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Reportaje:TECNOLOGÍA

El mando universal

El gran reto es evitar que se multipliquen los controladores en el hogar

Tomàs Delclós

La sociología hogareña teoriza que una señal sobre quién ostenta la autoridad en la familia está en quien controla el mando a distancia del televisor. Pero estos mandos se están multiplicando en las viviendas. El equipo de audio, el DVD, el sintonizador de la plataforma digital y el grabador con TDT, los distintos televisores..., todos lo llevan. Con la llegada de la domótica, en su versión más humilde, se suman los controladores remotos de las persianas, del aire acondicionado, de las luces, etcétera. También la informática. Uno de los ganchos comerciales de los llamados media center, que gestionan desde el ordenador los archivos audiovisuales (música, fotos, películas) del propietario, es un telecomando "que se usa como el del televisor". Hay programas que permiten convertir una agenda electrónica o un teléfono móvil en un telecomando. Según una encuesta de Intel Survey, en el Reino Unido hay un 5% de hogares que manejan más de diez mandos a distancia. Según un estudio encargado por Fujitsu-Siemens e Intel, el 63% de los hogares europeos tienen cuatro mandos o más. El 39% de las personas dicen confundirse y coger el mando erróneo, y el 50% afirma que los pierden con frecuencia.

La 'web' de una marca de telecomandos ofrece una lista de electrodomésticos con 4.000 fabricantes y 150.000 aparatos para cargar el control remoto

De ahí la existencia en el mercado de múltiples marcas y modelos de los llamados mandos a distancia universales, capaces de manejar muchos o casi todos los aparatos del salón. Hace tiempo que están en las estanterías de los comercios, pero su penetración ha sido lenta. Si ya desaprovechamos la botonería del vídeo, capaz de dar órdenes que nunca serán ejecutadas, más difícil resulta atreverse con un telecomando que a veces hay que configurar. En la medida que esta herramienta tiene un diseño más amigable y que es un engorro buscar para cada aparato su mando, por regla general debajo del sofá, aumentan las ventas. Según Philips, en España se han vendido 700.000 unidades. Esta empresa (con un 28% del mercado, según sus datos) ofrece mandos universales para los equipos audiovisuales y equipos domóticos; en este caso, la venta de los modelos más capaces se hace a través del instalador.

En general, estos mandos llevan una base de datos con las marcas y modelos más populares, de tal manera que basta identificar qué televisor hay en casa para que el mando encuentre en su panza los códigos necesarios para emitir las órdenes. Varios fabricantes ofrecen la posibilidad de localizar el código en su web y descargarlo al mando para así ampliar su gama de aplicaciones. Logitech, otro de los grandes fabricantes con soluciones de distinta gama, vende su telecomando Harmony vacío de códigos, pero en su web ofrece un listado con 4.000 fabricantes y 150.000 aparatos.

La señal del telecomando llega al aparato por infrarrojos (ya hay interruptores de la luz equipados para obedecer a un telecomando), pero algunos modelos también pueden hacerlo por radiofrecuencia, lo que permite mandar la orden pertinente sin que ambas máquinas se vean, basta con colocar una pequeña antena ante el receptor que recibe la señal del telecomando y la traduce a infrarrojos. El precio varía según su polivalencia y prestaciones. Los hay con pantalla táctil. Los hay que obedecen a la voz. Los hay por unos 40 euros, pero también de 400 y hasta el doble. El propietario de un telecomando universal tendrá la ventaja de solventar muchas maniobras con un solo aparato, pero, eso sí, además de su puesta a punto, en determinados modelos deberá recordar qué tareas ha adjudicado a cada botón.

Una pareja conversa sobre el canal de televisión que van a ver.
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