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Reportaje:MODA

Furor plástico

Naiara Galarraga Gortázar

Las chanclas multicolores que sedujeron a Israel el verano pasado son ya tan del país como desayunar ensalada. Son feas a rabiar. No pesan nada. Son comodísimas. Proliferan en la playera Tel Aviv, han hecho furor entre los colonos de la Cisjordania ocupada y hasta algunos judíos ultraortodoxos las calzan en el Muro de las Lamentaciones para escándalo de los defensores de la modestia; y eso que prefieren la versión discreta, en negro. Los Crocs (de cocodrilo, en inglés) nacieron en Canadá, pero los israelíes han encontrado en ellos la horma de su zapato. Aquí vestir desaliñado es norma, pocos, aparte del primer ministro, se someten a la corbata

y llueve poco, con lo que los agujeros no son problema. Estos zuecos de resina, a 199 shekels (35 euros) el par, son una epidemia que se extiende sin publicidad. La única sombra del idilio es que la justicia investiga al importador israelí por inflar el precio.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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