la edificación residencial y la licitación oficial de la obra pública, donde casi el 100% de los panelistas esperan una evolución desfavorable. También el sector de la automoción se verá afectado negativamente, ya que casi la totalidad de los empresarios prevé dificultades en relación con la matriculación y venta de automóviles, el consumo de carburantes y el precio del petróleo.

PABLO MONGE FERNÁNDEZ

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