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Reportaje:ESPAÑA, PAÍS DE ACOGIDA

Los sueños cumplidos de la inmigración

Cayucos, pandillas, miseria. Pero hay otra realidad silenciosa: la de los que se integran y triunfan

Joseba Elola

Marco Wang se pone serio. Y eso que es un hombre al que le gusta sonreír. Impecable traje oscuro, impoluta corbata clara. "¿Inmigrante, yo? Yo no me considero inmigrante". Lo afirma con la rotundidad que dan 21 años en España, 3 hijos nacidos aquí, sentado en la sala de juntas de su empresa de 30 trabajadores creada desde la nada, pero con su pasaporte chino aún vigente. La historia de cómo este músico chino que llegó a España con cinco dólares en el bolsillo acabó viviendo en un chalet de lujo la dejamos para más delante. También se desmarca del fenómeno de la inmigración Ilir Sina, a bordo de un mercedes plateado, conduciendo con parsimonia por el centro de Sevilla, un brazo reposado sobre la ventanilla, la muñeca del otro, sobre el volante, gafas oscuras de Prada. El periplo de este delantero que se fugó de una concentración de la selección de fútbol de Albania hace 16 años y que hoy proyecta la construcción de un hotel, lo contaremos en breve.

Parece que la palabra inmigrante se hubiera contaminado. Algunos no se reconocen como tales
"Yo he encontrado el sueño americano en España", dice el albanés Ilir Sina, vendedor de coches
Jessica huyó de Ecuador en 1999 tras el violento atraco al 'delicatessen' de sus padres
En 2013 habrá un déficit de 800.000 inmigrantes, asegura el consultor Alfonso Jiménez
El debate sobre el voto extranjero está al caer, dice Javier Ramírez, de SOS Racismo
El señor Wang se autobautizó Marco: quería ser el Marco Polo de los chinos en España

Se diría que el término inmigrante se ha contaminado. Hay veces que las palabras parecen perder su significado.

"No quieren que se les confunda con lo que la gente piensa que es un inmigrante, que es el de los cayucos", comenta Ricardo Montoro, director del Centro de Investigaciones Sociológicas en tiempos del PP. La reacción de Sina y Wang, dice Montoro, es natural. "Y resulta reconfortante ver que la gente que llega a un sitio se sienta ya parte de él".

El país de las oportunidades. Eso es España para muchos de los que llegaron de lejos y llegaron muy alto, los que consiguieron convertir en realidad su sueño. Detrás de la ilegalidad y la tragedia que proyectan los medios, existe una realidad silenciosa que se va imponiendo día a día: la de los inmigrantes con éxito. Dos palabras, inmigrantes y éxito, que parecieran enfrentadas en el inconsciente colectivo, pero que confluyen mucho más a menudo de lo que parece. Y cada día más.

¿Se puede hablar del sueño europeo como se habla del sueño americano? "Sí", responde Juan Díez Nicolás, uno de los expertos en la cuestión, sociólogo de 68 años autor de Las dos caras de la inmigración. "El sueño americano fue para italianos, polacos e irlandeses en los siglos XIX y XX. Ahora el sueño europeo es para marroquíes, americanos, gente de los países del este y africanos".

"Yo he encontrado el sueño americano en España. Me han dado las oportunidades y yo las he cogido". Lo dice con firmeza Ilir Sina, el ex futbolista albanés, 35 años, con ese acento donde se mezcla el deje de su lengua madre y el acento sevillano, con esa voz ronca y suave, repantingado en una butaca negra, en el despacho de su taller, en Coria del Río, a las afueras de Sevilla. Uno de sus empleados se afana en limpiar un reluciente BMW negro a punto de ser vendido, en el aire flota un olor a neumáticos nuevos y jabón.

Su gran aventura empezó en 1990. Concentración de la selección albanesa de fútbol en el hotel Los lebreros de Sevilla. Ilir y su compañero Albert Stroni, también delantero, piden permiso para salir a dar una vuelta al Corte Inglés. Es la última vez que sus compatriotas vuelven a verlos. Piden asilo político, su caso sale en todos los periódicos, boom político-futbolístico, el Betis quiere ficharlos, la FIFA les obliga a volver a Albania para poder seguir con su carrera deportiva, ellos no se plantean la marcha atrás ni por asomo ("me hubieran mandado directo a la cárcel"), la FIFA les cierra la puerta al fútbol profesional. Ilir tiene entonces 18 años. "Albania era diez veces peor que Cuba: no te daban pasaporte, no te dejaban entrar ni salir, censura, televisión controlada, nula libertad de expresión, yo necesitaba desarrollarme sin fronteras", recuerda.

Tras un año y medio como profesor de gimnasia en un colegio público de San Juan y seis meses con los pies encharcados, lavando coches 12 horas al día, Ilir ataca su primer negocio. Compra un coche de lujo usado en Italia, lo vende en España. Hoy vive en una urbanización de lujo, tiene un porsche, vende 200 vehículos usados de alta gama al año, invierte en pisos que luego reforma y revende (5 por año) y tiene proyectado un hotel de tres estrellas en unos terrenos que posee en Mairena.

En 2010, es decir, a la vuelta de la esquina, el 20% de la población activa será inmigrante, pronostica Alfonso Jiménez, socio director de la consultora People Matters y autor del libro Inmigración y Empresa. Calcula que en 2013 habrá pleno empleo y que en 2015, el déficit de inmigrantes será de 800.000 trabajadores. "El futuro de España tiene mucho que ver con cómo gestionemos la cuestión de la inmigración y lo que hay que hacer es adecuar su llegada a la demanda de las empresas". Los que han llegado, explica, se han colocado en los trabajos que los españoles no querían, y la clave es ver qué sectores necesitan de esa mano de obra y qué cualificación se requiere. Hoy por hoy, la presencia de inmigrantes con titulación superior es, en términos estadísticos, "absolutamente marginal", asegura. Y algo tendrá que ver lo difícil que se lo ponen en algunos casos, a juzgar por el auténtico via crucis que tuvo que soportar la ecuatoriana Jessica Jiménez para poder ejercer como dentista.

Volver a estudiar. Durante tres años y medio. Ella que tenía su título, que había ejercido en el centro más importante de Quito, el Hospital Eugenio Espejo. Pues nada. Atrapada en el laberinto burocrático si no tienes papeles no te homologan el título, tardó dos años en conseguir permiso de trabajo y residencia y entonces llegó la vuelta al cole: tres años y medio de estudios para cubrir presuntas carencias, con exámenes cada seis meses en Barcelona, viviendo ella en Madrid. "Los exámenes eran demasiados exigentes, estaban llenos de preguntas capciosas". Se tuvo que estudiar el libro de Odontología de cabo a rabo. "Palabra por palabra, coma por coma". 300 páginas, un año y medio. Amén de fregar suelos y trabajar en clínicas como secretaria durante cuatro años para ir tirando. "Fue una frustración muy grande, pero estas cosas te hacen crecer como persona, te enseñan a ser humilde".

Jessica huyó de Ecuador en 1999, después del violento atraco en el Delicatessen que regentaban sus padres y tras la devaluación del sucre, que le supuso ver cómo sus ahorros en dólares, de la noche a la mañana, pasaban a tener 1/3 de su valor original. Ella tenía una clínica en Quito, pero no le veía futuro. Soñó con un centro en Europa. La placa acreditativa de su título homologado preside, grandilocuente, la puerta de su consulta, en Legazpi, Madrid. Ella abre la puerta, ella atiende el teléfono, ella extrae las muelas.

Al final del pasillo de la consulta, una puerta da acceso a la vivienda: una habitación para su madre, otra para ella, y una cocina. Jessica tiene 41 años, habla despacio y suave y luce una cabellera rubia opaco. Acaba de nacionalizarse y asegura que el día que juró la Constitución es uno de los más emocionantes de su vida. Dice que regularizaciones como la de 2005, la más grande de la historia (700.000 personas), son "un milagro, una bendición". "Para nosotros, Zapatero es lo máximo".

Jessica, que ya lleva siete años en España, que invierte todo lo que gana en su consulta y paga sus impuestos como una más, confía en poder votar el día que le entreguen su DNI. Javier Ramírez, portavoz de SOS Racismo, dice que el debate sobre el voto extranjero está al caer: "Viven y duermen en nuestros barrios, van a ser españoles, pagan impuestos y seguridad social y en cuanto han pasado la etapa en que la prioridad son los papeles, quieren ser considerados como cualquier otro ciudadano, reclaman sus derechos".

Como el derecho a una buena educación para sus hijos. Es lo que reclama Wang, hombre de negocios chino que lleva 21 años en España y hoy vive en una lujosa urbanización de las afueras de Madrid. Casado, con tres hijos, todos de nacionalidad española.

Wang llegó a España con 36 años, cinco dólares en el bolsillo y la intención de triunfar como músico. Vino convencido de que los europeos eran unos señores que iban por la calle con chaqué, sombrero y bastón. Los ojos se le salían de las órbitas al ver que todo el mundo se paseaba en vaqueros.

Director de orquesta y compositor clásico, tardó año y medio en tomar la decisión más dolorosa de su vida: dejar la música. "En China, la gente que se dedica a la música pertenece a una categoría social alta. En Europa, la mayoría, a la categoría baja". Wang llegó a colaborar con orquestas y participó en la grabación de un disco de Loquillo. Eso sí, por las noches fregaba platos. Y de pronto, ting, se le encendió la bombilla: su futuro era el comercio. Se autobautizó Marco. Quería ser el Marco Polo de los chinos en España.

Empezó por los relojes. Pero con lo que se forró, ting, fue con las bombillas. Las bombillas de navidad. "Aquí eran muy malas". Se hizo con el mercado. Ahora edita El Mandarín, diario en español "para que los españoles comprendan a los chinos"; El Ohua, diario en chino "para que los chinos entiendan a los españoles"; fabrica en China placas solares con tecnología española y recicla residuos para obtener materiales de construcción, entre otras muchas cosas. En su oficina, en un polígono cercano a Mercamadrid, la gran mayoría de los 30 empleados que trabajan con él son españoles.

Dice que los periódicos exageran en el tema de los talleres chinos clandestinos, que son muchos los sitios donde la gente trabaja sin contrato, en la M-30, por ejemplo. Jessica Jiménez, la odontóloga, también justifica la existencia de clínicas odontológicas clandestinas. "¿Por qué a los odontólogos latinoamericanos, muchos de ellos, profesores universitarios, incluso, les ponen tantas trabas para homologar el título y les hacen sentir como delincuentes mientras que a cualquier español en América se le dan todas las facilidades?".

Mauro Vega también tuvo que superar obstáculos para abrise paso en el mundo de las joyas. Colombiano de 34 años, un día abrió un mapa, cerró los ojos y dejó que el dedo buscara un destino al azar. Cayó sobre Barcelona. El propio azar le acabó conduciendo al gremio de los joyeros y ha conseguido poner en marcha una colección propia luchando contra todos los prejuicios que existen contra los originarios de su país: colombiano = coca.

De dar con sus huesos en una pensión húmeda de las Ramblas de Barcelona hace cinco años a recibir hace unos meses la llamada del banco para ofrecerle una hipoteca de 60 millones vistos los movimientos de su cuenta, hay un trecho y mucho trabajo.

"Muchos inmigrantes vienen con la idea de volver a sus países", dice con su impecable afeitado y su chaqueta blanca. "No es mi caso. Yo vine con ganas de dar, de quedarme sin ser una carga, de aportar algo a esta sociedad. No le voy a hacer trampa en un solo céntimo al país que me dio mi oportunidad".

Marco Wang llegó a España con 36 años y cinco dólares. Ahora es editor de dos periódicos.
Marco Wang llegó a España con 36 años y cinco dólares. Ahora es editor de dos periódicos.C. M.
El colombiano Mauro Vega se dedica al negocio de las joyas y ya ha conseguido poner en marcha una colección propia.
El colombiano Mauro Vega se dedica al negocio de las joyas y ya ha conseguido poner en marcha una colección propia.CRISTÓBAL MANUEL

Jessica Jiménez

Española de origen ecuatoriano, de 41 años, odontóloga con consulta propia en Madrid.

- Lo mejor de España: "La libertad, la tolerancia, por ejemplo, con los homosexuales".

- Lo peor: "Demasiado consumismo".

- Una petición:"Que Ecuador llegue a ser un país desarrollado".

Ilir Sina

Albanés, de 35 años, compra y vende coches usados de alta gama en Sevilla.

- Lo mejor de España: "La gente".

- Lo peor: "No le veo nada negativo".

- Una petición:"Que se produzca un matrimonio perfecto entre católicos y musulmanes".

Mauro Vega

Colombiano, de 34 años, joyero con colección propia afincado en Barcelona.

- Lo mejor de España: "Es el paraíso de las oportunidades".

- Lo peor: "Hay mucho racismo".

- Una petición: "Que sefacilitenlos trámites burocráticos".

Marco Wang

Chino, 57 años, empresario especializado en energías renovables.

- Lo mejor de España: "Es un país simpático para los inmigrantes".

- Lo peor: "Mal nivel educativo, pocas actividades extraescolares".

- Una petición: "Que permitan a los fabricantes chinos venir a producir aquí"

La sobredimensión de las pateras

LA RIQUEZA por habitante en España creció un 2,6%, en vez de retroceder un 0,64% anual, entre 1995 y 2005, gracias a la contribución de los inmigrantes. Y sin embargo, la imagen que más se proyecta de ellos suele tener una cierta aura de negatividad. "Hay un foco unidireccional de los medios hacia la llegada de cayucos y pateras y eso hace daño, no se visibiliza la realidad de los inmigrantes", dice Estrella Rodríguez, directora general de Integración de los Inmigrantes, "hay más realidades positivas, ellos son savia nueva, aportan mucho".

El número de extranjeros empadronados, según el Instituto Nacional de Estadística alcanza ya los 3,88 millones, un 8,7% del total de la población. ¿Los tres colectivos más numerosos?: 535.000 marroquíes, 400.000 ecuatorianos y 380.000 rumanos.

Javier Ramírez, de la ONG SOS Racismo, comparte la opinión de Estrella Rodríguez: "La visión de la avalancha, la sobredimensión del fenómeno de las pateras puede crear miedo y favorecer el racismo y la xenofobia".

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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