La desaparición del hombre del Gobierno vasco

Horas antes de su fallido embarque hacia Bilbao, el pasado 14 de febrero, el cubano Conrado Hernández almorzó con el agregado de Interior de la Embajada española en La Habana. A partir de entonces nada se sabe sobre el hombre a quien fuentes cubanas atribuyeron las grabaciones clandestinas de vídeo que, en marzo, habrían hundido políticamente a Carlos Lage y Felipe Pérez Roque. El Gobierno vasco se interesó por el paradero de su delegado comercial en la isla. "No nos facilitaron suficiente información sobre las causas que originaron la investigación a la que está siendo sometido", dice un portavoz del actual Ejecutivo autónomo. La desaparición de Hernández sumió en el asombro al Gobierno de Vitoria, y en concreto, a la dirección de la SPRI, dependiente de la Consejería de Industria Comercio y Turismo, ajena a los intríngulis del espionaje. Aunque la Administración vasca atraviesa todavía la mudanza propia de un cambio de gobierno, el caso cubano sigue bajo escrutinio porque, entre otras razones, Cuba es su principal socio comercial en Latinoamérica, tras México y Brasil.

"Se ha ordenado una auditoría para saber qué pasó. La persona que viajó a La Habana informará sobre sus conclusiones. Pero, aparte del espionaje, algo he oído sobre malversación de fondos. Ya ha sido nombrado un sustituto interino de Hernández", afirma una fuente del Ejecutivo que encabeza Patxi López.

Las averiguaciones sobre la oficina de Euskadi en Cuba, un país necesitado de modernización tecnológica, son pertinentes, pues ha gestionado más de 100 proyectos de suministro y asesora a 43 pequeñas y medianas empresas, la mayoría relacionadas con los servicios y el turismo. Los cubanos propusieron al ingeniero industrial Hernández como jefe de la oficina, abierta el 11 de septiembre del año 1998, en un acto al que asistió el entonces lehendakari José Antonio Ardanza, del PNV. La SPRI lo aceptó al valorar su acceso a la complicada burocracia cubana y al entonces poderoso Carlos Lage.