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Reportaje:gente

Berlusconi, un soltero de vacaciones

El mandatario italiano pasa unos días con su hija y sus nietos en Villa Certosa

Se lo había prometido a su hija y mantuvo su palabra. Silvio Berlusconi se concedió unos días de descanso durante el abrasador verano de la política italiana. Aprovechó la festividad del Ferragosto -el 15 de este mes, que la tradición manda santificar con una abundante comida familiar, digna de Nochevieja- para visitar a la joven Barbara en Villa Certosa. La hija mayor del Cavaliere y de su segunda mujer, Veronica Lario, se encuentra en la finca de Porto Rotondo, en la isla de Cerdeña, con su marido Giorgio Valaguzza y sus dos hijos, Alessandro y Edoardo.

Al aterrizar, el magnate confesó querer quedarse por un fin de semana largo. Podría ser la última ocasión para estar juntos en la faraónica propiedad -que cuenta con 80 hectáreas de terreno y 4.000 metros cuadrados construidos, de los que 2.600 corresponden a la mansión principal- ya que el jefe del Ejecutivo la puso a la venta a principios de julio. El precio: 450 millones de euros. Evidentemente la villa le trae algún mal recuerdo: allí, el paparazzo Antonello Zappadu le pilló en compañía de algunas jóvenes muy poco vestidas. Las fotografías, que publicó en exclusiva EL PAÍS, provocaron un fuerte terremoto político. Además, claro, de desencadenar su separación.

"Vine hasta aquí para ejercer de abuelo y no para hablar de política", zanjó con los periodistas que le esperaban en el aeropuerto de Olbia a su llegada. Y, arropado por su escolta se metió en el coche blindado que le esperaba. Pero más tarde, como era de esperar, alguna frasecita se le escapó. Mientras daba un paseo vestido de lino por el centro de Porto Rotondo, un admirador le paró para aconsejarle que no tirase la toalla. "Claro que voy a aguantar con fuerza", contestó Berlusconi. "Pero los cementerios están llenos de personas que se consideraban indispensables". Y venga una carcajada. "Estoy sereno y tranquilo", no paraba de repetir, mientras abrazaba a la gente y se dejaba fotografiar.

Se trata de las primeras vacaciones que pasa separado de su última mujer, a quien paga religiosamente 300.000 euros al mes y que ha pasado una temporada tomando el sol en Formentera. Él, preocupado por los líos que atormentan a su Gobierno, se ha concedido solo unos pocos días de distancia de la capital. De hecho, la muerte del ex presidente de la República Francesco Cossiga, que falleció ayer, obliga al primer ministro a volver a toda prisa a Roma para estar presente en su funeral.

Silvio Berlusconi con uno de sus nietos y su hija en Cerdeña.
Silvio Berlusconi con uno de sus nietos y su hija en Cerdeña.GTRES

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