_
_
_
_
_
DERECHOS DE AUTOR

El cofundador de The Pirate Bay defiende el valor añadido de la distribución P2P

Magnus Eriksson: "El contenido digital no es un producto final, sino un enlace a otros mercados. El sentido no lo dan los datos, sino los metadatos"

"La mayoría de denuncias de la industria de los derechos de autor no llegan nunca a un tribunal porque sus pruebas suelen ser muy flojas", afirma Magnus Eriksson, cofundador de The Pirate Bay, un legendario sitio de compartición de archivos (P2P) ubicado en Suecia. Eriksson defiende que la economía digital implica nuevas formas de retribución a los artistas, como los beneficios indirectos.

Nacido en 2003, The Pirate Bay se ha convertido en la bandera del movimiento P2P, después de superar con éxito múltiples denuncias y persecuciones de la industria. Aunque el sitio es conocido por ser el nodo Bittorrent más grande del mundo, alberga también un efervescente debate sobre los nuevos modelos económicos que nacen de la fusión entre cultura e Internet.

Más información
Nueve sentencias apoyan en España el 'copyleft'
"España puede y debe aplicar una ley como la francesa para frenar la piratería"
Los demandantes del juicio contra The Pirate Bay retiran la mitad de los cargos
Un año de cárcel para los administradores del mayor portal de descargas del mundo
Un tribunal sueco ordena desconectar The Pirate Bay de Internet
THE PIRATE BAY:

Eriksson visitó Barcelona dentro del evento HoritzóTV'08 y en el contexto de dos denuncias de la industria española, contra el sitio P2P Animersion y el desarrollador de programas Pablo Soto. Según Eriksson: "Esto demuestra que no les importa la piratería, sino la gente que organiza la búsqueda e indexación del material y crea las comunidades que conectan a las personas".

El cofundador de The Pirate Bay criticó que la industria es "más agresiva que nunca porque quiere seguir haciendo negocio de Internet como antes", aseguró que la piratería "es sólo una excusa, una versión reducida de la guerra contra el terror, donde se crean todo tipo de exigencias en su nombre", y avisó de que los hábitos y la economía están cambiando "a pesar de las leyes y lo que hacen para imponerlas".

En este sentido, denunció que Estados Unidos, la Comisión Europea y diversos países quieren aprobar en julio, en la reunión del G-8, un "tratado antifalsificación" que, entre otras cosas, criminalizará el intercambio de información no autorizada y sin ánimo de lucro en Internet, lo que no sólo afectaría al P2P, sino a sitios que publiquen contenido confidencial.

Según el joven, el verdadero impacto sobre la industria cultural no ha venido del P2P, sino de la cada vez mayor abundancia de información y la dificultad para darle sentido: "Tenemos acceso a más cultura de la que podemos digerir. En 15 años, cualquier aparato barato y de bolsillo podrá guardar toda la música que jamás se haya producido, a punto para ser copiada al dispositivo de otra persona".

Eriksson se declaró "ni a favor ni en contra del copyright, sino más allá, lo que significa abandonar el sueño de una solución única que lo reemplace" y explicó que el problema viene porque la industria "quiere controlar toda la creatividad, convertirla en beneficios; por eso la reducen a un producto final reproducible. Todo lo que se aleje de esto es visto como secundario".

Economía de convivencia

Pero, precisamente, lo secundario es el centro de la actual economía digital: una canción que se distribuye en las redes P2P genera un valor añadido para realizar conciertos en vivo, escribir en un blog lleva a tener anuncios o dar conferencias. Según Eriksson, "el contenido digital no es un producto final, sino un enlace a otros mercados. El sentido no lo dan los datos, sino los metadatos".

Esta situación se extiende más allá de Internet, afirma el joven, a una Europa cuyas fábricas huyen a países más baratos y donde "la economía de la creatividad cobra un rol esencial a través de los beneficios indirectos, el modelo red: la creatividad de una ciudad atraerá al turismo, a tiendas y a empresas que querrán instalarse en ella".

Por tanto, afirma Eriksson: "La economía de la era de la información no está en vender información digital, ofrecer acceso a archivos o en el copyright, sino en los enlaces entre eventos, experiencias y lo simbólico". Esto lleva a no centrarse en los productos finales, sino a "una convivencia entre el archivo y el evento, la canción y el concierto".

THE PIRATE BAY: thepiratebay.org/

Markus Eriksson.
Markus Eriksson.MERCÈ MOLIST

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_