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Los enfrentamientos entre policía y jóvenes obligaron a la suspensión parcial de la Fiesta del Estudiante y la Radio

Un saldo de una veintena de detenidos, ocho de los cuales permanecían ayer en la comisaría de Buenavista, y un número indeterminado de heridos leves durante los incidentes ocurridos durante la madrugada de ayer en los alrededores del Palacio de los Deportes, deslució la gran fiesta 24 Horas de Música y Radio organizada por el programa Tiempo de Universidad, de Radio Nacional de España Radio-3, y retransmitida por esta emisora y por la segunda cadena de Televisión Española. Los enfirentamientos de grupos de jóvenes con la policía comenzaron hacia la una de la madrugada, momento en el que el pabellón se encontraba totalmente abarrotado de público, con más de 8.000 personas, y no se permitía la entrada de más gente dentro del recinto. Estos incidentes obligaron a la suspensión parcial de la maratón.

A las 2.30 de la madrugada el local fue desalojado debido a tres amenazas telefónicas de bomba y las puertas no volverían a abrirse al público hasta las siete de la mañana. A partir de esta hora, y hasta las doce del mediodía de ayer, la exhibición de música rock continuó con toda normalidad. Por radio y televisión la fiesta sólo se interrumpió entre las 2.30 y las 4.50 de la madrugada, ya que el resto del tiempo el festival se desarrolló a puerta cerrada.Enrique Tierno, alcalde de Madrid, manifestó a este periódico que lamentaba lo ocurrido. "En el rock duro suele haber una gran excitación", dijo; "pero los incidentes fueron provocados por el deseo de participar. Había una gran muchedumbre y un espacio que, aunque grande, era insuficiente. Unos jóvenes, cuya falta de civismo es criticable, recurrieron a la violencia y se originaron los incidentes".

Respecto al consejo dado por el alcalde a los asistentes al acto ("Rockeros: el que no esté colocado, que se coloque, y al loro"), el alcalde precisó que, como toda persona normal entiende, él dijo lo de colocarse en el sentido de animarse y estar alegre.

Según la versión de testigos presenciales -en la comisaría de Buenavista se negaron a facilitar información de los hechos-, el ambiente de normalidad que había caracterizado toda la jornada empezó a romperse alrededor de la una de la madrugada. Cerca de 2.000 personas paseaban y se agrupaban por los alrededores del Pabellón debido a la imposibilidad de acceder al recinto, ya abarrotado con 8.000 personas. La capacidad máxima áutorizada a los organizadores era de 8.500.

Algunos de los que no se resistían a quedar al margen de la gran fiesta de rock intentaron saltar las vallas que custodiaba la policía para impedir la entrada al Pabellón. Los golpes, seguidos de insultos y lanzamientos aislados de botes de humo, se repitieron aisladamente durante casi una hora frente a cada una de las puertas del pabellón. La entrada principal, el acceso por la calle de Felipe II, fue el escenario de las mayores alteraciones. Aquí, según testigos presenciales, algunos grupos de jóvenes endurecieron su protesta quemando cestos de basura e incluso golpeando algunos coches estacionados junto a esta puerta. Mientras tanto, desde los balcones de las viviendas próximas caían bolsas de basura lanzadas al tiempo que se producian gritos e insultos del más diverso signo.

Con este panorama fuera se produjo la suspensión del festival. Fernando Delgado, director de Radio Nacional de España, y Pablo García, director de Radio 3, coinciden en explicar que el comisario responsable de Seguridad Ciudadana en la Comisaría de Buenavista les había ordenado que se desálojara el recinto debido a que se habían recibido tres amenazas de bomba en las centralitas de Diario-16, Cadena Ser y en la comisaría de Buenavista.

Los organizadores decidieron no decir a las 8.000 personas que seguían el festival en directo las causas reales del desalojo y optaron por decir que "por una avería en el equipo técnico el festival iba a ser suspendido".

"Pese a lo increíble del anuncio", dice Pablo García, "porque el sonido fue perfecto en todo momento, el desalojo se produjo perfecta y ordenadamente en veinte minutos. Sólo un grupo de unas doscientas personas se resistió a salir. A ellos les dijimos las causas reales de la suspensión y también salieron sin mayores problemas".

Las actuaciones fueron suspendidas durante más de dos horas. Pasado este tiempo, ya casi las cinco de la madrugada, los grupos de rock siguieron con sus actuaciones y ya no se abrirían las puertas al público hasta las siete de la mañana. Esas dos horas en blanco fueran cubiertas por radio y televisión con un programa musical enlatado.

Durante estas horas de la madrugada las calles próximas al Pabellón de Deportes continuaron siendo escenario de esporádicos enfrentamientos.

Respecto al supuesto abuso de drogas dentro del recinto, Pablo García asegura que el servicio de orden del recinto, formado por 80 profesionales, solamente tuvo que ayudar a quince personas que habían sufrido algún mareo o incidentes sin demasiada importancia en un festival de estas características, por el que desfilaron alrededor de, 20.000 personas a lo largo de la jornada. "Hubo una chica que se había tragado un tubo de pastillas y un muchacho que se había pinchado heroína y se encontraba mal, pero son casos aislados que no provocaron alteraciones".

El director de Radio Nacional dice que le extrañó mucho, cuando se enteró, que alguien hubiera introducido una bomba en el recinto, puesto que el servicio de orden de la fiesta se había encargado de registrar los bolsos y paquetes sospechosos.

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