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Entrevista:Odón Elorza | Exalcalde de San Sebastián | ENTREVISTA

"Necesitaremos dedicar ocho o diez años a recobrar la libertad y superar los miedos"

Bajo el cielo encapotado y sombrío de este verano donostiarra fresco, lluvioso y destemplón, reina el bullicio y un aire festivo en la parte vieja de San Sebastián. Sentado en una de las terrazas de la plaza de la Constitución, el exalcalde Odón Elorza -cuesta retirarle el título cuando su nombre y figura parecían ya mimetizados con el puesto- advierte, muy serio, de que hay poderosas razones para temer la llegada de Bildu a la alcaldía. "Pretenden aplicar un programa de reeducación ideológica a los ciudadanos de San Sebastián, quieren depurar a los donostiarras por haber tenido un alcalde español durante dos décadas", afirma, con la mirada puesta en las masas de nubes grises que llegan en oleadas desde el mar.

"Bildu pretende imponer a la ciudad su programa de reeducación ideológica, un poco a lo Mao"

Acaba de salir de clase de euskera, de un cursillo intensivo de cuatro horas diarias -"mi nivel es básico y manifiestamente mejorable", explica-, y todavía tiene por delante los "etxeko lanak" [los deberes para casa]. La inmersión en el euskera ha sido, junto a la iniciación en las nuevas tecnologías y su bautismo en las redes sociales, su manera de combatir la sensación de vacío que le asaltaba por las mañanas cuando se levantaba de la cama y se daba cuenta de que, después de 33 años de concejal, ya no debía ir al Ayuntamiento. "No me esperaba semejante resultado electoral, pero no estoy deprimido, ni me siento una persona acabada; sigo teniendo pasión por la ciudad y la política. Me obligo a pensar que mis actividades futuras pueden resultar tan atractivas como las anteriores", señala.

Político del PSE desde 1979 y licenciado en Derecho, Odón Elorza (San Sebastián, 1955) tiene ahora ante sí un porvenir laboral abierto que incluye la posibilidad de abandonar la política profesional, aunque dice que "el previsible final de ETA dará paso a una etapa política muy interesante" y piensa que en estos momentos no es fácil para un político encontrar trabajo. Hasta las pasadas elecciones municipales del 22 de mayo último parecía un hecho incontestable que Elorza reunía bastantes más votos que los que le aportaban las siglas PSE-EE y que eso explicaba sus dos décadas ininterrumpidas al frente del municipio.

La pregunta es qué ha pasado en San Sebastián, la joya de la corona vasca, para que Bildu haya conquistado la alcaldía con un candidato desconocido y adalid, además, de la segregación del barrio de Igeldo. Según Elorza, el fracaso de haberse quedado a 1.500 votos y a un concejal de la candidatura ganadora se explica por el desgaste socialista, el fenómeno del 15-M, la victimización de Bildu y el cansancio de quienes pensaron que 20 años con el mismo alcalde eran ya suficientes.

-¿Por qué usted no consiguió apoyos para cerrarle el paso a Bildu?

-El PNV y el PP me vetaron, pusieron bola negra a cualquier acuerdo que contemplara mi continuidad.

-Se le ha acusado de gobernar de forma personalista...

-A veces se confunde el liderazgo y el empuje con el personalismo.

-Tras el veto del PNV, en su partido se prestaron a un eventual acuerdo que prescindiera de usted. ¿Lo considera una deslealtad?

-Lo relevante es que el PNV y Bildu llegaron a un acuerdo en la sombra. El PNV dejaba a Bildu hacerse con la Diputación de Gipuzkoa, como así ha sido, y en contrapartida Bildu apoyaba la candidatura del PNV en la Diputación alavesa y dentro de 16 meses votará al candidato del PNV para lehendakari. Ellos lo tienen muy claro. La familia se protege.

Pero la gran pregunta, que se hacen muchos donostiarras, es qué supone la llegada de Bildu a la alcaldía. Después de haberse reunido con su sucesor, Juan Karlos Izagirre, y observado los primeros pasos del nuevo Gobierno municipal, Odón Elorza está convencido de que Bildu va a paralizar la práctica totalidad de los proyectos de la ciudad. "No hablo de proyectos megalómanos, sino de proyectos sociales como la estación de autobuses, las viviendas de protección oficial, la llegada del AVE, el tratamiento de las basuras, la pasarela ecológica de Monpás...", explica. Y agrega: "Su intención es paralizarlo todo y someterlo a las asambleas de sus bases, mientras aplican un programa ideológico tan simple como radical que consiste en hacer de San Sebastián una ciudad más abertzale-patriota y más euskaldun. Digo San Sebastián, pero debería decir Donostia porque para ellos la palabra San Sebastián ha quedado proscrita, por española. Ya no figura en ninguno de sus textos; quieren retirarla de la circulación", asegura.

-¿Qué interrumpe Bildu, además de los proyectos en curso?

-Una dinámica de largos años y esfuerzos para hacer una ciudad más innovadora, abierta, tolerante, cosmopolita y europea. Una ciudad que ha consolidado una imagen de ciudad culturalmente abierta con su festival internacional de cine, su Quincena Musical, su festival de jazz. Eso se interrumpe con ese programa de reeducación ideológica, un poco a lo Mao, que pretenden imponer, y con su perspectiva de mirarnos permanentemente a nosotros mismos.

-El nuevo alcalde parece haber acogido con interés la capitalidad cultural europea de 2016...

-En los siete debates que mantuve con él sobre este tema siempre sostuvo que el proyecto 2016 no era ninguna prioridad y que su contenido le disgustaba porque no había suficiente presencia de la cultura euskaldun. Eso está grabado.

-¿Ve a San Sebastián como la isla liberal que cae en manos del ruralismo provinciano carlista?

-Digamos que los carlistas del siglo XXI se han hecho con el Gobierno y han puesto al frente de la ciudad a una persona que, con todos los respetos, solo aspiraba a ser alcalde de su barrio independiente. Ha estado 12 años peleando por conseguir la separación con el argumento de que había que dejar a Igeldo más o menos como estaba y que las pocas viviendas que hubiera que construir debían ser para los nacidos en el barrio. Decía: "Igeldo es nuestro y no queremos que los donostiarras nos inunden". Todo eso está grabado. Este es, ahora, el alcalde de los donostiarras.

Elorza se pregunta con qué empatía, con qué pasión, con qué cariño puede trabajar por San Sebastián una persona que ha pretendido separar su barrio de la ciudad que ahora gobierna. Siendo un problema importante, la cuestión capital sigue siendo cómo afectará a la convivencia y a la paz la llegada de Bildu. ¿Contribuirá a medio plazo a la "normalización" de la antigua Batasuna, a la retirada de su apoyo a la violencia y a su integración en los cauces democráticos como suponían quienes reclamaron su legalización, entre ellos el propio Elorza? El exalcalde se declara decepcionado a la vista de ese programa ideológico que no contribuye precisamente, dice, a "construir la convivencia, el respeto a la diferencia y la pluralidad", pero sigue creyendo acertada la decisión de legalizar a Bildu.

"Somos muchos los que estamos deseando que baje el suflé Bildu. Ellos tienen un camino de madurez democrática por recorrer, tienen que descubrir que una cosa es predicar y otra dar trigo porque muchos han pasado de la barricada al palacio institucional, pero no me gustaría que su aterrizaje en la realidad se hiciera a costa de paralizar la ciudad durante cuatro años".

Nadie sabe -tampoco Elorza- si la política vasca va a adentrarse en las remansadas aguas de la desaparición de la violencia y la crispación, el reconocimiento mutuo y la reparación de las relaciones rotas, o si este momento de esperanza dará paso a una nueva dinámica de divisiones y frentismo dirigida a provocar referendos por la autodeterminación. "Lo último que necesita este país, si conseguimos la desaparición de ETA, es abrir una nueva confrontación. Necesitaremos dedicar 8 o 10 años a recuperar la libertad, a superar los miedos y cobardías y a hacer efectiva la reconciliación. Separar a los vascos en dos comunidades y abrir el melón de la autodeterminación sería una barbaridad", indica.

Odón Elorza en la plaza de la Constitución de la parte vieja de San Sebastián.
Odón Elorza en la plaza de la Constitución de la parte vieja de San Sebastián.JESÚS URIARTE

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