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Reportaje:REPORTAJE

El negocio del escándalo

El lunes 13 de junio, equipos de cámaras y redactores de la sección de reportajes del corazón de la agencia Europa Press se desplegaron por Madrid atendiendo a la llamada inapelable de la noticia. A unos les tocó cubrir el velatorio del periodista Jaime Campmany, muerto esa madrugada; otros se apostaron ante la clínica San Camilo, donde acababa de ingresar Belén Esteban, madre de la hija mayor del torero Jesulín de Ubrique, y un tercer equipo se preparó para una guardia indefinida ante el domicilio de la periodista Lydia Lozano.

"Le guste o no, se ha convertido en noticia para nosotros", comenta una portavoz de la agencia. Lozano, nacida en 1960 y con larga experiencia en la prensa rosa, había cruzado la barrera entre informador y sujeto informativo por culpa de un escándalo. La periodista, colaboradora habitual del programa de Tele 5 A tu lado, desenterró el dramático caso de Ylenia, hija de Albano Carrisi y Romina Power, desaparecida en Estados Unidos, en 1994, y dada por muerta tras una larga y angustiosa búsqueda que destrozó a la propia pareja.

"Cuando se comprueba que una noticia es falsa no pasa nada", dice Alejandro Perales, que preside la Asociación de Consumidores de Comunicación

En el programa, Lozano aseguró -sin aportar pruebas- que Ylenia vivía bajo otra identidad en Santo Domingo, dando comienzo así a un espectáculo televisivo que ha ocupado los platós de Tele 5 y de la rival Antena 3 durante más de tres meses. Hasta que el 31 de mayo, Albano presentó una querella contra la periodista y contra la emisora, indignado y dolido por lo que consideraba una injerencia monstruosa en su intimidad.

Pequeño seísmo

La noticia produjo un pequeño seísmo en la cadena de televisión, que procuró desligarse de lo afirmado por su colaboradora, y cambió la vida de Lozano, que, asediada desde ese día por sus propios compañeros, optó por encerrarse en total mutismo. Un amargo cáliz que le habrá permitido reflexionar sobre la temible potencia que ha adquirido la prensa rosa en España. O, para ser más precisos, la prensa del escándalo, una subespecie que se ha ido desarrollando en la última década -coincidiendo con el despegue de los espacios de cotilleo en la televisión-, dedicada a destapar los aspectos más crudos de la vida de los famosos. Lo de menos es la veracidad de las historias, lo importante es que contribuyan a crear espectáculo. No existen cálculos ni siquiera aproximados del dinero que mueve este tinglado, pero es fácil intuir que hablamos de cifras fabulosas, como fabuloso ha sido el salto que han dado las audiencias de las cadenas televisivas que albergan estos espacios.

A veces las cosas llegan demasiado lejos, como en el caso Ylenia, sobre el que ningún responsable de Tele 5 ha querido pronunciarse. Sólo los directivos de las principales agencias que aportan material a estos programas han aceptado hablar. "Nuestro trabajo es totalmente digno, cuando se hace con la debida seriedad", explica Paloma García-Pelayo, copropietaria de Korpa, una de las grandes del sector. "Lo que ocurre", dice García-Pelayo, que es colaboradora de uno de estos espacios televisivos, "es que los periodistas del corazón somos los más vulnerables. Nuestra información roza el límite, porque entramos en la vida íntima de los famosos. El caso Ylenia se ha producido además en televisión, que es una máquina devastadora".

También Europa Press se defiende de cualquier acusación, a través de una portavoz: "Somos una agencia seria. No podemos hacer top less, ni personajes cutres. Estamos sujetos al propio código ético de la empresa. Tenemos prohibido aceptar montajes, y toda la información tiene que ser contrastada". EP es pionera en el suministro de material informativo a los programas rosas de televisión. Pero cuando pasaron del rosa al amarillo más chillón, tampoco se echó atrás. Incluso distribuyó una filmación en la que aparecía desnudo el padre de Ana Obregón, en el interior de la casa de la actriz en Mallorca. "Filmamos desde tan lejos que no se distinguía a esta persona. Fue un tremendo error, porque lo pasaron en el Tomate. A veces nos meten goles", explica la misma fuente de EP.

Tomate es el programa de sobremesa de Tele 5 Aquí hay tomate, que mantiene un tono burlesco. Desde su primera emisión, en marzo de 2003, se vio que estaba destinado a dar que hablar en el mundillo de la televisión-escándalo. "Todo se ha vuelto más agresivo. Y a la gente que trabaja en la calle no me parece que le guste. La mayoría son chavales que por 600 o 700 euros al mes tienen que seguir diez, doce o hasta catorce horas diarias a los personajes", relata un paparazzi al que llamaremos Jesús, con larga experiencia en el mundillo pese a tener sólo 34 años.

Con los años, Jesús ha visto muchas cosas. "La mitad de los famosos viven de ese juego porque no tienen un duro", dice. La otra mitad, quizá, lo padece. Aunque él es de los que considera que "un famoso tiene derecho a vender la parte que quiera de su intimidad". Pero el problema, afirma un experto en las tramas de la prensa escandalosa, "es que a veces abren su intimidad por dinero y la cierran porque no llegan a un acuerdo económico". Otros se ven salpicados por el escándalo sin merecerlo, y el recurso a los tribunales no siempre les resarce de los daños.

Derechos contrapuestos

"Los jueces tienen que encontrar el equilibrio entre tres derechos constitucionales que colisionan: el derecho a la intimidad y al honor, el derecho a la información y el derecho a la libertad de expresión. Y eso no siempre es fácil", señala Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), que ha presentado una queja a la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), por el caso Lozano. "Creemos que ha habido ánimo de engaño desde el principio", dice Perales. "Existe una tendencia mundial a la fabricación de noticias, porque la realidad, a veces, se queda corta", reconoce. "Pero en España esta prensa se ha desarrollado mucho más que en Europa. Y lo grave es que cuando se comprueba que las noticias son falsas, no pasa nada".

Sólo los directamente afectados reaccionan. Los demás prefieren eludir el problema. "Reconozco que me he acostumbrado a convivir con ese condicionante. Que en el restaurante o en el bar de copas puede haber un camarero que cobre comisión por dar el chivatazo de que estás ahí", dice un actor famoso que prefiere guardar el anonimato. Después de todo, los riesgos no son permanentes, porque esta prensa hace y deshace personajes en plazos cada vez más breves. La última famosa a su pesar es Lydia Lozano. Hasta el próximo escándalo.

Lydia Lozano, periodista que ha cruzado la barrera entre informadora y objetivo informativo.
Lydia Lozano, periodista que ha cruzado la barrera entre informadora y objetivo informativo.EFE

En manos de la legalidad obsoleta

MARCOS GARCÍA-MONTES, abogado de muchos famosos -entre ellos, no pocos periodistas-, cree que se necesita con urgencia una nueva legislación para hacer frente a la oleada de escándalos. "Todo se basa en dos artículos de la Constitución de 1978 antagónicos: el artículo 18, que defiende el derecho al honor, la intimidad y la propia imagen, y el artículo 20, en el que se garantiza el derecho de los ciudadanos a la información y el derecho a la libertad de expresión de los informadores, que se desarrollan en leyes de 1982. Pero desde entonces España ha cambiado muchísimo. La legislación se ha quedado totalmente obsoleta", dice. Sobre todo, porque es incapaz de responder a los nuevos retos en tiempos breves. "Un juicio civil se resuelve en cuatro o cinco años. Es mucho tiempo". Al final, el juego le resulta rentable al que no tiene nada que perder y todo que ganar. "Es un auténtico disparate que haya gente que se inventa algún hijo con un famoso y con esa noticia llegue a embolsarse 80 millones de pesetas (algo menos de 500.000 euros). Aunque la demanda, que sale en cuatro meses en primera instancia, le condene a pagar seis millones (36.000 euros), la historia le compensa".

A su juicio, lo ideal sería imponer, como en Estados Unidos, embargos cautelares de los ingresos del personaje que saca a colación algún asunto turbio, hasta que haya sentencia firme. "Y además imponerle una multa civil, destinada a las arcas del Estado". E, incluso, nombrar árbitros especiales para dirimir estos litigios que, dice García-Montes, "están saturando los juzgados españoles".

En tanto llegan los eventuales cambios, en España cada uno se enfrenta al problema como puede. La mayoría de las veces, querellándose y aceptando largas esperas y la obvia incertidumbre. Aunque hay casos especiales. No hace mucho, el torero Francisco Rivera consiguió que un juez de Sevilla aplicara medidas cautelares contra Antena 3 y Tele 5, para impedir que se le siguiera mencionando en ámbitos distintos a su actividad profesional, en tanto se resuelve la demanda interpuesta por el diestro contra ambas. Rivera ha sido uno de los pocos famosos que ha denunciado públicamente el acoso de los medios en una rueda de prensa, poco después de la muerte de su madre, Carmina Ordoñez, en julio de 2004. Pero hay motivos para pensar que el problema no tiene arreglo a corto plazo. Sobre todo mientras las audiencias premien con un seguimiento masivo las historias-espectáculo.

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