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Reportaje:Mijaíl Kasiánov | ENTREVISTA

"La política de Putin es un peligro para Europa"

El ex primer ministro ruso critica la deriva autoritaria del presidente, pide que la oposición se una y advierte a Europa de los peligros que le amenazan por la política del Kremlin

Pilar Bonet

Como un gladiador solitario aguardando la lucha con fieros leones, el ex primer ministro Mijaíl Kasiánov baja a la arena para luchar por el liderazgo de Rusia y viaja por las provincias con optimismo a toda prueba. Alcaldes y gobernadores huyen de él como de un apestado por miedo a la cólera del Kremlin, que en febrero de 2004 expulsó del círculo de los elegidos (ocupado hoy por veteranos del KGB, la policía secreta soviética) a este liberal de 49 años que osó alzar su voz en defensa del magnate petrolero Mijaíl Jodorkovski, encarcelado en un penal de Siberia.

Fundador del movimiento Unión Popular Democrática, Kasiánov exhorta a boicotear los comicios parlamentarios del 2 de diciembre por considerarlos "nocivos" para Rusia y espera que la oposición democrática marginalizada se una ante las elecciones presidenciales de marzo de 2008 en apoyo de un candidato único (entre los varios aspirantes está el ajedrecista Gari Kaspárov) con el fin de arrebatar, en el mejor de los casos, un 25% de los votos al favorito del Kremlin.

"Al frente de todo está Putin. Él es a la vez presidente y jefe de Gobierno. No hay división de poderes" "Si la actual política continúa, la UE puede encontrarse muy pronto con que Rusia no puede venderle bastante gas"
"Situar a los chequistas [herederos del KGB] en el centro de todo es el colmo del cinismo. Son nocivos para el país"
"Debemos unirmos ante la amenaza del callejón sin salida autoritario. Podemos convetir la apatía en entusiasmo"

En los cuatro años que Kasiánov fue jefe del Gobierno, el presidente Vladímir Putin le prohibió una sola cosa: la reforma de Gazprom, el monopolio de exportación de gas controlado por el Estado. Hoy, el ex primer ministro advierte de una posible crisis de impagos por las deudas internacionales de las empresas estatales rusas. En el Banco Central se calculan las deudas exteriores rusas en 384.800 millones de dólares, de los cuales 164.400 millones corresponden a empresas controladas por el Estado. Y advierte: "La política de Putin es un peligro para Europa"

Pregunta. ¿Qué distingue a su Gobierno de los dos posteriores?

Respuesta. La diferencia principal es que hasta 2004, Rusia seguía el rumbo de los noventa, cuando se aprobó una constitución que establecía un Estado democrático con economía de mercado, respeto a la propiedad privada y a los derechos humanos. Hubo cosas inacabadas y errores, porque aquí la democracia nunca existió y no acabó de construirse, pero la orientación era correcta y yo creía avanzar con Putin por ese camino. Pero cuando ocurrió la tragedia de Beslán (el secuestro, el 1 de septiembre de 2004, de alumnos y profesores de una escuela en Osetia del Norte que dejó más de 300 víctimas mortales), el presidente, en lugar de reforzar la seguridad ciudadana en respuesta al acto terrorista, aprovechó la situación para cambiar de rumbo. Muchos no valoraron entonces el peligro, pero hoy se ve que hemos retrocedido. No tiene ninguna importancia quién dirige el Gobierno, porque al frente de todo está Putin y él es a la vez presidente y jefe de gobierno. No hay división de poderes. Ni el Gobierno ni el Parlamento funcionan como órganos independientes.

P. ¿Qué caracteriza a los diferentes grupos alrededor de Putin?

R. Da igual qué grupos haya. Todo lo que se hace es erróneo, y los implicados en esta política actúan incorrectamente de forma deliberada. No hay diferentes enfoques conceptuales. Todo está subordinado a la voluntad del presidente.

P. ¿Qué móviles rigen la política rusa?

R. Lo que le gusta al presidente.

P. Hace poco, Víctor Cherkésov, jefe del Servicio Federal de Control de Drogas, manifestó en un artículo que los veteranos del KGB, hoy en el poder, tienen tres opciones ante sí: pasar a una sociedad civil normal cuanto más pronto mejor, continuar tutelando la sociedad con riesgo de caer en una dictadura latinoamericana, y destruirse entre ellos y, de esta forma, también el país. ¿Qué le parece?

R. Es una cínica explicación que indica la profunda enfermedad en todo el entorno del presidente y los problemas y amenazas para el Estado y la sociedad. Situar la corporación de los chequistas (funcionarios de los servicios de seguridad) en el centro de todo es el colmo del cinismo. Esa gente es nociva para el país. No cree en una transición a una sociedad normal, incluido el autor del artículo, porque eso contradice su visión del mundo. Esa posibilidad no se contempla, es ilusoria. En la estructura de poder hay serias diferencias, pero no tienen una base política real.

P. La dictadura de corte latinoamericano, ¿es posible aquí?

R. Eso sí es posible y ya existen manifestaciones en política interna y exterior. Hay peligro de deslizarse a una dictadura y a un Estado totalitario. No será la URSS, sino Rusia con una coyuntura favorable y una mayor integración en el mercado mundial.

P. Siendo primer ministro, usted apoyó a Jodorkovski, el artífice de la petrolera Yukos, encarcelado en octubre de 2003. ¿Qué supuso ese encarcelamiento?

R. Fue una señal importante de que las autoridades preparaban un cambio de rumbo. Desde mi puesto en el Ejecutivo critiqué varias veces la actuación de la fiscalía, aunque el presidente no quería comentarios públicos. No podía dejarlo pasar, tanto menos cuando las acusaciones económicas carecían de fundamento, como prueba que un año después de detener a Jodorkovski dividieran Yukos y la vendieran a empresas fantasmas. Eso dejó claro que hacían lo que les daba la gana.

P. ¿Le prohibió Putin expresarse sobre el tema?

R. Putin no me prohibió eso. La única cosa que me prohibió fue la reforma de Gazprom. Ésa fue la única petición en la que insistió y a la que se puede llamar prohibición.

P. ¿Putin y sus allegados han evolucionado sobre la marcha o actúan de acuerdo con un plan previo?

R. Inicialmente creo que no había mucha planificación, pero cuando vieron con qué facilidad conseguían las cosas, incluida la usurpación de Yukos, en diciembre de 2004, perdieron la vergüenza y arrebataron los activos económicos de esa petrolera al tiempo que modificaron el sistema electoral. Así lograron fines económicos además de políticos. No creo que la confiscación de Yukos estuviera planeada desde el principio. La persecución de Jodorkovski se inició por su comportamiento político. El reparto posterior de la petrolera fue un factor añadido. En el verano de 2004, Putin dijo que el Estado no quería arruinar a Yukos y todos pensamos con alivio que se trataba de un error que se corregiría, y no de una acción premeditada. Pero en otoño, cuando se aprobaron leyes que prácticamente cambiaban la Constitución y se adjudicó la primera petrolera rusa a una empresa fantasma, me convencí de que no era un error, sino una acción premeditada para cambiar el esquema de dirección del país y de la propiedad en Rusia.

P. ¿Por qué no se efectuó la reforma que preveía dividir Gazprom en una empresa productora y otra transportista de acuerdo con un esquema parecido al que se ha aplicado a la compañía eléctrica Sistemas Unificados de Rusia?

R. El presidente Putin personalmente no lo quiso. Tres veces en cuatro años intenté que se aprobara esa reforma, y tres veces me lo impidieron con diferentes excusas. Decían que no estaba preparado el sector del gas, que había que trabajar aún, etcétera.

P. ¿Cómo sería Gazprom si se hubiera hecho la reforma que usted quería?

R. Sería una gran compañía productora de gas que funcionaría como una sociedad de accionistas con participación extranjera. Sería una empresa comercial normal, que lógicamente podría también obtener petróleo, porque aunar ambas cosas puede ser eficaz. El sistema de transporte de gas, sin embargo, funcionaría separadamente por ser una actividad monopolista, que el Estado debe controlar para garantizar el acceso a diferentes compañías. Ahora, el transporte es propiedad de la corporación, que actúa en beneficio de sus intereses. Gazprom se camufla como sociedad de accionistas, pero utiliza al Estado para presionar a los consumidores comerciales y no deja desarrollarse normalmente a los productores independientes. El sector del gas no se ha desarrollado como es debido y no asegura el abastecimiento del creciente consumo en el interior del país y en la UE. El esperado aumento del consumo de gas ruso en los países europeos no está respaldado por las inversiones que se tendrían que haber hecho para incrementar la producción, hoy estancada.

P. Es decir, que la UE puede sufrir un déficit de gas de Rusia.

R. Si la actual política del presidente continúa, la UE puede encontrarse muy pronto con que Rusia no tiene gas suficiente para satisfacer sus expectativas de compra.

P. Usted ha advertido de una posible crisis de impagos debido a las deudas acumuladas por las corporaciones estatales, que han tomado préstamos en el extranjero con intereses en alza para gastarlos de forma ineficaz. Entiendo que se refería también a Gazprom. ¿Se contraen estas deudas con garantías del Estado?

R. No hay garantías formales jurídicas del Estado, pero sí indirectas. Desde el punto de vista jurídico, directamente nadie podría pleitear con Rusia, que posee el paquete de control en Gazprom.

P. Si Gazprom no salda sus deudas, ¿afectarán éstas al contribuyente?

R. Ésa sería una decisión de las autoridades rusas si se llegara a tal situación. No se puede pronosticar qué sucederá, porque depende de muchas circunstancias. Un tema tan delicado no se puede abordar de forma simplista, pero existe el peligro de que en determinadas circunstancias las deudas afecten al bolsillo del contribuyente.

P. ¿En qué medida es transparente Gazprom?

R. Gazprom no es transparente, aunque deba publicar informes con criterios internacionales, porque no se saben muchas cosas que los accionistas y los ciudadanos deberían saber. Los activos no relacionados con el negocio principal se reflejan en un balance contable general, y eso produce mucha confusión y encubre muchas decisiones incorrectas y faltas de transparencia. La reforma del sector preveía que Gazprom se dedicase a sus negocios específicos de obtención de gas y tal vez de petróleo. El Gobierno no comprende a fondo cómo funciona Gazprom ni a qué se dedica. Para garantizar la transparencia hay que dividir las actividades y los diferentes balances.

P. Usted dice que no votará en las elecciones legislativas de diciembre, pero, si le dan tal posibilidad, se presentará a las presidenciales de marzo. ¿No es contradictorio?

R. No. Participar en las parlamentarias con el nuevo modelo legal nocivo es perjudicial para el futuro del país y para los demócratas porque significa ayudar al régimen a adquirir legitimidad. En las presidenciales es diferente, aunque sólo podremos tomar decisiones a principios de diciembre y no excluyo que también pueda resultar perjudicial participar en ellas. Sin embargo, de entrada existe una diferencia sustancial entre ambas. En las presidenciales hay libertad para competir, aunque el acceso sea más difícil. En las parlamentarias, los ciudadanos no pueden promover su candidato, así que todo el sistema es defectuoso y participar significa legitimarlo, y esto es nocivo. Espero que la OSCE haga un análisis del sistema electoral y le he escrito a Moratinos en calidad de presidente de turno de la OSCE. En septiembre, esta organización pidió permiso a Rusia para enviar una misión de observadores de largo plazo y hasta ahora no les han respondido. Según el reglamento de la OSCE, los observadores a largo plazo cuentan con un periodo de 60 días, así que los expertos ya no tienen posibilidad física de valorar el sistema.

P. ¿Por qué no se unen los partidos de oposición democrática?

R. En la oposición estamos cinco organizaciones con visiones distintas. Paulatinamente, los partidos van dejando de creer que Putin quiera un Parlamento representativo. Pero algunos, como Yávloko o la Unión de Fuerzas de Derechas, creen que lograrán un lugar en la Cámara. He exhortado a ambos a no participar en las elecciones. Creo que los motivos para competir se esfuman y que a principios de diciembre nuestras cinco organizaciones tendrán una nueva oportunidad de formar una gran coalición democrática que asegure el apoyo de un 25% del electorado a un candidato común a la presidencia. Debemos unirnos ante la amenaza del callejón sin salida autoritario. Si nos ponemos de acuerdo, podemos convertir la apatía en entusiasmo. -

Mijaíl Kasiánov, ante una estatua de Lenin, fundador de la Unión Soviética, en la ciudad rusa de Kursk.
Mijaíl Kasiánov, ante una estatua de Lenin, fundador de la Unión Soviética, en la ciudad rusa de Kursk.Reuters

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Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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