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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Lírica de la violencia

Javier Ocaña

Cuando se dice que en España se vive un momento de auge del documental, algunas voces resuenan afirmando que en realidad buena parte de lo que se estrena en salas no son más que (malos, buenos, regulares) reportajes televisivos disfrazados de película. Por eso la llegada de la magnífica Réquiem por Billy el Niño resulta tan ejemplarizante sobre las características que convierten un reportaje en un documental, y a éste en una película de ficción basada en una historia real.

Partiendo de la figura de William H. Bonney, alias Billy el Niño, cuatrero del salvaje Oeste americano suficientemente conocido por el cinéfilo, Anne Feinsilber traza algo más que el retrato de un personaje histórico. A través de una originalísima unión de elementos narrativos, la directora, guionista y narradora estadounidense consigue en diversos pasajes de su primer largo confeccionar una poesía de la violencia tan lacónica como deslumbrante. Billy el Niño es un misterio en sí mismo. De hecho, en una situación que recuerda al análisis del ADN de los huesos contenidos en las tumbas de Cristóbal Colón, dos poblaciones distintas de Nuevo México se disputan no sólo sus restos sino también su identidad. Lo que lleva a una parte de la película a intentar descifrar el aprovechamiento económico de una figura mítica por parte de un pueblo.

RÉQUIEM POR BILLY EL NIÑO

Dirección: Anne Feinsilber. Intérpretes: Kris Kristofferson. Género: documental. EE UU, 2006. Duración: 86 minutos.

Feinsilber entrevista a tirios y troyanos, a los sheriffs y alcaldes actuales, y a algunos de los descendientes de los pistoleros que vivieron junto a Billy. Así, con todo ello se va conformando un auténtico estilo de vida: el del vaquero americano, personalidad anclada en el pasado que defiende el uso de las armas en pleno siglo XXI con unos argumentos basados en la tradición, esta vez mucho mejor narrados de lo habitual. Tanto que llevan al amante del western a una encrucijada, en la cual el síndrome de Estocolmo a punto está de hacer mella en sus convicciones.

La conjunción de entrevistas, paisajes, música, versos y secuencias de El zurdo (Arthur Penn, 1958) y de Pat Garret y Billy the Kid (Sam Peckinpah, 1973), quizá las dos mejores películas sobre el personaje, unida a unos deslumbrantes diálogos entre la narradora y el propio Billy, seducen al espectador como un épico disparo entre ceja y ceja narrado a la velocidad de la lírica.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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